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"El debate sobre el estado de las Autonomías no es operativo ni sería oportuno ahora"

Carmel Silva, portavoz del Grupo Socialista en el Senado. Defiende la reforma de la Cámara alta, pero cree que todos los esfuerzos deben centrarse en estos momentos en luchar contra la crisis

G. LÓPEZ-ALBA/ J. ROMERO

Al borde de abril, la gallega Carmela Silva (Vigo, 1960) recibió las llaves del Grupo Socialista del Senado a propuesta de otro gallego, el número dos del PSOE, José Blanco. Después de haber sido diputada, asesora de la también gallega Elena Espinosa en el Ministerio de Agricultura y Pesca, y concejal de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Vigo, aterrizó en el Senado con la decidida voluntad de acabar con el sambenito, contra el que se revuelve, de que la Cámara alta es “inútil”. En julio vio reforzado su papel con la incorporación a la dirección federal del PSOE. “No pesó más una razón que otra para que ingresara en la Ejecutiva. Soy mujer, soy portavoz en el Senado y soy gallega, y esas tres cosas han influido”, resuelve concisa, con voz profunda y grave, castigada por tanto cigarrillo.

El presidente de la Xunta está a punto de convocar elecciones en Galicia. ¿Qué expectativas tiene?

Seguiremos gobernando con el BNG y el presidente de la Xunta será Emilio. No tengo la más mínima duda. Me apoyo en los análisis electorales y en mis percepciones personales. No hay sustituto de Pérez Touriño. Alberto Núñez Feijóo [el líder del PP gallego] no se ha consolidado en todo este tiempo como alternativa.

¿Cómo juzga el Gobierno con el BNG de estos cuatro años?

Se han materializado reformas muy sustanciales en lo económico y en lo social. Pero más importante, si cabe, es el cambio sociológico, que los gallegos hayan visto que hacer política no es sinónimo de clientelismo, que se puede hacer una política basada en los derechos de los ciudadanos. Eso sí que ha calado.

¿Y no cree que puede perjudicar al presidente Pérez Touriño la polémica por los gastos de remodelación de su despacho?

No lo creo. Cuando el PP hace tales ataques, falsos y torticeros, ignora que los ciudadanos son inteligentes y puntúan si hay empleo, riqueza, becas, buena educación, libertades... Lo que sorprende es que eso salte ahora cuando se hizo en 2005.

¿No les preocupa que se proyecte una sensación de derroche a pocos meses de las elecciones?

No. Fue una simple y lógica remodelación de todo el Área de Presidencia. Quiero recordar que el ex jefe de la Xunta [Manuel Fraga] gastó 2.500 millones de pesetas en construirse la residencia oficial de Monte Pío. Los gallegos saben que se ha reducido muchísimo el gasto corriente y de protocolo, lo pueden cotejar. Pero sí, quizá debamos explicarlo más.

Las encuestas reflejan un importante desgaste del Gobierno por la crisis. Algunos sondeos incluso colocan al PSOE por debajo del PP. ¿No hay un mínimo de inquietud en el PSOE?

Hagamos una lectura profunda de los últimos datos del CIS. Los españoles responden que es el PSOE el que mejor gestiona las políticas de vivienda, de pensiones, de empleo... incluso la crisis. Es lógico que haya un cierto desgaste, pero al final se premia al que intenta solucionar los problemas, no a quien hace ruido y descalifica sin proponer ninguna medida. No hemos dilapidado la confianza de los ciudadanos. Lo que ocurre es que están preocupados y exigen más a aquellos a los que han confiado la tarea de gobernar.

¿Falta autocrítica en el PSOE? Rajoy les volvió a acusar en el Congreso de improvisación y no fue el único...

Leamos la hemeroteca de los países vecinos para ver cuándo Nicolas Sarkozy, Angela Merkel, Gordon Brown o George Bush pusieron medidas encima de la mesa. Esta crisis no tiene precedentes, nadie la esperaba así, y menos con esta virulencia. Reaccionamos rápido y a tiempo.

¿Tiene entonces el Gobierno un problema de comunicación? Durante semanas parecía algo desorientado, renuente a hablar de “crisis”, hasta parecía que el PP llevaba la iniciativa...

Tener iniciativa no es debatir durante un mes sobre los términos. Iniciativa es proponer soluciones y yo no he visto ninguna del PP, más allá de la rebaja de impuestos, que es una receta para crisis coyunturales, no para ésta, en la que se ha desmoronado todo un sistema de mercado desregulado. El PP no ha criticado un modelo neoliberal del que digo yo que será padre, hermano o primo. No ha asumido responsabilidades. Se mueve entre el catastrofismo y la denuncia. El Gobierno espera sus propuestas. Podríamos estudiarlas, pero el PP ante la crisis es vacío y el vacío es nada.

Ante la posible venta de una participación de Repsol, ¿comparte la posición del Gobierno de rechazo a toda intervención del Estado o suscribe las voces críticas que la reclaman desde dentro del PSOE?

No sé qué voces internas son ésas. Formo parte de la Ejecutiva, del Comité Federal, del Consejo Territorial... y yo no he escuchado críticas...
Le podemos dar nombres... Puede haber voces individuales, porque somos un partido democrático. Pero lo que mayoritariamente planteamos es que hay que estar muy atentos, apostar por que Repsol sea española y que el sector de la energía se someta al control y seguimiento del Gobierno. Alguien decidió privatizar Repsol y ese alguien se llama José María Aznar, que si no recuerdo mal era presidente del Gobierno y del PP. El Estado no puede intervenir en el libre mercado, a menos que haya una crisis muy importante. No estamos ahí. Hay que hacer un seguimiento directo, pero no intervenir.

En 2007 el Senado vetó los Presu-puestos y este año va por el mismo camino. La consecuencia es que el proyecto se aprueba tal cual sale del Congreso. ¿Cuál es entonces la utilidad de la Cámara alta?

Ese planteamiento me parece peligrosísimo. La Constitución, en su artículo 90. 2, quiso facultar al Senado con la opción del veto. Dicho esto, es un gravísimo error vetar no sólo los Presupuestos, sino cualquier ley, porque nos inhabilita para poder participar activamente en su mejora. El Senado ha mejorado muchas leyes. No es una Cámara inútil, aunque yo creo profundamente en su reforma.

Pero lo cierto es que nada se ha avanzado. ¿Han explorado los socialistas alguna fórmula?

España necesita una Cámara territorial, con competencias y funciones perfectamente definidas. También hay que hacer una reflexión sobre el sistema de elección de los senadores. Pero para hacer frente a eso, que sería la reforma más ligera, necesitamos al PP, y no contamos con él. Pueden decir lo que quieran, pero no quieren reformar el Senado. Todos los portavoces están a favor, menos Pío García-Escudero, que habla de modificar el Reglamento de la Cámara exclusivamente. El PSOE cree en la reforma. Si no puede ser una gran reforma, habría que ir a una más limitada, en la que nos pudiéramos encontrar, pero el PP ni siquiera desea iniciar el debate. No podemos abrir la ponencia una vez más para que el resultado final sea que no haya reforma. Si los dos grandes partidos no tienen la firme convicción y el acuerdo de hacer cambios, no merece la pena. Eso si que sería desgastar la Cámara.

¿Descarta, por tanto, que se pueda reformar el Senado
en esta IX Legislatura?

Lo seguiremos intentando, pero ahora todos los políticos debemos ser muy responsables y sensatos, debemos volcar todos nuestros esfuerzos en lo que de verdad le preocupa a la gente: la crisis y el empleo. Nadie entendería que abriéramos ahora esos debates. Lo haremos a medida que avance la legislatura.

Desde 2005 no hay debate sobre el estado de las Autonomías y tampoco lo hay este año. Además de incumplir un compromiso, ¿no es un desprecio del Gobierno?

Hay que pensar por qué ha ocurrido esto. Desde que se decidió hacer estos debates, en 1994, sólo se han celebrado tres [1994, 1997 y 2005]. Su formato no es operativo ni despierta interés y se ha convertido en una reproducción de las quejas de las autonomías en el Senado. Ése no es su espíritu. Debería servir como foro de encuentro de las comunidades en los grandes temas. El presidente de la Cámara, Javier Rojo, planteó revisar el formato y no se ha avanzado. Ahora no es oportuno, lo que no quiere decir que no vaya a haber más debates. Me inquieta además que el PP sea tan desmemoriado: el Senado siempre ha acordado la fecha de su celebración con el Ejecutivo.

También acabará el año sin que se reúna la IV Conferencia de Presidentes...

La decisión recae en el Gobierno. Zapatero la planteó para este semestre, pero de repente el mundo cambió, se vino abajo todo el sistema económico y el presidente está centrado en ese gravísimo problema. No es el momento, pero se celebrará sin ninguna duda.

¿Comparte la idea de Guillermo Fernández Vara de articular un foro autonómico con todos los presidentes, pero sin que esté el Gobierno de la nación?

El presidente de Extremadura plantea que hay muchas competencias exclusivas de las comunidades que a veces provocan roces y desajustes. No estaría mal que las autonomías, como Estado que son, también intenten facilitar la vida a la gente, armonizar muchas de sus atribuciones. Siempre que, como dice Vara, sirva para solucionar problemas, lo apruebo. Si se usa como mecanismo de confrontación, me parece un grave error.

En el Senado, el PSOE tiene más dificultades que en el Congreso por la mayoría del PP. De hecho, le ha ganado varias mociones con CiU. ¿Se ha esforzado su grupo lo suficiente en trabar alianzas?

También les vencemos en muchas iniciativas. Nosotros tenemos 105 senadores; el PP, 123, y con CiU y otro grupo ellos pueden ganar fácilmente en el pleno. Eso es democracia. Pero estamos logrando apoyos. Hemos dado racionalidad a los resultados, porque al inicio de legislatura se aprobaban mociones insólitas que poco tenían que ver con las tesis que defiende el PP o con las de los nacionalistas.

¿Dan por perdida la posibilidad de una alianza con CiU?

No damos por perdida la relación con ningún grupo. Aquí mantenemos un trato extraordinario con CiU. Ahora, si hablamos del planteamiento global con el PSOE y con el Gobierno, la decisión es más bien de CiU, pero vamos a seguir trabajando para tener acuerdos con todos los grupos.

¿Aprecia usted alguna diferencia entre la oposición del PP en el Congreso con la del Senado?

No observo ningún cambio de tono con respecto a la pasada legislatura, en ninguna de las dos Cámaras. Quizá la escenificación varíe, pero el fondo y la política que despliega es la misma: la confrontación. A veces llega hasta el insulto y sin demostrar ninguna inclinación a los acuerdos que el país necesitaría. Sólo exhiben catastrofismo.

La renovación del Tribunal Constitucional está paralizada en el Senado. ¿Qué horizonte ve?

El PP debería hacer un ejercicio de responsabilidad, un análisis profundo de qué es el TC y de lo que han representado sus sentencias. Es capital para España que el Alto Tribunal, y los miembros que lo integran, tengan prestigio y credibilidad. Si hay magistrados que han actuado de forma no aceptable en su labor como juristas y pueden ser recusados porque han fijado posición en temas sobre los que tienen que pronunciarse, van a hacer que pierda una enorme credibilidad. El PP no debe hacer un análisis de o sus dos candidatos [Enrique López y Francisco José Hernando] o nada, sino de qué se juega el Estado si no se renueva el TC y se renueva bien. La pelota sigue en su tejado. Por cierto, es una absoluta falsedad que Zapatero se comprometiera con el PP a que se plantearan sólo dos nombres [como afirmó Federico Trillo].

¿El PSOE no aceptará a Enrique López bajo ningún concepto?

En la vida de los seres sensatos, políticos o no, no existe la expresión “bajo ningún concepto”. La Constitución exige tres quintos de la Cámara para aprobar los nombramientos. Es decir, el acuerdo de PSOE y PP.

Convendrá en que dilatar un año la renovación del Constitucional crea un pésimo precedente. Y para los ciudadanos, mala referencia...

Desde luego. Los órganos constitucionales deben renovarse en los plazos previstos. Pero el PSOE no tiene por sí solo tres quintos del Senado. Habrá que pedir cuentas a quien pone trabas, al PP, para que anteponga el interés general a los intereses partidistas. Veo a los populares pensar cada vez menos en clave de Estado y más en clave electoral, cuando para los comicios generales quedan tres años largos. Ahora pueden y deben ser responsables.

Podrían convocar ya la Comisión de Nombramientos para forzar al PP a negociar...

Sería un error convocar la comisión para nada. Pondríamos a los 23 candidatos presentados por las autonomías en una posición complicada. Si no hay un acuerdo de antemano, comparecerían sabiendo que no saldrán elegidos y el prestigio de esos 23 juristas es de todos. Es el prestigio de esta Cámara también.

Para su segunda ampliación, el Senado adquirió este año un inmueble, el convento de las Reparadoras, antigua sede del Consejo de la Suprema Inquisi-ción. ¿Puede repetirse el capítulo de la placa de sor Maravillas?

No, estoy segura. Difícilmente se volverá a repetir ese episodio. Es lo positivo de estas situaciones.

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