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"Rajoy también hablaría con ETA"

Josu Erkoreka, cabeza de lista del PNV por Vizcaya, quiere que el nuevo Gobierno asuma que hay un “conflicto político”

GUILLERMO MALAINA


El cabeza lista del PNV al Congreso por Vizcaya, Josu Erkoreka, afirma que una de las aspiraciones fundamentales de su partido es que el Gobierno saliente de las urnas, sea del PSOE o del PP, asuma que “hay un conflicto político en Euskadi”. Y sostiene que Mariano Rajoy -pese a su discurso estos 4 años- no daría la espalda a un proceso de diálogo con ETA, si tuviera la oportunidad real de pasar a la historia como el presidente que logró la ansiada paz.

Si el ganador el 9-M necesitara el apoyo del PNV para su investidura, ¿le exigirá el compromiso de negociar la iniciativa de Ibarretxe?

Deberá haber por su parte un compromiso para incorporar a su programa componentes esenciales del nuestro. Y nuestro blasón ahora es alcanzar un pacto entre el Gobierno vasco y el que salga de las urnas para sentar las bases de la normalización y buscar un nuevo marco político que satisfaga las aspiraciones mayoritarias de la sociedad vasca. Quien pretenda un ‘sí’ del PNV a su investidura deberá acceder a negociar un acuerdo sobre ese eje. Si no, nuestro ‘sí’ será imposible.  

¿Son las elecciones para el PNV un plebiscito por el plan de Ibarretxe?

No creemos que esa circunstancia se dé, y nos llama además la atención el hecho de que la caracterización de esta cita electoral, como unas primarias de las autonómicas futuras, proceda de entornos identificados con el marco constitucional y para los que la suprema expresión democrática deberían ser las elecciones generales.

Urkullu repitió hace unos días  que “un portazo al nacionalismo vasco de vocación institucional le situaría en la tesitura de analizar la estrategia de cohabitación compartida”. ¿Qué quiere decir, porque no se van a ir al monte?

Es una forma de enfatizar algo que el lehendakari suele decir: ‘Yo tiendo la mano para llegar a un acuerdo. Que no tendrá que responder al 100% de mis reivindicaciones, pero sí deberá recoger aspectos esenciales para nosotros. Si los partidos (no nacionalistas) apuestan por el desprecio a todas nuestras reivindicaciones, sentarán las bases de un desencuentro radical.

EA, su socio en el Gobierno vasco, dice que el debate ya no está en las transferencias. ¿Lo ratifica?

En el PNV hacemos política por tierra, mar y aire. Tenemos una reivindicación nacional, pero también procuramos gestionar intereses de los ciudadanos, que el Gobierno adopte medidas para mejorar la industria vasca, instalar grandes centros de investigación científica en Euskadi, mejorar las infraestructuras con la ‘Y’ vasca, blindar el Concierto Económico... Mientras no llegue un acuerdo alternativo, trabajaremos por las transferencias. 

¿Rajoy o Zapatero de presidente?

Tengo mis preferencias personales, pero en política estamos para actuar responsablemente para cumplir unos programas. En Euskadi, hay un conflicto político. Esto es innegable. Algo puede negarse una o dos veces, pero cuando se niega durante mucho tiempo quiere decir que se niega algo que existe. Así, a lo que aspiramos es que a que el Gobierno que salga de las urnas asuma esa realidad y un compromiso específico con Euskadi.

Desde la tregua, ETA ha atentado tres veces contra la Ertzaintza, la “policía del PNV”, según la banda. ¿Es el PNV un objetivo?, ¿intenta ETA condicionar su política?

Lo que más nos preocupa no es que pretenda condicionar nuestra política, sino que tenga la pretensión de condicionar a la sociedad vasca. Que ETA no haya descubierto que su batalla, además de ser éticamente reprobable, hace un daño objetivo a la causa nacional vasca deja bien a las claras dónde tiene la cabeza: es una organización obsoleta y anticuada.

El PP utiliza el proceso de paz para atacar al Gobierno. Si Rajoy, como presidente, tuviera la ocasión de lograr la paz  mediante el diálogo, ¿cree que le daría la espalda?

No. Cualquier Gobierno que aspire a finalizar con ETA recorrerá el camino trazado en la resolución del Congreso de mayo de 2005, donde se decía que la posibilidad de explorar el marco de un fin dialogado era lícita por parte del Gobierno si se constataba la voluntad inequívoca de ETA de abandonar la violencia. Cualquier Gobierno, sea del PSOE o del PP, que en el futuro vaya a abordar el fin de la violencia lo hará en marco de esa resolución y hablará con ETA. Otra cosa es que lo reconozca. El fin de ETA, o es dialogado y alguien dice en su nombre cómo, cuándo, dónde y por qué va a abandonar las armas, o nunca tendremos la certeza de que ha desaparecido, que no habrá un rebrote. Pero, al mismo tiempo, ese final dialogado se podrá producir cuando ETA asuma su derrota. Por eso, me parece falso el dilema que plantea el PP al oponer estrategia de derrota con estrategia de negociación. Eso le permite reflejar una actitud de fortaleza. Pero, es falso. Primero, porque nadie va a negociar políticamente con ETA, puesto que la resolución de mayo ya lo excluía. Y en segundo lugar, porque la estrategia de la derrota tampoco es la del Pacto Antiterrorista, donde la palabra ‘derrota’ aparece sólo una vez, y en el preámbulo.   

Uno de los mensajes centrales del PNV en la campaña es contra la bipolarización entre PSOE y PP. ¿Teme por ello una fuga de votos?

Sí, es un temor fundado que, como a nosotros, acecha al resto de las formaciones. No perjudica en que la militancia pueda cambiar de voto, pero, claro, los partidos no ganan ni pierden las elecciones sólo por el voto de sus militantes; hay un espectro social muy amplio que oscila según los estímulos. La bipolarización de PSOE y PP produce un perjuicio a todos los demás, incluso a partidos como el nuestro que están bastante arraigados en el territorio. 

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