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El avance de las pantallas planas

Los fabricantes de televisores de plasma trabajan para recuperar a los clientes que les roba el LCD.

BLANCA SALVATIERRA

Cuenta la leyenda que cuando la BBC comenzó a transmitir imágenes de forma regular, en 1929, no creía que este tipo de emisiones tuvieran futuro. Con 30 líneas de definición (las pantallas actuales permiten hasta 1.080), los detalles de las imágenes apenas eran visibles. Esto no impidió, sin embargo, que el público se emocionase ante el proyecto.

Ese mismo año se vendieron 20.000 televisores en Europa, una cifra revolucionaria, que hoy queda eclipsada por los más de 1,6 millones de unidades vendidas en lo que va de año sólo en España, y en pantallas de plasma y LCD, según datos de la consultora Gfk. Esta compañía prevé que, a finales de año, un 25% de los hogares españoles tenga un televisor de este tipo.

Los fabricantes auguran que las pantallas de plasma aún tienen un gran futuro, pese al avance del LCD. Según Gfk, en España se venden en este momento 17 pantallas LCD por cada una de plasma. Como causa de este descenso en las ventas, los expertos apuntan a que, tradicionalmente, las pantallas de plasma se asociaban a un gran tamaño, algo en lo que las LCD ya las han igualado.

Un jefe de producto de los televisores de Panasonic, Jordi Rincón, cree que el aumento en la demanda de este tipo de pantallas se debe a que los precios están bajando “y los televisores de 32, 37 ó 42 pulgadas son más accesibles”.

Alternativas a largo plazo

Plasma y LCD son dos tecnologías que deberían coexistir en función de las necesidades del usuario. Pero lo harán por poco tiempo. Los expertos vaticinan que las pantallas OLED sustituirán al LCD. Su coste es menor y apenas consumen energía, aunque los investigadores aún siguen pensando cómo mejorar su vida útil.

Expertos de la Universidad de Houston (EEUU) trabajan en el desarrollo de la nanopantografía que, según ellos, podría hacer que las LCD quedaran obsoletas. Cuentan con nanotubos de carbono que crean una imagen de mayor resolución que el LCD. Quienes la desarrollan consideran que esta tecnología podría comercializarse en 10 años.

PLASMA - Buena relación entre el tamaño y el precio

Precio: parece la opción más cara, pero se debe a que se comercializa de forma mayoritaria en grandes formatos. A cambio, su precio por pulgada es más bajo que el del LCD, aunque cada vez hay menos diferencia.

Longevidad: la esperanza de vida de una pantalla de plasma varía en función del fabricante. Su  tecnología crea la imagen por la combustión de partículas de fósforos activadas por una descarga eléctrica. Con el tiempo, se van agotando, dando lugar a imágenes más apagadas. 

Duelo en la cumbre: las pantallas de plasma disminuyen su rendimiento en zonas de gran altitud. Ello se debe a que los gases que se encuentran en cada píxel se ven afectados por el descenso de la presión atmosférica, lo que hace más difícil su conversión a plasma.

Ángulo de visión: aunque los fabricantes de LCD trabajan para que el ángulo desde el que se ven perfectamente las imágenes se acerque lo más posible a los 180º, en este caso, las pantallas de plasma ofrecen mayor amplitud.

Calidad de la imagen: ofrece una calidad de contraste incomparable a la del LCD, con lo que se consigue un color negro perfecto. No obstante, no es recomendable adquirir un plasma si éste va a reproducir imágenes estáticas. Puede provocar lo que se conoce como ‘efecto quemado’, aunque los fabricantes ya han logrado reducirlo considerablemente.

LCD - Menos consumo de electricidad y mayor duración 

Consumo: un LCD consume un 30% menos de electricidad que su competidor. Además, su vida útil casi duplica a la de las pantallas de plasma, acercándose a las 60.000 horas.

Imágenes en movimiento: algunos LCD tienen un tiempo de respuesta elevado, lo que se traduce en problemas para reproducir imágenes que se mueven muy rápido, dejando halos o estelas.

Variedad de tamaños: estas pantallas han ampliado su tamaño, acercándose al plasma, pero a la vez mantienen su reinado en los pequeños formatos, desde 15 pulgadas en televisores e incluso desde dos en dispositivos como cámaras digitales o reproductores portátiles.

Hacia un precio reducido: las pantallas LCD más pequeñas han reducido progresivamente su precio porque cuanto mayor es su producción, más reducido es su coste. Eso hace pensar que cuando las LCD de mayor tamaño empiecen a demandarse más, también se recortará su precio.

Puntos en pantalla: tanto el LCD como el plasma son susceptibles de la pérdida de píxeles, pero hay muchas más posibilidades de que suceda con las pantallas LCD. Los píxeles muertos son puntos que permanecen siempre encendidos o apagados y es imposible repararlos.

Áreas oscuras: el potente contraste de las pantallas de plasma deja en mal lugar a las LCD, que en buena parte de los casos no pueden mostrar un negro perfecto.

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