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New Flame: ¿Una bomba de relojería en el mar?

Los ecologistas dudan de que las 42.000 toneladas de chatarra del New Flame sean inocuas, como afirma Gibraltar

CARLOS PÉREZ

El buque New Flame descansa en las profundidades de la Bahía de Algeciras con 42.000 toneladas de chatarra en su interior. De ese material, y principalmente de su naturaleza, poco más se sabe. El Gobierno de Gibraltar se ha limitado a decir hasta ahora que no se trata de residuos contaminantes.

El ministro de Industria gibraltareño, Joe Holliday, afirmó el pasado agosto, pocos días después de la colisión con el Torn Gerturn, que el buque chatarrero transportaba “tubos de escape y otras piezas de hierro. La carga es una chatarra sin aceite procedente de Nueva York y con destino a Turquía”. Una contestación que no fue tan precisa por parte del ministro principal del Peñón, Peter Caruana, el pasado enero: “No se trata en ningún momento de baterías de coches, como se ha dicho en algunos medios de comunicación, sino de trozos de hierro”.

El director de operaciones de Titan Salvage, la empresa contratada por Gibraltar para sacar del agua al New Flame, por aquel entonces encallado, compareció junto a Caruana para ratificar que la empresa de salvamento mantenía un operativo que permitiría recoger los trozos de la chatarra mediante imanes electromagnéticos si se producían vertidos al mar.

Se trata, en definitiva, de manifestaciones públicas que aclaran muy poco qué clase de chatarra tiene el New Flame en su interior y que han acabado con la paciencia de los grupos conservacionistas andaluces. Así, la asociación Verdemar Ecologistas en Acción ha denunciado la situación ante la Unión Europea e insta a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, a que exija a Gibraltar los parámetros físicos y químicos de la carga que el buque aún tiene en su interior.

Antonio Muñoz, representante de esta asociación en el Campo de Gibraltar, ha advertido que no basta con decir que la carga no es contaminante, en referencia a Gibraltar; ni que el Gobierno del Peñón ha facilitado a España toda la información que se le ha requerido, en referencia a las respuestas de la ministra de Medio Ambiente. “La cuestión es saber de qué están fabricados esos tubos de escape o hierros, ya que, en caso de generar residuos contaminantes, pueden incluso dañar nuestros caladeros”, explica Muñoz, cuyas quejas son compartidas por los patrones mayores de las cofradías de pescadores del Campo de Gibraltar.

Por su parte, el grupo ecologista Agaden denunció ayer que el fuel del New Flame ha invadido ya el Parque Natural del Estrecho, un paraje protegido de máximo valor ambiental que se encuentra en el límite natural entre Algeciras y Tarifa, y que ya sufrió vertidos el año pasado cuando el Sierra Nava encalló en la costa algecireña. La Junta de Andalucía, sin embargo, dice que las playas están limpias.

Declarar la carga

Según Derecho Marítimo Internacional, todos los buques están obligados a declarar su carga cuando llegan a un puerto, una normativa que en Europa se endurece porque, además, hay que hacer revisiones, al menos, al 25% de los barcos que atracan en cualquier instalación del Viejo Continente. El Puerto de Algeciras cumple a rajatabla con esas obligaciones, pero Gibraltar está bajo sospecha desde hace tiempo. Ambos están separados por tres o cuatro kilómetros.

Verdemar Ecologistas en Acción desconoce qué ocurrió con el New Flame en Gibraltar antes de que se fugara en dirección al Estrecho, pero sospecha que, dado que el Peñón no fue sometido a ninguna inspección pese a las deficiencias localizadas anteriormente en Grecia y EEUU, como confirmó en agosto el ministro de Industria, la carga también se pudo pasar por alto o no ser inspeccionada de manera minuciosa.

Gasolinera flotante

El colectivo conservacionista ha denunciado en varias ocasiones que en Gibraltar es imposible que haya tiempo para hacer revisiones o inspecciones minuciosas de la carga. “Ese puerto se ha convertido en la gasolinera flotante del Estrecho, por donde pasan más de cien mil barcos al año. Su actividad es constante y se salta todas las normativas medioambientales europeas. Allí atracan barcos de todo tipo, el bunkering –trasvase de combustible– se llega a realizar en la Bahía y no en gabarra, como en el resto de los puertos europeos. Han pasado de mover dos millones de toneladas de fuel marino a cinco, el mismo número de compañías que ya operan en el Peñón en esa actividad”, lamentan.

La Consejería de Medio Ambiente también ha denunciado numerosos incumplimientos. “Se tiene que acabar de una vez por todas con el hecho de que una esquina de la Bahía de Algeciras se someta a unas normativas –en referencia al puerto algecireño– y la otra no”, dijo Fuensanta Coves la semana pasada. Hoy, la Junta formalizará la denuncia contra el armador y la aseguradora del buque, a los que en concepto de responsabilidad civil, les serán reclamados 100.000 euros, cantidad invertida en la operación de limpieza.

La solución del New Flame, de su carga y de la impunidad de Gibraltar en cuanto al cumplimiento de normativas medioambientales vuelve a estar en gran medida en manos de la Unión Europea, que, pese a la gran cantidad de denuncias recibidas, sigue pasando de puntillas por un problema que no tendrá remedio el día que se produzca una catástrofe.

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