Un mes antes de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara su nueva composición de Gobierno, el libro Políticas. Mujeres protagonistas de un poder diferenciado veía la luz. Ahora, este título cobra aún más relevancia. Era la forma en la que Antoni Gutiérrez-Rubí (Barcelona, 1960), asesor de comunicación y consultor político, plasmaba las conclusiones que ha extraído en los últimos años trabajando con candidatas, regidoras, alcaldesas, parlamentarias, conselleiras, ministras... Ha sido cerca de ellas donde ha reflexionado sobre los perfiles diferenciados de la actividad pública de las políticas.

¿Qué es lo primero que a este autor se le pasa por la cabeza después de escuchar las primeras lecturas que se han hecho sobre la mayor presencia de féminas en el Consejo de Ministros? 'Me sorprende que se tache o se pretenda considerar como un gobierno singular'. A su juicio, 'simplemente se trata de un gobierno representativo puesto que se parece más a la sociedad que quiere representar'. Gutiérrez-Rubí extiende esta observación tanto a la representación femenina en el nuevo Ejecutivo, como a las edades, trayectorias políticas y diferentes sensibilidades . 'Es un buen síntoma que un gobierno se parezca a la sociedad que quiere servir', insiste.

Rasgos característicos

Una de las principales conclusiones que ha extraído a lo largo de su carrera rodeado de mujeres líderes es que éstas hacen la política de una manera diferenciada, sobre todo imprimiendo un carácter especial en las políticas sociales. También cree que aportan mayor capacidad a la hora de trabajar en equipo. No obstante, esta mayor presencia de la mujer en la esfera de lo público lleva parejo que sus compañeros -y es algo que ocurre tanto en la izquierda como la derecha-, que han reinado en la política de manera casi exclusiva, miren a las mujeres con recelo.

Es una situación por la que ya han pasado Condoleezza Rice, Nancy Pelosi, Hillary Clinton o Michelle Bachelet, mujeres líderes que han marcado la agenda internacional de los dos últimos años y sobre las que el autor reflexiona. 'No me resigno a no escribir sobre Carme Chacón o María Teresa Fernández de la Vega', dice el autor, que ve necesaria la feminización de la política.