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Un aspirante a jefe de ETA sin causas pendientes

Juan Cruz Maiztegi Bengoa, ‘Pastor’, señalado como posible sustituto de ‘Thierry’, no está imputado en ningún sumario pese a llevar desde los setenta en la banda etarra

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

Más de treinta años en ETA y sin causas judiciales pendientes. Juan Cruz Maiztegi Bengoa, Pastor y Aloña, un terrorista nacido hace 63 años en Oñati (Guipúzcoa) y al que los servicios de información consideran uno de los más firmes candidatos a suceder dentro de la cúpula terrorista al recientemente detenido Francisco Javier López Peña, Thierry, no tiene en la actualidad ninguna causa abierta en los tribunales españoles, según recogen documentos policiales a cuyo contenido ha tenido acceso Público.

Este hecho podría dificultar una hipotética solicitud de extradición si fuera detenido en Francia, donde se supone que se oculta desde el verano de 1998, cuando regresó de México vía Bélgica.

El historial delictivo conocido de Pastor es casi inexistente en los archivos de la Audiencia Nacional: fue procesado en su día por colaboración con banda armada en el secuestro y asesinato, en 1981, de José María Ryan, ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, un delito ya prescrito.
Y tampoco es largo en los de la Policía y la Guardia Civil, donde no consta su participación en ningún atentado de la banda armada. En su historial policial, según ha constatado Público, sólo aparece reflejado que se vinculó a ETA en una fecha no determinada de los setenta y que en 1976 ya había cruzado la muga (frontera) para refugiarse en Francia.

Los datos policiales reflejan que desde 1980 ejerce un destacado papel dentro de la organización terrorista como especialista en la construcción de zulos, tanto para ocultar armas y explosivos, como para mantener recluidos a los secuestrados de la banda, las denominadas cárceles del pueblo. En concreto, los informes policiales le señalan como el máximo especialista en “cierres hidráulicos”, unos dispositivos de difícil localización y que en los años ochenta la banda utilizaba habitualmente para camuflar en viviendas de colaboradores refugios para los comandos.

Los expertos de la lucha antiterrorista reflejan que en 1991 huye de Francia a Suramérica y que no vuelve a Europa hasta 1998. Ese año, en concreto el 29 de junio, se tiene la última pista sobre su paradero. Ese día, la Policía belga lo detuvo en los controles de acceso del aeropuerto de Bruselas, donde había llegado procedente de México utilizando documentación falsa.

Se inició entonces una pugna en los tribunales belgas entre el etarra –que nada más ser detenido solicitó el asilo político– y el Ministerio del Interior de este país europeo, que en un primer momento rechazó dicha solicitud y, posteriormente, intentó su expulsión de vuelta a México.

Sin embargo, el Consejo de Estado belga acabó dando la razón a Maiztegi Bengoa, quien el 19 de agosto fue liberado tras reconocérsele la condición de refugiado político. Ya entonces, la inexistencia de sumarios en la Audiencia Nacional en los que Pastor estuviese imputado impidió a los jueces españoles presentar una solicitud de extradición. Desde entonces, la Policía le ha perdido la pista, aunque está segura de que se reincorporó rápidamente a la dirección de ETA en el sur de Francia, en concreto a su aparato logístico, a cuya jefatura accedió tras la detención, en julio de 2007, de Juan Cruz Maiza Artola, otro veterano etarra.

Pese a las sospechas, su nombre no fue incluido en el listado de personas y grupos terroristas elaborado por la UE en 2001 ni en sus siguientes actualizaciones, y en el que sí fueron incluidos numerosos etarras, entre ellos otros destacados dirigentes como Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza, quien tampoco estaba entonces inmerso en sumarios españoles (ver recuadro). Un anonimato al que ha ayudado las escasas imágenes que la Policía tiene de él –y de las que este diario publica dos– y la antigüedad de las mismas.

Algunos medios de comunicación han situado recientemente a Juan Cruz Maiztegi en el entorno de José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, el histórico jefe de la banda que negoció con el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, el anuncio del “alto el fuego permanente” de marzo de 2006, y que fue desplazado por Thierry.

De hecho, se le considera su hombre de confianza, junto a Ion Iurrebaso –detenido por Francia a comienzos de 2007– y, por tanto, integrado en el equipo que participó en los contactos con el Gobierno socialista de Zapatero en Oslo y Ginebra que precedieron al anuncio de la tregua.

 

La ausencia de cargos concretos contra Maiztegi Bengoa no es una novedad en el caso de miembros de ETA. En octubre de 2004, la detención del entonces considerado máximo ideólogo de la organización, Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza, ya puso en aprietos a la justicia española.

Cuando éste fue detenido en el sur de Francia, la única causa en la que estaba procesado, por ayudar en 1985 a dos miembros de la banda a fugarse de la prisión donostiarra de Martutene camuflados en los bafles de un equipo de sonido, había prescrito varios años antes, y en la Audiencia Nacional su nombre sólo aparecía como imputado, que no procesado, por el delito de pertenencia a banda armada en un sumario que instruía el magistrado Baltasar Garzón contra el entramado legal de ETA.

Una acusación que, sin embargo, no servía para pedir su extradición, ya que las autoridades francesas le encausaron por el mismo delito, allí denominado “asociación de malhechores”.

 

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