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Recordar lo que nunca se vivió

Cuatro de cada diez encuestados recuerdan imágenes de televisión de los atentados de Londres en 2005 que nunca se emitieron

DANIEL MEDIAVILLA

La memoria no es sólo un almacén en el que guardar los recuerdos. En esa habitación donde se amontonan las experiencias también pueden aparecer productos de ficción, de creación propia o ajena, cuyo parecido con la realidad es pura coincidencia.

Lo ha vuelto a mostrar un trabajo realizado por el psicólogo de la Universidad de Portsmouth James Ost. El investigador realizó una encuesta a 300 estudiantes suecos y británicos sobre sus recuerdos de los atentados en el transporte público de Londres en julio de 2005. Ninguno de ellos había vivido los ataques en primera persona.

La prueba se realizó tres meses después del suceso y en ella se preguntó a los voluntarios qué recordaban sobre la cobertura televisiva; en particular, sobre imágenes de un autobús explotando y una reconstrucción informática del suceso. Un 40% y un 28% de los participantes británicos, respectivamente, afirmaron que recordaban haberlos visto, pese a que ni la grabación de la explosión ni la recreación computerizada existían. Entre los suecos, la cifra fue del 16% y del 6%.

Algunos de los participantes llegaron a adornar sus relatos con detalles sobre las imágenes que nunca habían visto. 'El autobús se detuvo en un semáforo. Hubo una luz brillante y un fuerte estallido y la parte de arriba del autobús saltó por los aires', escribió uno de ellos.

El estudio, que se presentó en el Festival de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia celebrado en Liverpool, abunda en las ideas extraídas de estudios anteriores realizados por Ost. En ellos, los voluntarios afirmaban haber visto grabaciones del accidente de Lady Di en París que tampoco existían.

'La memoria no es un vídeo, es reconstructiva y realiza una tarea muy difícil, por lo que no es extraño que falle', explica Margarita Diges, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Debido a esta imperfección, Ost cree que la memoria sola no es suficientemente fiable para servir de base a decisiones legales. Diges comparte esta opinión: 'Los errores judiciales más abundantes se deben a problemas de memoria. En Proyecto Inocencia, una organización de EEUU que busca la exoneración de gente condenada con pruebas como las de ADN, la mayor parte de los errores judiciales se debió a una mala identificación de caras o del recuerdo de los hechos'.

En este sentido, Diges lamenta que los jueces no tengan interés en la información que los psicólogos pueden aportar para lograr una mayor fiabilidad en los testimonios que se obtienen de las personas interrogadas. 'Hace años sí dimos algunos cursos sobre esta materia, y existe una asignatura que se llama psicología del testimonio, pero ahora parece que ya no lo consideran necesario', apunta.

Los autores del estudio, en una opinión que comparten muchos investigadores de los recuerdos, creen que muestra la inclinación humana a formar falsos recuerdos y afirman que la policía y los trabajadores sociales deberían tener en cuenta este factor cuando evalúen los testimonios de testigos principales o las memorias recuperadas en casos de personas que sufrieron abusos durante su infancia.

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