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Victoria extrema en San Mamés

Robben lidera el triunfo del Madrid en San Mamés con un gran gol y una asistencia a Huntelaar. El nueve holandés confirma que necesita tocar pocos balones para decidir los partidos

LADISLAO JAVIER MOÑINO

El Madrid sigue vivo en la Liga. Hoy podrá mirar ilusionado lo que sucede en Almería. Superó el acto de fe que suponía presentarse en San Mames con la debacle de Anfield en las espaldas y ante un rival y una afición poco propicios. Salió el equipo de Juande indemne de lo que se presumía que podía ser su último cartucho en este ejercicio. Tuvo un momento crítico, pero le sobrepuso el desborde de Robben y la precisión en el remate de Huntelaar. Un extremo y un nueve: una fórmula de toda la vida. La victoria también le sirve cerciorarse de su realidad. No le da para pelear en Europa, pero sí por la Liga.

Cuando el fútbol se puso como le gusta a Caparrós el Madrid se desquició. Mucho ruido, mucha bronca y mucho taco afilado. Las secuelas del empate con el Atlético y la debacle de Anfield han dejado a los jugadores de Juande en la frontera del equilibrio emocional. Un mal paso y los nervios le afloraron. Lo dio Casillas con un mal despeje que propició el primer tanto y lo continuó él mismo teatralizando el empujón de Yeste. El centrocampista del Athletic estaba expulsado igual, pero Casillas fingió que le tocó la cara. Su error en el segundo gol del Athletic describe su estado alterado. Fue a por el balón con pinzas de robot en vez de con guantes. Ese juego de trincheras en cada centímetro de hierba levantó al Athletic. Quería ahí el partido y ahí lo hizo suyo. Aunque pudo perderlo también por esa vía. Caparrós puso el turbo de la adrenalina en el vestuario y el Athletic salió pasado de vueltas. Koikili vio una amarilla demasiado rápido por una entrada por detrás. Tenía que frenar a Robben y quedó inhabilitado para defenderle al límite. Tuvo que hacer de poste en el gol de holandés por temor a ser expulsado.

Ese frenesí emocional del Athletic pareció que se acababa con el tanto de Heinze. Hasta la expulsión de Yeste y las anormales inseguridades de Casillas. Desplegó Juande en San Mames el once más con más posibilidades de interpretar el patrón de juego que dibujó en el Sevilla y que no se atrevió a utilizar en Anfield, donde prefirió la asimetría. Ayer dispuso dos bandas abiertas con Marcelo y Robben. Un mediocentro machaca [Lass] y otro dinámico para la ida y la vuelta y las rupturas en conducción [Sneijder]. En este último buscó lo que le daba Renato y en Huntelaar, lo que le ofrecía Kanouté: una referencia para ejercer de hombre diana, aunque más arriba porque Huntelaar no tiene el manejo del delantero de Mali.

Por primera vez en mucho tiempo Sneijder jugó en su verdadera posición. Ahí jugaba en el Ajax y se hizo un nombre en el concierto internacional. Arrancando desde la medular para ayudar en la construcción y con libertad para pisar área. Schuster le arrinconó en la banda y Juande también le sacaba de su eje. Ahí, en el medio, cerca de corazón del juego y libre para descabalgarse vale más y se confunde menos con el balón. Al contrario que Sneijder, no precisa Huntelaar tocar demasiados el balón. Lo quiere lo justo para sus condiciones, es decir, para rematarlo. Sin más. Tan simple, como devastador. . Es de esos delanteros que tienen el gol atornillado en su cabeza. El primer remate claro que tuvo silenció a La Catedral, que intuía noche grande y de épica tras ver como su equipo había enjugado dos goles de diferencia. Se sacó Huntelaar un disparo seco y dañino por el hueco que atisbó con el rabillo del ojo mientras controlaba la pelota en la frontal del área. En términos de eficacia, el chico no deja dudas. Lo corroboró en el tanto que domesticó al Athletic. Acompañó bien en la carrera a Robben, que esta vez no buscó orugas en la hierba y le vio, por lo tanto, pudo entregarle el balón. Huntelaar superó a Gorka con un remate suave por encima, lo que descarta que sólo sepa reventar el balón contra las redes.

Con ese gol desapareció el Ahtletic por completo. Quiso seguir con su discurso marrullero, pero ya había demasiadas diferencias.

 

Athletic (2): Gorka; Iraola, Ocio, Amorebieta, Koikili (Balenziga, m. 46); Orbaiz (Susaeta, m. 56), J. Martínez; D. López (Gurpegui, m. 51), Toqueró, Yeste; y Llorente.

Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Metzelder, Heinze; Lass, Sneijder; Robben (Faubert, m. 66), Raúl (Higuaín, m. 64), Marcelo; y Huntelaar (Parejo, m. 77).

Goles: 0-1. M. 21. Robben, con un zurdazo por alto. 0-2. M. 33. Heinze remata en plancha y de cabeza una falta. 1-2. Heinze, en propia meta. 2-2. M. 45. Casillas no agarra un remate de cabeza de Llorente. 2-3. M. 47. Huntelaar, de derechazo raso y ajustado. 2-4. M. 61. Huntelaar, culmina una contra con una vaselina. 2-5. M. 85. Higuaín, de penalti.

Árbitro: Muñiz. Expulsó a Yeste (m. 36) y Vélez (m. 57) y Gurpegui (m. 84) por roja directa. Amonestó a Iraola, Koikili, J. Martínez, Huntelaar, Sneijder, Llorente, Amorebieta, Parejo, Higuaín San Mamés: 47.000 espectadores.

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