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La maldición de los negociadores de ETA

Ocho etarras y miembros de Batasuna que participaron en el proceso de paz están en la cárcel

 

Ó. L. F

La operación de Burdeos contra la cúpula de ETA no sólo ha descabezado al aparato político de la organización terrorista, sino que también ha supuesto la puntilla para el equipo de la banda armada que durante el frustrado proceso de paz llevó el peso de los contactos con el Gobierno. De los cuatro detenidos, dos de ellos, Francisco Javier López Peña Thierry y Jon Salaberria Sansinenea estuvieron presentes en algunos de los encuentros con emisarios de la Moncloa. Una tercera, Ainhoa Ozaeta Mendicute, formaba parte del grupo de confianza que asesoró a José Antonio Urrutikoetxea Josu Ternera, el principal impulsor en el seno de la banda de aquella tregua. De hecho, la Guardia Civil da por hecho que ella fue la que, en el vídeo en el que anunciaron el alto el fuego permanente, leyó el comunicado.

Con ellos, se eleva a ocho el número de miembros de ETA y su entorno que participaron de un modo u otro directamente en las negociaciones que ya han caído en manos de la Policía a un lado y otro de la frontera. Con anterioridad, ya habían sido detenidos otros dos etarras Ramón Sagarzazu Gaztelumendi e Ion Iurrebaso y los tres miembros de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi, Pernando Barrena y Joseba Permach. Estos últimos llevaron el peso de las reuniones en el caserío de Txillarre, en Elgoibar (Guipúzcoa), con dirigentes socialistas vascos. Otegi, incluso, participó en las reuniones de mayo de 2007 entre emisarios del Gobierno y de ETA que se convirtieron en el último intento por salvar el proceso de paz.

La primera detención fue un mes antes de que Ternera y Eguiguren se reunieran en Ginebra

El mensajero de Ternera

El primero en caer fue Ramón Sagarzazu, detenido el 23 de mayo de 2005 en la localidad francesa de Romans-sur-Isère, cuando se encontraba acompañado de otros dos presuntos etarras. En su día, el Ministerio del Interior destacó que los tres estaban integrados en el denominado aparato internacional de la banda con la misión de coordinar las actividades de ETA en el extranjero. Sin embargo, en aquel momento, Sagarzazu era ya algo más y tenía un papel relevante en el equipo de Josu Ternera, quien en aquellos momentos ultimaba el que iba a ser el primer encuentro secreto con emisarios del Gobierno. Su detención no frenó el proceso, pero sí sirvió para que el 21 de junio, en dicho primer encuentro, Urrutikoetxea recriminase a su interlocutor, el dirigente socialista vasco Jesús Eguiguren, la detención.

El segundo interlocutor apresado fue Ion Iurrebaso, capturado por agentes galos el 27 de marzo de 2007 en la localidad de Périgueux (suroeste de Francia). Aunque entonces los contactos entre el Gobierno y ETA estaban formalmente suspendidos tras el atentado de la T4, los canales entre ambas partes se mantenían abiertos, auspiciados por intermediarios internacionales, entre ellos el Sinn Fein irlandés. En esa labor, estaba Iurrebaso, quien, según fuentes conocedoras de los detalles del frustrado proceso de paz, era el equipo B de los negociaciones.

ETA criticó al Gobierno en un Zutabe por no «respetar» la inmunidad de sus interlocutores

Cuando fue detenido, Iurrebaso viajaba hacia el norte de Francia acompañado por otro etarra, Kepa Suárez, su guardaespaldas, y al ser interceptados por la Policía francesa, se autoproclamó delegado de ETA en las negociaciones y llegó a esgrimir como salvoconducto un papel con cuatro números de teléfonos móviles dos de Francia y dos de España de supuestos contactos en los Ejecutivos de París y Madrid que corroborarían su versión. Meses después, ETA criticó en un Zutabe su boletín interno que el Gobierno no hubiese respetado la supuesta inmunidad de los equipos negociadores.

Los siguientes en caer fueron los miembros de Batasuna que participaron durante los años previos a la tregua en las reuniones del caserío Txillarre con Eguiguren y el ex consejero socialista Francisco Egea. Tres fueron los dirigentes de la izquierda abertzale que intervinieron en aquellos 38 encuentros que, a la larga, propiciaron la tregua de ETA. Arnaldo Otegi y Pernando Barrena asistieron a la práctica totalidad de ellos. El tercero fue Joseba Permach, quien sustituyó al primero en el tramo final de las mismas en las escasas ocasiones en que éste no pudo asistir.

De junio a febrero

Garzón ha encarcelado uno a uno a los tres miembros de Batasuna que acudían a Txillarre

Otegi ingresó en prisión el 8 de junio, tres días después del comunicado con el que ETA puso fin formalmente a su tregua. El Tribunal Supremo confirmó ese día una pena de 15 meses por enaltecimiento del terrorismo contra el dirigente abertzale. Permach fue detenido en la redada del 4 de octubre en la localidad guipuzcoana de Segura, donde la Policía capturó a una veintena de destacados integrantes de la ilegalizada formación. El último en caer fue Barrena, el hombre fuerte de Batasuna en Navarra. El juez Garzón ordenó su captura el 4 de febrero por reiteración delictiva.

De este modo, Josu Ternera y su hijo Egoitz al que se relaciona sentimentalmente con Ainhoa Ozaeta, detenida el martes por la noche se han convertido en los últimos miembros destacados de ETA que participaron en las negociaciones con el Gobierno que permanecen en libertad. Sus nombres también aparecen en la lista de los más buscados por la Policía y la Guardia Civil.

‘Se busca jefe para banda terrorista'. La caída del considerado ‘número 1' de ETA, Francisco Javier López Peña, ‘Thierry', abre un vacío de poder en la organización terrorista lleno de incógnitas. El detenido era el principal defensor de la línea dura, capaz de imponerse a otro veterano como ‘Josu Ternera' gracias al apoyo de jóvenes como Garikoitz Aspiazu, ‘Txeroki', jefe de los ‘comandos'. Sin embargo, y pese a que históricamente en la banda armada el detenido siempre es sustituido por su lugarteniente, en esta ocasión no está tan claro quién es ese relevo. Fuentes policiales descartan en principio a ‘Txeroki', entre otros motivos porque su peso en la dirección quedó tocado tras ser obligado a retractarse de unos críticas que hizo a la dirección. Su juventud -alcanzó la cúpula en 2004, cuando tenía sólo 30 años- también juega en su contra. Por ello, los expertos antiterroristas consideran mejor colocados a tres veteranos terroristas: Maiztegi Bengoa,‘Pastor', Eciolaza Galán, ‘Dienteputo', y el propio ‘Josu Ternera', el jefe que arrastró a ETA a su última tregua.

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