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Cómo se propaga la crisis

El recorte de producción y plantilla en las grandes actividades produce un efecto dominó que perjudica a proveedores y al resto de los integrantes de la cadena productiva

GLÒRIA AYUSO

La crisis que arrancó en el sector de la construcción y que ha golpeado de forma contundente a la industria de la automoción se ha propagado rápidamente. El impacto en estos dos sectores de gran peso ha repercutido en el conjunto de actividades económicas, en un claro efecto dominó. La falta de crédito, que ahoga aún más a las empresas, está ayudando a que la mancha se extienda a mayor velocidad.

Las firmas fabricantes de automóviles han revisado su producción a la baja, y unos 36.000 trabajadores, más de la mitad de la plantilla que emplean, están afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE) temporales. La industria proveedora de componentes ha notado los efectos de forma inmediata. Los pedidos han disminuido y 140 plantas auxiliares han suprimido o han rescindido de forma temporal 27.000 puestos, según cifra Sernauto, la Asociación Española de Fabricantes de Componentes y Equipos para la Automoción. Catorce ya han cerrado y una veintena han despedido a buena parte de la plantilla. Entre fabricantes y proveedores, el número de afectados asciende ya a 62.000, una cifra que puede aumentar, ya que varias matrices advierten que ampliarán los paros de producción para ajustarse a una caída de ventas que no cesa.

'Detrás de un vehículo hay infinidad de empresas y empleos directos e indirectos', explica Ismael Carmena, director general de la división de recambios de Hella, fabricante de faros y pilotos traseros para automóviles. En los últimos meses, firmas como Volkswagen le han recortado el volumen de pedidos. Hella ha tenido que rebajar a su vez la solicitud de material a sus subproveedoras. Un faro de coche contiene entre 30 y 40 componentes, entre lentes, bombillas, carcasa, etc. 'Toda la cadena se para. Las repercusiones llegan hasta la última empresa que fabrica un tornillo', explica Carmena. El efecto es multiplicador, ya que un vehículo contiene más de un millar de componentes.

'Las fábricas trabajan a menor capacidad y obtienen menos ingresos manteniendo los mismos costes fijos', comenta el ejecutivo. Sin demasiado apoyo del sistema financiero, 'entran en pérdidas y al final se presentan los ERE', añade. Frente a la caída de ventas, Hella ahora ve como salida poner mayor atención en su actividad como proveedora de recambios. 'Los coches no se venden, el parque envejece y las reparaciones han aumentado un 5%. Esta puede ser nuestra área de crecimiento'.

De la misma forma, la revisión de la producción en Seat y Nissan ha rebajado la carga de trabajo en centenares de proveedores de primer nivel como Ficosa, Sysmo, Tecnoconfort, Eurosit, y otras muchas que, como éstas, han tenido que hacer ajustes temporales en su plantilla.

Sólo en el caso de Ficosa Rubí, la disminución de la actividad, dedicada a producir limpiaparabrisas y cambios de marchas, ha afectado otros 200 proveedores, como Lear, Industrias Mezquita, Mimsa o Técnicas Innovadoras.

A la vez, el parón en todas estas empresas ha repercutido en el entorno. 'El polígono en el que trabajamos ahora está vacío, los bares y restaurantes de la zona no se llenan. También han dejado de venir ejecutivos que pasaban la noche en los hoteles', explica el coordinador de la planta de Ficosa de UGT, Alberto López.

El secretario federal de Hostelería de UGT, Emilio Ferrero, confirma que 'la caída de la industria y la construcción ha impactado muy fuerte en el sector servicios. La gente no tiene confianza y no consume'. Y añade: 'se están perdiendo cientos de puestos cada día y no nos damos cuenta'. El sector concentra más de un 20% de los despidos por ERE de enero a octubre.

Por el polígono de Ficosa en Rubí 'tampoco circulan ni la mitad de camiones', afirma López. Empresas de transportistas (Tradisa, Trasdega), logística (FCC Logística, Acciona), distribución y mensajería están sufriendo las consecuencias. La Federación de Transportes de CCOO destaca la gran cantidad de autónomos que se están quedando sin trabajo y que desempeñaban sus servicios en empresas de distribución y logística.

En total, los afectados son entre 100.000 y 150.000 personas, según cifra CCOO. Entidades financieras, aseguradoras y concesionarios de vehículos son otras víctimas del declive del sector del automóvil.

El efecto dominó se produce con muchas ramificaciones. La cadena Ficosa también ha dejado de comprar papel e imprimir en color, entre otros muchos recortes, tal y como explican los sindicatos. Debido a la disminución de los pedidos de papel, el consumo de este producto ha disminuido un 20% en un año, según explican los sindicatos de empresas que han tenido que llevar a cabo despidos, como Torraspapel y Aconda.

También les afecta el declive de las artes gráficas y de la publicidad. Precisamente la falta de anuncios está mermando los ingresos y poniendo en un aprieto también a todos los medios de comunicación, muchos de los cuales están ajustando sus plantillas.


Ya antes de la automoción, otro gran sector, el de la construcción, empezó a hacer estragos. En este caso, también 'hay un conjunto enorme de sectores relacionados que han resultado muy afectados: cementeras, fábricas de ladrillo, maquinaria, cerámicas, yeso, aluminio, muebles, madera, pintura, iluminación, electrodomésticos, televisores', enumera la Federación de la Construcción de UGT. Roca Sanitarios, Placo Ibérico, Vitri, Aluminio Catalán, Huprecesa, Holcim, Cemex, Fagor y Prometheus suman por sí solas 1.354 despidos. Sharp y Sony también plantean recortes.

Albañiles, lampistas y gran número de autónomos, las tiendas dedicadas a la comercialización de electrodomésticos y muebles y de nuevo los profesionales del transporte y la logística se resienten.

Y el círculo se cierra: las empresas de la construcción han dejado de adquirir maquinaria, camiones y furgonetas, al igual que los autónomos, que con los vehículos comerciales. Los empresarios ya no compran grandes coches, ni tampoco los empleados compran utilitarios, sea porque han perdido su trabajo o porque han dejado de consumir por la incertidumbre de la crisis.

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