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Plástico crítico

El uso de la Barbie en contenidos y espacios adultos se extiende como fórmula de denuncia social

ISABEL REPISO

Sacar a Barbie del contexto infantil equivale a elaborar una crítica social. Recientemente la página digital Boingboing se hizo eco de las últimas novedades sobre la muñeca. A simple vista, algo normal, si no fuera porque el sitio ahonda en las aventuras sexuales de la muñeca. Los visitantes todavía pueden acceder a la tórrida escena activando el icono play del videoclip del single Pornografía. Detrás de él se esconde el grupo sevillano Trisfe y el realizador Joaquín León. “La pieza fue censurada en Youtube, donde se lanzó en un primer momento”, alega.


La motivación que le impulsó a fantasear sobre las intimidades de Ken y Barbie fueron los anuncios tradicionales. “Quería bromear sobre la tensión sexual que durante más de medio siglo se ha obviado en sus spots. Él se monta en su descapotable, pasa a buscarla tras un agotador día de compras y ahí se corta el anuncio”.


Más allá de ironizar sobre el lenguaje publicitario, León quiso “ridiculizar el gag típico de las pelis pornográficas”. Dos denuncias que se condensan en algo más de cuatro minutos de videoclip y que culminan en una supereyaculación. “Ken lleva 50 años conteniéndose”, bromea León. El vestuario del clip, a cargo de Ana Romero, demuestra que la rubia cincuentona sigue estando a la última y lleva la ropa íntima del mismo color que el vestido que se quita.


Pareja conservadora
Las paredes del cuarto (con flores rojas) perpetúan el mito ñoño que persigue a la muñeca y por supuesto la pareja tampoco innova respecto al lugar del idilio: la cama, para más señas con él encima y ella debajo. León, vocalista de Trisfe, puntualiza que “el clip no pretende ser polémico”. Pero este video no es la única manifestación artística polémica.


La mallorquina Laetitia Bermejo lanzó hace tres años el pack Barbie en Afganistán, en la galería de arte del Palau (Valencia). “La hija de una amiga tenía juguetes de Barbie que identificaban Chile con un mundo de equitación, salir de compras e ir de gala. Ello implica una desconexión total con la realidad, los desaparecidos y la tortura”. Esta reflexión la llevó a una conclusión decisiva: “Si hay que descubrir el mundo, descubrámoslo a lo bestia”. Con este fin, la pintora preparó toda una gama de productos Barbie tomando como referente los bombardeos sobre Afganistán. Con ello, quiso denunciar “un consumo desprovisto de contenidos reales y un ideal de perfección que no comunica nada”.

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