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Un lugar vetado a los perros

El Refugio inicia una campaña que reclama zonas para mascotas en las playas 

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Los defensores de los animales lo tienen claro. ¿Por qué se persigue a los dueños de los perros que meten a su mascota en el mar y no a los que ensucian las costas con colillas o restos de comida? La asociación El Refugio inició ayer una campaña para exigir espacios separados en las playas públicas españolas para las mascotas. El 100% de las playas públicas tiene prohibido el acceso a los perros.

La ONG protectora de animales apoya su petición con la opinión pública. La mitad de los españoles comparte su vida con un animal doméstico. Y la misma proporción está de acuerdo con que los perros entren en lugares públicos, según las encuestas encargadas publicadas por El Refugio.

“En la playa también es nuestro amigo”. Ese será el lema que paseará la asociación por Santander, Barcelona, Valencia o Cádiz durante los próximos diez días. “Si se permite arrojar basura sin multar este hecho, debe permitirse la entrada de canes a las costas”, resumió ayer Nacho Paunero, presidente de la ONG, en la primera parada de la gira, en la Puerta de Alcalá, en Madrid.

La responsabilidad sobre la prohibición de la entrada de los perros a la costa es de los Ayuntamientos. Según El Refugio, son ellos quienes deben “cambiar la legislación”. En países como Francia sí está permitido que los bañistas compartan espacio con los perros. “En España entran coches de Polícia Local en busca de personas con animales”, compara Paunero.
La campaña coincide con una época difícil para las familias que conviven con mascotas. Los abandonos de perros se multiplican en épocas de vacaciones. El año pasado fueron abandonados en España 200.000 perros durante el descanso estival. La ONG Acógelos atendió en 2007 más de 300.000 peticiones de familias dispuestas a acoger animales de compañía.
El Refugio dispone de un teléfono de atención de peticiones de adopción para encontrar un hogar a los perros abandonados. Es el 91 730 36 80. Para evitar el abandono en vacaciones la ONG exige que se adapten las normas hosteleras a las costumbres centroeuropeas de los centros de turismo donde es común ver a las familias disfrutar de sus vacaciones con sus animales de compañía.

Aida Martín, San Sebastián

Itziar camina con Txuri, su perro, por el paseo de la playa de Ondarreta en Donostia, pero le gustaría poder andar tranquilamente por la arena “para que Txuri disfrutara de todos los beneficios de un ambiente al aire libre, más natural”, señala. Asegura que no causaría problemas, ya que es un caniche “tranquilo, sociable y obediente”, pero entiende que puede molestar o incluso resultar sucio.

Por ello, Itziar opina que se debe multar a todos los dueños que no recojan los excrementos de su mascota, como en el resto de espacios urbanos. Y en cuanto a la posibilidad de que un perro pueda morder a alguien, defiende que los amos conocen bien a sus canes y saben si pueden volverse peligrosos o reaccionar de forma violenta.
Por ello cree posible una convivencia entre perros y personas en una misma playa si se habilita una zona delimitada para los canes, “al igual que se ponen columpios para los niños”, explica.

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