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ETA critica el "muro" que supone la Constitución en el "proceso de negociación" con el Gobierno

EFE

ETA cree que la Constitución española es un "muro" en el "proceso de negociación" con el Gobierno, en una entrevista que hoy publica el diario "Gara", cuyo contenido ha despertado el desdén y el rechazo unánime de toda la clase política.

A través de un miembro que no se identifica, la banda terrorista pide a los socialistas que reflexionen sobre las "consecuencias que acarreará" insistir en la represión y no ahorra críticas al lehendakari por su propuesta de consultar a la ciudadanía, que califica como un "nuevo fraude".

Al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le acusa tomar "la misma senda" de sus antecesores, Felipe González y José María Aznar, y le reprocha haber "perdido una oportunidad inmejorable para reformar el Estado fascista que gobierna".

Augura "largos años de conflicto", para luego vaticinar que, de forma gradual, "antes o después tendrán que volver a ese camino" de la negociación.

ETA asegura que su apuesta política es la misma que hizo la izquierda abertzale: "El marco autonómico para los tres territorios" del País Vasco, entendido como "primer solar en el camino hacia la creación de un estado".

Tras la publicación de esta entrevista, fuentes del PSOE se han remitido hoy a las declaraciones efectuadas ayer a Efe por el portavoz del grupo socialista en el Congreso, Diego López Garrido, quien avisó a ETA de que no conseguirá nada por la vía de la violencia.

"Sobre las cosas que diga ETA no hay nada que comentar", dijo López Garrido, antes de asegurar que no hay que "hacer de altavoz" de los terroristas.

En su opinión, "el Estado de Derecho no ha bajado la guardia" y "no lo va hacer ahora en su momento de mayor fortaleza" gracias a la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a la cooperación internacional.

Desde Bilbao sí ha hablado hoy el portavoz del PSE-EE en el Parlamento vasco, José Antonio Pastor, para señalar que no hay que comentar las "locuras asesinas" de ETA, "una banda de fascistas" a la que "le molesta profundamente" el ejercicio de la libertad política.

Tampoco el Gobierno vasco ha querido dar importancia a la entrevista y fuentes consultadas por Efe se han limitado a recordar que la sociedad ya "le ha dicho a ETA todo lo que le tenía que decir".

Las palabras más duras ha partido del secretario de Justicia del PP, Ignacio Astarloa, si bien han sido para lamentar la respuesta del Gobierno a ETA a lo largo de esta "disparatada" legislatura, en la que se "se ha pasado de la derrota" a la "negociación".

Aunque también ha convenido con otros dirigentes políticos en que es "irrelevante" lo que ETA diga, ha insistido en que lo importante es "la respuesta que reciban" del Estado, que debe emplear la "máxima firmeza" para cerrar "todos los espacios de impunidad" hasta lograr su derrota, como ilegalizar a ANV y el PCTV.

Más suave se ha mostrado Leopoldo Barreda, portavoz del PP en el Parlamento Vasco, porque ha abogado por la unidad democrática ante el terrorismo etarra.

En IU, Gaspar Llamazares, ya advirtió ayer de que no hay que dar "ninguna relevancia a las reflexiones políticas de ETA", antes de reiterar a Efe que lo único que espera de la banda es que anuncie el fin de la lucha armada y su disolución.

El portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, ha constatado que ETA "reivindica para sí el papel de agente político" y "se erige en portavoz de la izquierda abertzale" que, según ha vaticinado, "no levantará la voz, sino que seguirá ese guión" marcado por la banda.

También se ha referido a la entrevista la responsable del Área de Euskera, Educación y Cultura de EA, Onintza Lasa, para decirle a ETA que "el uso de la violencia sobra y estorba para que sea sólo la voluntad de la ciudadanía la que se imponga".

El vicecoordinador de Aralar, Jon Abril, ha pedido a la izquierda abertzale que "diga a ETA que no es un activo sino un pasivo para el nacionalismo".

Para el portavoz de la presidencia de EB, Mikel Arana, la entrevista en "Gara" está únicamente dirigida a la "base social" de ETA, a quien la banda quiere imponer "su tutelaje" y ante quien trata de justificar el uso de la violencia.

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