Público
Público

El papelón de Rajoy

El líder del PP asistió visiblemente incómodo al desfile de la Fiesta Nacional

JUANMA ROMERO

Cruel penitencia ésa de sufrir un ataque de antipatriotismo en el día superpatriota. Cruel penitencia la de querer que te trague la tierra cuando sabes que todo quisqui te mira para escrutar tu gesto. Divino infierno huir un día de las cámaras y los micros.

Mariano Rajoy apenas era capaz ayer de escurrir ese fardo que él mismo se había echado a la espalda 24 horas antes. “Un coñazo de desfile” de la Fiesta Nacional, le confió en privado a su lugarteniente Javier Arenas en A Coruña. El problema es que le pillaron y le recordaron al instante que él había protagonizado un vídeo institucional en el que advertía de la trascendencia de la celebración tan sólo un año antes. Mala suerte si tienes que dar la cara ante 4.600 militares en el desfile del 12 de octubre.

Y la dio muy mal. Rajoy llegó agabardinado a la plaza de Colón sobre las 10.15 de la mañana con su esposa, Elvira Fernández, Viri. No recibió pitos. Se sentó raudo en la tribuna de autoridades, en primera fila. Un paso más allá, José Antonio Alonso y Soraya Sáenz de Santamaría, los portavoces de PSOE y PP. El líder se atrincheró en su sitio. Bajaba la cabeza, intercambiaba palabras –pocas– con su mujer, observaba con semblante serio las casi dos horas del acto.

Se le sentía huidizo, incómodo, arrepentido. Pero había que aguantar el papelón. Como había dicho Esteban González Pons: “Suficiente tendrá con ir al desfile y pasar toda la mañana”. Para el portavoz del PP, lo del “coñazo” había sido “un desafortunado desliz”.

“Ha sido una imprudencia y una descortesía”, comentaba la madre de un militar de Marina renuente a dar su nombre. “Ya, pero igual de irresponsable que Zapatero, que plantó a la bandera de EEUU en 2003”, le decía a su lado otra madre. María Luisa Gómez, hermana de un soldado, también en la tribuna de invitados, confesaba sentirse “ofendida como española” por el desliz. “Un político no puede decir eso. En mi país, le penalizarían mucho en campaña. ¡Qué decepción!”, señalaba Chris Metcalfe, neozelandés y casado con una española.

“Mejor no sacar la frase de contexto. Ya le ha disculpado [Carme] Chacón, ¿no? Pues eso”. Este invitado a la parada militar –otro solicitante de anonimato– acertaba. La ministra de Defensa había afirmado en TVE que el comentario de Rajoy no era un “sentimiento auténtico” hacia las Fuerzas Armadas. Casi peor.

Rajoy, a su pesar, centró la poca salsa del desfile. A Chacón le lloviznaron abucheos, pero Zapatero se llevó más. Una pitada intensa cuando llegó (menos que otros años), que no se repitió en el momento más solemne, el duelo por los que murieron por España.

Pero fue la lluvia (la amenaza, mejor) la que arruinó lo que siempre se vende como “más vistoso”: la exhibición aérea y el salto paracaidista. Nada de eso hubo. Sólo la patrulla Águila dibujó en el cielo encapotado de Madrid los colores de la bandera.

Mientras, el Gobierno casi en pleno –faltaron Pedro Solbes y Miguel Sebastián– formaba corrillos en la tribuna regia, presidida por los reyes, los príncipes, los duques de Palma y la infanta Elena (ya sin Marichalar). En otras gradas, siete presidentes autonómicos. Esperanza Aguirre buscó sobresalir, montada en sus fabulosos tacones.

Zapatero ni habló con Rajoy. Se fue directo a París y faltó a la recepción en el Palacio Real. Allí don Juan Carlos se refirió al monotema, la crisis. Que la UE debe actuar de forma coordinada, reclamó.

¿Y Rajoy? Con la prensa, eludió comentar su metedura de pata. Ha aprendido. No sea que le pillen de nuevo.

 

Jordi Siré (Tarragona) / Susana Hidalgo (Madrid)

Poco más de cien neonazis, convocados por Alianza Nacional, se manifestaron ayer por el centro de Tarragona sin incidentes. Allí se encontraron con una concentración de izquierda y de nacionalistas que se disolvió sin más antes incluso de cerrarse el acto. Los de extrema derecha chorrearon al PP y acusaron a su líder, Rajoy, de ser “un sinvergüenza” y un “traidor a España”. A Zapatero le criticaron por permitir “que las mujeres españolas ya no tengan hijos españoles” por culpa de la “invasión de razas”. En Madrid, unos 400 radicales de izquierdas, apoyados por la Coordinadora Antifascista, se concentraron en la plaza de España. Portaron banderas independentistas y corearon gritos “contra el imperialismo español”.

 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias