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Una visión de la guerra desde una burbuja de felicidad

El cine que se veía en España estaba marcado por el escapismo de la industria de Hollywood

CARLOS PRIETO

¿A quién no le gusta abandonar el rol de paria por el de multimillonario exótico con varias amantes? Aunque sólo sea, eso sí, durante el rato que dura la proyección. Sí, nadie puede resistirse al individualismo optimista de Hollywood. Ni siquiera, ¡ay!, los defensores de la emancipación social, como se narra en La narrativa invencible (Cátedra, 2009), libro de José Cabeza sobre el cine de Hollywood en el Madrid bélico.

En efecto, mientras Durruti defendía la ciudad a tiros, Hollywood monopolizaba las pantallas con filmes como El gran Ziegfeld (de Robert Z. Leonard), donde una diva vestía un traje con 500 plumas blancas de avestruz y una cola formada por siete bellas jóvenes.

'Hollywood proponía sueños de confort y de felicidad, valores muy apreciados en la deteriorada vida civil durante la contienda. Ante tamaña seducción, nada podían las descalificadoras críticas militantes de los portavoces del proletariado', explica Román Gubern en el prólogo del libro.

Así, el 61% de los filmes venía de EEUU. Y un 21% tenía números musicales, género propulsado durante la Gran Depresión para subir los ánimos. Para colmo, el cine español entró por el aro escapista con dos géneros de éxito: la comedia internacional y la españolada. El primero, mezclaba los temas locales (zarzuela, folclore) con estructuras hollywodienses. ¿Su mayor representante? Benito Perojo.

'La comedia musical de Hollywood recogía el espíritu desenfadado de los felices años veinte: transportar al espectador a un mundo en el que todo era una hipérbole de la realidad: lujo, belleza... con final feliz. Perojo es el mejor sucedáneo de este género. Sus filmes reflejaban una sociedad que vivía en una burbuja de felicidad', explica Cabeza.

'Solo a la quinta columna puede hacerle feliz el hecho de que a los dos años de la Guerra no hayan desaparecido de las pantallas los filmes del señor Perojo', bramaban desde las páginas de Mundo Obrero en 1938.

La españolada, que representa al país de pandereta, peineta y faralaes, no le fue a la zaga: 'Crea su propio territorio mítico, pero sigue la estela dramática y narrativa de Hollywood: música, pasiones románticas, personajes cenicienta y una historia de ascensión social y final feliz'.

El filme más taquillero de la Guerra fue ¡Centinela, alerta! (Juan Gremillón, 1936), criticado de este modo en el diario El Sol: 'Representa justamente el clima social y moral contra el que lucha el pueblo español'. Así habían sido las cosas durante el conflicto.

Cine ruso. La producción soviética sólo alcanzó un 3,7% de cuota de pantalla durante la Guerra. 'Las películas soviéticas no funcionaban: muchas de ellas no hablaban del hombre ni de sus pasiones', explica Cabeza.

La rara avis. El único filme soviético que triunfo fue ‘El circo’ (Grígori Alexandrov, 1936), una comedia musical a la americana. 'Alexandrov utiliza todos los recursos de Hollywood y los arma al servicio de su mensaje', zanja Cabeza.

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