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Por qué tener hijos acorta la vida

Cumple cincuenta años una teoría que explica los achaques de la vejez como compensación de las ventajas de ser joven.

JAVIER YANES

Envejecer resulta algo tan natural que es raro preguntarse por qué ocurre. Todo organismo vivo sufre un desgaste que resulta inmediato asociar a los achaques que preceden a un fallo de funcionamiento fatídico e irreversible.

Sin embargo, no todas las especies pueden echar la vista atrás en sus años dorados con la misma longitud de miras. Hay especies efímeras, insectos que en el nombre llevan su destino, cuya vida adulta dura menos de un día. En el otro extremo, la tortuga Harriet, transportada a Europa por el mismísimo Charles Darwin, murió en el año 2006 en un zoo australiano a la provecta edad de 176 años.

El mismo Darwin que cargó a la tortuga bebé en las bodegas del Beagle se inspiró en las teorías del economista Thomas Malthus para explicar por qué en la naturaleza no había lugar para todos, sino sólo para los más aptos.

La tendencia de la población a crecer, indicaba Malthus, es geométrica, mientras que los recursos a disposición de esa población únicamente aumentan en progresión aritmética. Los organismos se enfrentan así con una competencia por los recursos, que cada vez parecen relativamente más escasos.

En 1952, Peter Medawar observó que, a lo largo de esta eterna competición, las mutaciones perjudiciales que se manifiestan en la vida temprana son propensas a desaparecer, ya que los individuos que las padecen serán derrotados en la carrera por la reproducción.

Por el contrario, las mutaciones dañinas que se muestran al final de la vida se conservan inalteradas por la selección natural, porque los ejemplares que las llevan han tenido ocasión de transmitirlas asu descendencia antes de que se declaren los efectos negativos. Para Medawar, esta acumulación progresiva de mutaciones de acción tardía no es otra cosa que lo que llamamos el envejecimiento.

Pleiotropía antagonista

Un lustro después, hace exactamente cincuenta años, el biólogo estadounidense George Williams propuso una inspirada teoría: la pleiotropía antagonista. Pleiotropía hace referencia a la influencia de un mismo gen sobre distintos rasgos.

Para Williams, las mutaciones nocivas de acción tardía no pasan simplementedesapercibidas al fino tamiz de la selección natural, sino que el mecanismo evolutivo puede favorecerlas si tienen un efecto contrario, beneficioso, en la etapa juvenil de la vida.

Williams establece así un sistema de cambalache, de compensaciones, que explica la perpetuación evolutiva de ciertos genes que en la
vejez causan problemas precisamente porque en la juventud comportaron, de hecho,alguna ventaja.

La hipótesis de Williams es aplicable a numerosos casos identificados, como la acción de la testosterona, que en los hombres jóvenes fomenta la reproducción y en los ancianos aumenta el riesgo de cáncer. En las otras especies comolas moscas, aquellas que se reproducen con más eficacia e intensidad a edades tempranas son menos longevas.

 Lo anterior, curiosamente, es aplicable incluso a los humanos

En el año 1977, Thomas Kirkwood formuló la teoría del soma desechable: el organismo debe elegir en qué invertir sus limitados recursos. Dicho de otro modo, demostrando que incluso en biología tienen aplicación los refranes: quien mucho abarca, poco aprieta.

Dos de estas opciones alternativas son longevidad y reproducción; vivir más o dispersar la semilla. En 1998, Kirkwood publicó en Nature un análisis de datos de longevidad y reproducción en la aristocracia inglesa, encontrando una consistente correlación inversa: las mujeres con más hijos y las que alumbraron a edades más tempranas vivieron menos.

Dos años más tarde, un estudio exhaustivo confirmaba las conclusiones con datos de 153 países. Según los autores, incluso descontando la influencia del desarrollo y las condiciones de vida en cada país, fecundidad y longevidad son excluyentes.

Con todo, todavía hay motivos para la esperanza.Williams nació en 1926. En 1951 se casó con Doris, su ayudante. Ambos viven. Y tuvieron cuatro hijos.

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