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Ángel Gabilondo invita en "Alguien con quien hablar" a buscar el calor de las relaciones humanas

EFE

El filósofo y rector de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Angel Gabilondo, invita en su libro "Alguien con quien hablar" a buscar el calor en las relaciones humanas a través de "la palabra cercana y del afecto", esa que atisba cuidadosa y a veces "llega a lo más intocable del otro".

En una entrevista con EFE, el nuevo presidente de la Conferencia de Rectores y catedrático de Metafísica explica que este libro se remonta a cuando empezó a acudir a programas de radio y descubrió una comunicación más directa con el público, distinta a la que estaba habituado en los circuitos universitarios.

"Las cartas que recibía y los ecos de mis artículos en medios de difusión menos especializados, me animaron a juntar estos textos, y "Alguien con quien hablar" (Aguilar) reúne los que aparecieron en la revista "Pchycologies", reclamando espacios y relaciones en las que poner en juego los sentimientos desde la implicación de cada uno con su palabra.

"En una sociedad muy aislada, de supervivientes, encontrar ese espacio común es una necesidad determinante", asegura Gabilondo y recalca que para vivir no sólo hay que salir adelante por sí solo como explican tantos libros de autoayuda, sino que necesitamos la proximidad de los otros y la palabra afectiva es la que tiene más alcance en esto.

"La palabra nos acerca, nos relaciona, nos vincula y muestra en ocasiones la distancia irreductible", afirma.

En uno de sus artículos, "Las yemas de los dedos", dice que las cosas que se quieren de verdad nunca se poseen y así otro se titula "Lo que no acaba de llegar", pues vivimos buscando y reivindicando la caricia y la cercanía. "Propongo -dijo- reconocer la dignidad de los afectos, reivindicar concepto en las emociones".

Gabilondo piensa que quizás una cierta educación nos ha llevado a ocultar sentimientos o intimidad, pues "aunque en la televisión se cuentan muchas cosas, nadie acaba de decir quien es él de verdad, y eso hace que este libro corra el riesgo de parecer pedante o ñoño".

"Pero he preferido arriesgarme, porque me parece que es indispensable el que la palabra libere su enigmática verdad, que salga esa palabra acallada por contextos sociales o políticos, pero también silenciada por el miedo de cada uno a decir y a enfrentarnos con nosotros mismos y con las realidades de la vida".

Para Gabilondo, el gran desafío del que habla está en esa palabra -verdad- que "con todo su misterio, sin saber muy bien a veces cuál es en última instancia lo que eso sea, tiene que ser justa y decir la verdad".

Y asumir la propia fragilidad ante los demás -no debilidad- requiere "ser muy valiente", una entereza y una integridad que son muestras de coraje público y cívico, pues hay que ser muy fuerte para aceptar ante los otros que uno vive inseguro, que es frágil porque necesita escuchar, aprender, cultivarse y crecer con ellos, añade.

Su libro reivindica ese decir compartido y de ahí que se titule "Alguien con quien hablar", y no Alguien "a quien" hacerlo.

Y si lo que permite la comunicación es lo que nos es común, "a menudo se nos hace tener en común cosas que no son lo que más nos desafía o nos interesa, que no nos llaman tanto la atención como esta búsqueda personal, esta soledad constitutiva con la que hay que vivir, esta necesidad del afecto del otro que todos necesitamos compartir", reitera.

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