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Puigcercós quiere en la cúpula de ERC a los críticos con el tripartito

FERRAN CASAS

Día de resaca en Esquerra. El supersábado arrojó un resultado que impide que nadie cante victoria con soberbia o no conjugue los verbos consensuar e integrar. Esta era la lectura que Joan Puigcercós, presidente del partido con el 37% de apoyos, tenía ayer más clara. A partir de ahí, empezará este lunes el diálogo con los otros sectores para sumarlos a una  ejecutiva que los 4000 inscritos en el congreso nacional votarán el próximo sábado. A Puigcercós le siguió Joan Carretero, con el 27%. Y él, el más crítico entre los críticos y opuesto a que siga el tripartito en las condiciones actuales, es ahora la prioridad.

Incorporar a Carretero o a personas afines es “necesario” para el sector de Puigcercós, según explican a Público fuentes próximas. Los de Carretero dejaron claro, después de asumir una derrota inesperada, que al nuevo presidente le toca “llevar la iniciativa”. Que negocie con Carretero no implica que Puigcercós esté por liquidar el tripartito. Está, eso sí, dispuesto a fijar de forma más clara los objetivos y a ser “aún más exigente” en el cumplimento de acuerdos con PSC e ICV-EUiA sin cerrar puertas a CiU.

Carretero será  un hueso duro de roer. Alejado de la política profesional y con una clara apuesta por el “eje nacional” frente al social, el exconseller de Gobernación del ejecutivo de Maragall está tentado de seguir instalado en una posición crítica a la espera de que las urnas le sigan “dando la razón” y la pérdida de voto frustre el liderazgo de Puigcercós.

Ernest Benach, el candidato que apoyaba Josep-Lluís Carod-Rovira y que quedó tercero, ya dejó claro el sábado que está “a disposición” del nuevo presidente en pro de la unidad. Pero Puigcercós es consciente de que, con los críticos crecidos, esa suma “sin añadir más” ya no es garantía de nada.

Más cuando Carod aspira, como él, a ser candidato a la Generalitat y la campaña interna ha dejado “muchas heridas”. Carretero, en cambio, no aspira a ser cabeza de cartel. Ya dejó claro que no ocupará “nunca más” ningún cargo institucional y eso puede ayudar.

Faltará ver también si los bloques de Carretero, Carod y del debilitado Uriel Bertran, siguen unidos esta semana.

1996: ERC, entera para ellos

Después de la escisión de Colom y Rahola, Carod lidera, renueva el discurso y se apoya en Puigcercós, que controla el aparato sin fisuras.

2004: Síntomas de agotamiento

En el congreso de Lleida la dirección pierde votaciones y afloran problemas serios de convivencia entre los dos.

2007: Los críticos irrumpen

Con el fiasco del Estatut y el segundo tripartito los críticos se organizan  y Carod y Puigcercós cierran filas. En la conferencia nacional, Carretero obtiene un 22% de apoyo a su ponencia.

2008: El 63% del partido

El sábado, Puigcercós y el sector de Carod sumaron sólo el 63%. El resto fue para los críticos.

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