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Zapatero da vueltas al cambio de Gobierno

La derrota electoral en Galicia reaviva las expectativas de una remodelación ministerial. 'Esto no se aguanta', sostienen dirigentes socialistas en alusión directa al vicepresidente económico

GONZALO LÓPEZ ALBA

La expectativa de una próxima remodelación del Gobierno se ha reavivado en las filas del PSOE y del propio Consejo de Ministros tras la derrota electoral en Galicia y ante el horizonte de que el PNV refuerce la oposición del PP en el Congreso. En el entorno del presidente se tiene la impresión de que José Luis Rodríguez Zapatero está en un proceso de reflexión sobre el momento más idóneo, pero no dejando traslucir sus intenciones.

Una fuerte corriente interna de opinión sostiene que 'esto no se aguanta', en referencia directa a la continuidad de Pedro Solbes como vicepresidente económico. 'No se puede afrontar la situación con un vicepresidente que sólo transmite pesimismo', argumentan esos interlocutores ante una crisis que no ofrece atisbos de tocar fondo y una creciente depresión social.

Si este ánimo ya existía antes de los comicios gallegos y vascos del 1 de marzo, el primer gran revés electoral de Zapatero, con la pérdida del Gobierno en Galicia, ha reforzado en el PP a Mariano Rajoy y situado al Gobierno en una posición de 'debilidad' parlamentaria que 'obliga a reaccionar', según fuentes gubernamentales y socialistas.

En consecuencia, estos interlocutores piensan que el cambio debería producirse 'en el entorno de las elecciones europeas'. Hay quien sostiene que hacerlo antes sería malgastar el cartucho si el resultado en esos comicios resultara negativo y quien opina que la reacción debe producirse antes, precisamente para impedir ese resultado en unas elecciones que han pasado de ser una cita de trámite a adquirir la relevancia de un test general.

Tras dejar que cundiera el debate público sobre el agotamiento de Solbes, Zapatero echó el freno de mano, en diciembre. No por falta de ganas, según las fuentes consultadas, sino porque llegó a la conclusión de que no era el momento apropiado y porque Solbes no quiere irse dando la imagen de que abandona el barco en el peor momento.

Sin recambio para Solbes

'Zapatero ejerce de presidente y de ministro de Economía, y no tiene prisa. Además, no permitirá que Solbes se vaya mal. Esperará a que la situación económica empiece a dar indicios de mejoría', argumentaban interlocutores gubernamentales a comienzos de año. Sin embargo, la crisis sigue fuera de control y nadie se atreve ya a asegurar que la recuperación llegará en 2010, mientras que el vicepresidente no pierde ocasión de airear su deseo de pasar el testigo.

Pero este cambio, que sería interpretado por la oposición como el reconocimiento del fracaso de una política económica, choca además con la impresión general de que 'no hay una alternativa sólida' a Solbes. Aunque Zapatero lo sigue considerando 'uno de los economistas más brillantes', Miguel Sebastián no está ahora en la parrilla de salida para tomar el testigo y de David Vegara, a quien algunos señalan como la primera opción, se dice que 'le falta recorrido'. 'Es evidente que Solbes ha perdido mucho crédito, pero sigue siendo Solbes'.

A sabiendas de esa falta de un recambio claro, algunos miembros del Gobierno y de la dirección el PSOE alientan la idea de que el vicepresidente económico, en una situación sin precedentes como la actual, no tiene por qué ser un economista. 'Lo que hace falta es empuje político', argumentan los defensores de esta tesis.

Bermejo, a contrapié

La posibilidad de que el presidente acometiera ahora 'una remodelación corta', pero de efecto vigorizante, se ha visto trastocada por el forzado relevo de Mariano Fernández Bermejo al frente de Justicia, que cogió a Zapatero a contrapié para acometer otros cambios en plena campaña de las elecciones vascas y gallegas.

Fernández Bermejo estaba llamado a dejar, junto con la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, y algún otro ministro con proyección irrelevante, como Mercedes Cabrera, el hueco necesario. El cambio de estos peones hubiera podido tener suficiente fuerza dinamizadora si el relevo de Bermejo hubiera sido alguien con el perfil y el peso político de José Antonio Alonso, que no acaba de hacerse con el cargo de portavoz parlamentario y que siempre ha querido la cartera de Justicia, el destino que Zapatero había reservado inicialmente para él en su primer Gabinete. Y hubiera tenido aún más fuerza si el lugar de Álvarez lo ocupase el vicesecretario del PSOE, José Blanco, a quien todos sus compañeros sitúan, antes o después, sentado en el Consejo de Ministros, pero que, tras la derrota del 1 de marzo, ha visto desarmarse el proyecto de saltar del Ministerio de Fomento a Galicia.

De la Vega y Exteriores

Existe consenso en que cualquier remodelación con categoría de 'crisis de Gobierno' pasa por la sustitución de Pedro Solbes, pero no se descarta que pudiera tener aún mayor alcance.

Zapatero diseñó su equipo tras las elecciones de 2008 con la idea de que fuera el que desempeñara la presidencia de la Unión Europea, que le corresponde ejercer en el primer semestre de 2010. Será el momento estelar de su segundo mandato y también el corte para afrontar el tramo final de la legislatura. Esta doble circunstancia es la que podría llevar al presidente a mantener el Gobierno actual hasta cruzar ese rubicón, para configurar a continuación un nuevo equipo que lo lleve con energía renovada hasta el final de la legislatura. De no hacerlo así, el riesgo es que una sucesión de cambios ministeriales pierda eficacia y transmita la imagen de inestabilidad del propio Gobierno.

Si opta por mantener su plan inicial, algunos interlocutores creen que los cambios podrían alcanzar entonces a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Su continuidad como vicepresidenta no está en cuestión, pero sí la posibilidad de que se desgajaran de sus competencias el Ministerio de la Presidencia y la portavocía del Gobierno, un recorte que ya ha frenado en anteriores ocasiones. La primera opción para asumir esas competencias, pensando ya en las elecciones de 2012, sería la ministra de Defensa, Carme Chacón.

En los cenáculos socialistas y en los rincones monclovistas se baraja la posibilidad de que De la Vega pudiera seguir como vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Exteriores. Pero el presidente quiere mantener a Miguel Ángel Moratinos hasta que concluya la presidencia europea.

Los cambios de estructura que introdujo en 2008 dejaron a Zapatero un sabor agridulce porque, aunque logró un gran impacto mediático con decisiones como el histórico nombramiento de una mujer al frente de Defensa, no pudo darle todo el alcance que pretendía, por trabas burocráticas y por la resistencia de los ministros a ceder competencias.

El nuevo presidente

La remodelación, según las fuentes consultadas, será el reflejo del cambio operado en Zapatero. 'El reto de la crisis económica le ha recargado las pilas. Domina cada vez más los asuntos económicos y, si se descuenta a Berlusconi, que ha vuelto, es ya el presidente europeo más veterano. Eso se nota en el trato con los demás presidentes', subrayan fuentes próximas. 'Y se nota también en él', apostillan.

Zapatero siempre ha defendido que en política resistir es vencer y en su trayectoria ha aplicado este principio con éxito, pero acaba de sufrir su primer revés electoral serio.

Primer año de Gobierno
No sería la primera vez que un presidente del Gobierno busca la coincidencia con el debate sobre el estado de la nación para renovar su equipo. Zapatero ya lo hizo así en julio de 2007 cuando, para afrontar la recta final de su primera legislatura, al día siguiente del debate anunció la que hasta ese momento constituyó su remodelación más amplia. José María Aznar invirtió el orden y, en 2002, hizo la crisis cinco días antes del debate, aunque está opción parece descartada porque entonces Zapatero juzgó “un error” esa maniobra.

Tras las europeas
Aunque el Gobierno cumplirá su primer año de mandato el 11 de abril, el debate sobre el estado de la nación podría no celebrarse hasta julio, una fecha habitual en otras legislaturas. Para entonces ya habrán tenido lugar las elecciones al Parlamento Europeo y supondría el cierre político del ciclo de la primera fasede la legislatura.

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