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Las cocinas del rap nacional

Los estudios de grabación de Jotamayúscula, Griffi y R de Rumba son también responsables del auge del hip hop español

ESMERALDA MARTÍN

Ritmos rotos, bombos y cajas, vinilos rascados, pantalones cagados, oro y diamantes. Hace tiempo que el rap llegó a España para quedarse y, alguna que otra década más tarde, muchos lo señalan como uno de los aires más frescos de la escena musical española de los últimos tiempos. 

Pongamos como ejemplo de madurez de género la aparición de estudios hechos por y para raperos. Y utilicemos como casos prácticos los estudios Más Graves, con Supernafamacho y Jotamayúscula a la cabeza; Rap Solo, con R de Rumba como maestro tecnológico; y Strictly Jabugo, sobre la espalda de Griffi. Se trata de tres de los estudios de rap más relevantes de la escena española, gestionados por cuatro productores con muchas tablas y nombre escrito en letras fluorescentes, creadores de espacios propios donde grabación, producción y mezcla se entrelazan.

¿Por qué montar un estudio?
Los motivos para montar un estudio propio van desde el alto precio del alquiler de un local profesional por horas, la comodidad de tener un espacio propio o la antigua incomprensión de unos profesionales del sonido que no sabían cuál era la vaina del rap.

“Los dos primeros discos los grabamos en estudios que no entendían de hip hop, y era muy difícil trabajar con ellos: para hacer un buen trabajo tienes que haber estado ahí”, dice Griffi, apoyado por R de Rumba: “Hoy hay más peña que controla, pero antes no sabían ni por dónde coger el rap”. Algunos recuerdan con admiración los estudios D&D de Nueva York –que en paz descansen–, fuente de inspiración para muchos raperos: “Era un sitio muy de rap. Todos los grandes han pasado por ahí; tenían el sonido muy pillado”, recuerda Rumba.

Ven difícil alcanzar aquel nivel, pero por ahora con lo que hay se apañan. Eso sí, a pesar de la creciente infraestructura en España, todavía los hay que completan el proceso fuera de España, como hace Rumba con el mastering: “Me gusta más la pegada que me dan en Nueva York”.

Desgastando botones
Discos duros, micros, previos, compresores, ecualizadores, mesas de mezclas, procesadores, cajas de ritmos... Montárselo uno mismo hoy en día es cuestión de tiempo, dinero y acumulación progresiva de maquinitas. Cualquiera que tenga un ordenador decente en casa puede empezar a hacer sus pinitos en el mundo de la producción, la grabación y la mezcla. Como dice Jotamayúscula, “con los avances tecnológicos el concepto de estudio ha cambiado: con creatividad, un ordenador y un poco de dinero, muchas canciones hoy en día son números uno. El home studio se ha impuesto y muchos grandes estudios han tenido que cerrar”.

De todas maneras, detrás de tanta democratización musical y tanto do it yourself, se esconde la  necesidad de saber manejar los botones y tener estilo: “Hay gente que lleva cuatro días y se monta su estudio, pero más que valorar los estudios hay que valorar a la persona que está detrás: si no controla la película, nada”, explica R de Rumba.

Estos espacios son también territorio abonado para pulir el sonido propio, experimentar ruidos nuevos, reunirse con los amigos, “hacer el amor con música que todavía no está en el mercado, vacilar a colegas del cole con carrera... es cuestión de imaginación”, completa el Griffi.

Tampoco faltan las anécdotas, como ver a Raimundo Amador taconeando en el estudio Strictly Jabugo, o que te corten la luz justo cuando tienes a punto la copia master para la discográfica, como les pasó a los de Más Graves. Aquí toca batallar cada día, desarrollar sonido y depurar técnica.
Rentable no se sabe si son, pero viables sí resultan, y dan cancha para hacer las cosas al ritmo de cada uno: “Yo no vivo del estudio en concreto, es más bien el taller donde puedo dar forma a mis ideas y a las de más gente... Es libertad”, comenta Griffi. Poco a poco van abriendo campo y pasan de grabar a colegas a producir bajo demanda. Como explica Griffi: “Pagando, San Pedro canta...”.

LOS ESTUDIOS

Strictly Jabugo
Ubicado en la periferia de Barcelona, Terrassa, el Griffi firma algunas de las producciones más acabadas y bailongas del panorama nacional. Su rap, basado en un perfecto ensamblaje de sonidos, destila un funk bien caliente. Entre producciones y grabaciones, por sus manos ha pasado una buena ‘troupe’ de amigos, que al mismo tiempo son algunos de los artistas más destacados del rap patrio. Unos ejemplos: Tote King, Tremendo, Aqeel, Quiroga, La Mala Rodríguez, o sus propios proyectos, Solo los Solo y Chacho Brodas. El soporte fundamental de los trabajos de Griffi es su propio sello, Del Palo.

Más graves

Este estudio regentado por Supernafamacho y Jotamayúscula está en un sótano cercano a la Gran Vía madrileña. Curtidos en las filas de CPV, estos dos veteranos del rap trabajan mano a mano en el estudio: “Estamos en diferentes proyectos a la vez y vamos trabajando según la tarea del momento; uno es más creativo, el otro más mecánico”. Después de años, han firmado personalmente sus propios trabajos, y una montaña de álbumes y cortes con algunos de los nombres principales del rap español.

Rap Solo

El dj y productor de Violadores del Verso se pasa las horas del día en el estudio de grabación de Rap Solo en Zaragoza. Su sonido es el rap hardcore traspasado por una vena jazz y funk, y su estudio de grabación “es de los que tiene ruido de fondo; si te gusta lo limpio, te ralla”. Su trabajo va a parar principalmente al sello del mismo nombre, Rap Solo: Violadores del Verso, Xhelazz y el Señor Rojo han sido los principales beneficiarios de su técnica. Su idea de futuro pasa por lanzarse a la grabación de jazz y rock.

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