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Los militares incomunican Birmania

Los discretos mensajes chinos han hecho efecto sobre la Junta Militar, que hoy no ha respondido con balas a las protestas de monjes y civiles en Mandalay

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La Junta Militar birmana parece haber escuchado los discretos mensajes que le llegan de China. O moderan la violencia contra la población de los tres últimos días o la presión internacional contra el régimen de Than Shew será mucho mayor. La prueba es que en Mandalay, la segunda ciudad más importante de Birmania, los soldados decidieron por primera vez no responder con balas a una protesta multitudinaria de monjes y civiles. Dieron la media vuelta y se marcharon.

También ayer, el Gobierno de Rangún permitió la entrada en el país del representante especial de la ONU, Ibrahim Gambari, quien desde el miércoles permanecía esperando en Bangkok. Sin embargo, la represión militar no ha cesado. A primeras horas de la mañana de ayer, camiones cargados de tropas asaltaron las oficinas del principal proveedor de Internet del país, situadas en la Universidad de Rangún, y cortaron todas las comunicaciones. Birmania quedó aislada del mundo. Los cibercafés han sido clausurados y el teléfono no funciona desde hace días.

A partir de ahora, la información resulta difícil de contrastar. El balance real de la represión se desconoce. El embajador de Australia, Robert Davis, aseguró a la cadena estadounidense ABC que el número de muertos en las revueltas de los últimos días 'puede superar los cien'. La emisora Voz Democrática de Birmania, con sede en Oslo y convertida por la disidencia en su altavoz informativo desde el inicio de las revueltas, aseguró que las protestas se sucedieron ayer en Rangún aunque con menor intensidad que en días anteriores.

Templos cercados

Las tropas mantienen acordonados los alrededores del templo de Sule donde el jueves se produjeron los incidentes más graves. Un grupo de 5.000 manifestantes que intentaba acceder al centro religioso fue disuelto con pelotas de goma.

En el centro de la capital, los soldados abrieron fuego contra otro grupo que pedía el fin de la represión con el balance de dos heridos. La situación en el resto del país es muy confusa. Algunos testigos dijeron que 300 monjes de Mandalay fueron arrestados y que 30.000 civiles evitaron que los militares detuvieran a otros 200. Por otro lado, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, en sus siglas en inglés) dio cuenta ayer a través de una teleconferencia de la violación sistemática de los derechos humanos practicada en Birmania. Las pruebas aportadas por esta organización son fotografías de satélite donde se aprecia con nitidez la evacuación forzada de campesinos y la destrucción de sus casas para construir campos militares.

Según la AAAS, estas fotografías muestran el movimiento de tropas en 25 puntos del este birmano. 'Hemos encontrado evidencias de la desaparición de 18 poblaciones', aseguró Lars Bromley, responsable de la investigación.

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