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Katherine Neville: "Escribo los libros que quieren ser escritos"

'El ocho' la convirtió en la reina del best-seller en 1988. Ahora ha regresado.

PAULA CORROTO

La escritora Katherine Neville (EE UU, 1945) ha pasado tres días maratonianos en España. El fin era promocionar El fuego, la segunda parte de aquel long-seller llamado El ocho que ha llegado a vender más de 10 millones de libros en todo el mundo. Pero le dio tiempo a todo: desde jugar una partida de ajedrez, admitiendo que no conoce bien el juego, hasta reconocer que Agustín Ibarrola la nombró una vez protectora del Bosque de Oma por revelar sus raíces mágicas. Desde luego, Neville es la dama de las conspiraciones.

¿Por qué una continuación de El Ocho? ¿No había acabado el juego?

Me llevó mucho tiempo hacerlo y tampoco estaba muy segura de si habría una continuación. Aún así, la posibilidad siempre quedó abierta. Por otro lado, cada vez eran más potentes las tertulias en Internet acerca de ciertas cuestiones de El Ocho.

Pero, ¿por qué 20 años después?

Aunque yo empecé a escribir mucho antes, mi editor me dijo que esperara al aniversario, ya que con El Ocho había sido la primera vez que Ballantine sacaba un libro en tapa dura, y quería celebrar eso con El fuego. De hecho, el resto de escritores de la casa tuvieron que esperar a ver mi libro publicado para sacar el suyo.

¿Se siente pionera de un determinado género que bascula entre la ciencia ficción y la novela histórica?

Sé que hay escritores que se han inspirado en mí, como por ejemplo Javier Sierra, pero no, no me siento pionera. Aunque soy aries, y se supone que somos los pioneros.

¿Por qué las mujeres son las protagonistas de sus libros de aventuras?

Cuando las mujeres escriben libros de aventuras, eligen a hombres como sus protagonistas. Siempre me he preguntado por qué no había protagonistas femeninos en este tipo de libros. Por eso, cuando me perguntan en qué se diferencian mis libros de los de Dan Brown, siempre les digo que en los míos son las mujeres las que lo resuelven todo y, al final, además, se quedan con los chicos más guapos.

El fuego es la historia de la hija de la protagonista de El Ocho ¿Qué diferencias hay entre las dos?

En realidad es la historia de dos generaciones de mujeres. Y la diferencia es enorme. En la época de Cat, en los 70, el acceso al trabajo para las mujeres era mucho más difícil. En el 2003, la mujer puede acceder al trabajo que quiera. Sin embargo, lo que le ocurre esta vez es que, aunque ha tenido todas las oportunidades del mundo, la hija no tiene mucha formación, y la disciplina se la tienen que imponer desde el exterior. Es un poco lo que les ocurre a los jóvenes de hoy.

Tanto El ocho como El fuego se basan en una legendaria conspiración secreta. ¿Cree usted que realmente existen este tipo de movimientos?

Claro, hay muchas conspiraciones. Incluso dentro de nuestros gobiernos. Ahora bien, es verdad que me gusta incluir en mis libros este tipo de sociedades secretas, sobre todo aquellas que no se conocen mucho como la de los carbonarios, que en su día tuvieron mucho poder.

¿Cómo han afectado los cambios políticos para la elaboración de El fuego? En El Ocho quedaba muy patente todo el tema de la Guerra Fría, la Guerra en Afganistán...

Cuando cayó el Muro de Berlín yo vivía en Berlín y estaba acabando El círculo mágico, y me di cuenta de que estaba escribiendo acerca de lo que estaba sucediendo en la realidad. Además, poco después fui a Moscú y San Petersburgo y vi que todo lo que había sido la URSS se había desmoronado y que las mafias y la Iglesia ortodoxa se había hecho con todo el poder. Por eso me di cuenta de que cuando uno escribe debe incluir todo lo que presencia. Por eso enseguida regresé a El círculo mágico y lo incluí. Con El Fuego me pasó lo mismo, y por eso el libro comienza con una historia en un monasterio ruso que la viví de primera mano, y que me hizo plantearme cómo podría afectarle a alguien como Solarin (el protagonista de El Ocho) que había vivido los peores años del estalinismo la caída de la Unión Soviética.

¿Best-seller de calidad?

En EE UU ya no se escribe tanta crítica literaria. Cuando yo era joven en las librerías había una sección que se llamaba literatura y otra ficción. Pero si querías historias de amor o muy de terror tenías que ir a buscarlas al supermercado o las gasolineras. A mí lo que me gustaba era incluir todos esos géneros en un solo libro. En realidad es lo que tienen otros libros como La Odisea, donde hay aventura continua, historia, ciencia-ficción y romance. Reconozco que cuando salió El Ocho publicado mucha gente no fue capaz de catalogarlo y la gente empezó a hablar de mí como la Umberto Eco femenina etc.

No había modelos de escritoras para lo que usted hacía.

No, no había, y tampoco un nombre para a denominar bien a la novela. Se la ha llamado de todo. Novela de búsqueda

¿Le dio vértigo que El fuego no estuviera a la altura de El Ocho?

No. Yo escribo los libros que quieren ser escritos y de lo que me estaba dando cuenta cuando escribía El fuergo es que el mensaje iba a ser muy diferente al dev El ocho. Yo no quería que fuera sólo una continuación, sino que fuera un libro totalmente diferente y que la gente lo releyera como se ha releído El Ocho.

¿Cuál es el mensaje de El fuego?

En El Ocho estaba claro. Era una batalla entre las fuerzas de la luz y las de las tinieblas. En el fuego la idea es que lo que para una persona puede suponer la luz, para la otra puede ser la oscuridad, por eso la razón de todo es la unión de la luz y la oscuridad, del espíritu y la materia.

Ni blancos ni negros

Puede haber blancos y negros, pero la fuerza mágica sólo se consigue con la unión.

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