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Epi, Blas y los demás (depravados)

Se reeditan en DVD, “solo para adultos”,  los primeros episodios de Barrio Sésamo.

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Gracias a su reedición en DVD, los nostálgicos pueden disfrutar de los primeras dos temporadas de la mítica serie Barrio Sésamo. Pero si han pensado compartirlo con sus hijos, antes lean la letra pequeña de la tapa: “Los primeros episodios de ‘Sesame Street’ son para mayores y podrían no ser adecuados para los preescolares de hoy”.

Parece que el motivo es que los pequeños de hoy, educados con dibujos de Disney edulcorados, no entenderían el comportamiento políticamente incorrecto de algunos de los personajes.

¿Y qué hacían?  Pues Epi y Blas compartían un apartamento algo destartalado, el monstruo de las galletas iba camino de la diabetes por su incontención y salían escenas tan poco educativas como la de un episodio de 1969: una pequeña e inocente niñita (Sally) se va a casa de un extraño cogidos de la mano. Aunque solo quería presentarle a su mujer e invitarle a galletas… “podría haber querido cualquier cosa”, cita The New York Times entre otros ejemplos desternillantes.

Puestos en ese contexto, se podría reprochar a la rana Gustavo, el reportero dicharachero de Barrio Sésamo, que no fuese demasiado estricto en la búsqueda de fuentes fiables para sus informaciones. De hecho, se dedicaba a reventar sistemáticamente los finales de los cuentos de hadas.

Todo esto que suena a broma estúpida, no lo es: Carol-Lynn Parente, productora ejecutiva de la serie, explica a The New York Times el “modelo equivocado” de comportamiento del Monstruo de las Galletas, sin duda el peor de todos. En la parodia ‘Monsterpiece Theather’ fumaba en pipa y después se la comía, “por lo que se rehicieron las escenas sin pipa y finalmente las eliminaron todas”.


También vuelan por Internet rumores sobre la homosexualidad de Epi y Blas o el consumo de estupefacientes de la gallina Caponata. Si sigue la paranoia, al final se hará realidad las sospechas de la web Bert is Evil, que desde los hace ya mucho situaba a Blas en la escena del asesinato de Kennedy, como colega de Hitler o militando en el Ku Kux Klan.

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