Hace tres meses, el PP superó por primera vez en la legislatura al PSOE en estimación de voto. Aunque sólo aventajó en un 0,8% al partido en el Gobierno, una cifra que debe ser considerada como empate técnico, los conservadores certificaban una clara recuperación tras la derrota de marzo. Pero, desde entonces, no han hecho más que empeorar. En el último trimestre del año, el PP ha perdido 3,2 puntos respecto a su rival. Tras el empate de octubre, los socialistas se escaparon en noviembre a 2,1 puntos del PP. Y en el Publiscopio de diciembre la brecha electoral crece hasta un 2,4% de diferencia.

Los socialistas mantienen las mismas cifras que en la encuesta de noviembre. Si esta semana hubiera elecciones generales, un 41,3% de los españoles daría su confianza a José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque interrumpe la tendencia de crecimiento que mantenía desde septiembre, el PSOE consolida así unos resultados positivos en un escenario de crisis, en teoría poco propicio para el Gobierno.

Si el PSOE afianza sus datos favorables, el PP profundiza en una tendencia negativa. Un 38,9% de los votantes estaría dispuesto a dar su apoyo a Mariano Rajoy, tres décimas menos que hace un mes. Esta pequeña caída se suma a las dos décimas que el PP ya perdió en noviembre y hace que cierre el año medio punto por debajo de su mejor marca de septiembre.

Como es habitual, la distancia que separa a los dos grandes partidos se ensancha si observamos únicamente la intención declarada de voto. Un buen porcentaje de sufragio oculto entre los simpatizantes del PP hace que en este apartado el PSOE aventaje a su rival en más de seis puntos.

Tras dos meses de estabilidad, los conservadores sufren una fuerte caída. Desde el 22,9% que obtenían en noviembre pasan ahora a un 20,9%. Desde el mes de septiembre, el partido de Rajoy ha perdido un 5,4% en intención declarada de voto. Claro que el PSOE tampoco puede echar las campanas al vuelo, ya que los socialistas pierden un 1,3% respecto a noviembre, hasta situarse en el 27,1%.

La pérdida de apoyos es la tónica general. Sólo dos partidos del arco parlamentario consiguen mejorar en diciembre los resultados del mes pasado. ERC logra un 0,8% de apoyos, dos décimas más que en su anterior dato, y el mismo porcentaje recupera IU, que llega a un 3,5% de intención declarada de voto.

Mientras que en el primer caso no se traduce en un incremento de su estimación de voto, Izquierda Unida sí experimenta un considerable salto. IU gana medio punto, hasta el 4,5% de los sufragios, y supera de nuevo los discretos resultados que obtuvo en las elecciones de marzo.

El avance devuelve a IU a las mismas cifras que tenía en septiembre y deshace el empate de noviembre con UPyD. En sólo dos meses la formación ha conseguido pasar de un frustrante quinto puesto, tras UPyD, CiU y los dos grandes partidos estatales, a reafirmarse como la tercera fuerza.

Hay que señalar que el trabajo de campo de la encuesta se realizó después de la IX Asamblea de IU, pero en su mayor parte antes de que Cayo Lara fuese elegido nuevo coordinador general.

Al contrario que IU, el partido de Rosa Díez y CiU han expermitentado un claro bajón. UPyD se deja medio punto y se queda en el 3,5%, a un punto de IU. Aunque desde octubre ha perdido siete décimas, la formación de Rosa Díez mantiene un crecimientos espectacular desde marzo, casi triplicando sus resultados. Los nacionalistas catalanes están, por contra, en caída libre. Han perdido desde octubre 1,2 puntos, casi un tercio de sus respaldos.

PNV y Bloque Nacionalista Galego (BNG) apenas modifican sus datos y se mantienen estables, por encima del 1%.

Por comunidades autónomas, la intención declarada de voto muestra la enorme brecha electoral entre PSOE y PP en Catalunya, donde los socialistas logran una ventaja de 21 puntos (30 a 9). Y resultan llamativos los resultados de Madrid, con una ventaja de cuatro puntos del partido de Zapatero (28 a 24), y de Andalucía, donde la diferencia a favor de los socialistas es de sólo dos puntos (29 a 27).