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El monopolio del dios de España

El catolicismo, con el impulso de las leyes franquistas, asfixió a las demás religiones

R.B

'La profesión y la práctica de la religión católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial. Nadie será molestado por sus creencias religiosas ni por el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la religión católica'. Este es el contenido íntegro del artículo 6 del Fuero de los Españoles de 1945, una de las leyes fundamentales del franquismo, que redujo la libertad de cultos a la más estricta intimidad.

Quedaban así asfixiadas el resto de religiones. La redacción del artículo fue sometida incluso a la autorización previa del Papa Pío XII, según relatan varios historiadores.

No obstante, el régimen consideraba que en España había libertad de culto; y que judíos y árabes se portaban bien, al contrario que los protestantes, según un informe secreto entregado por España a EEUU en 1960 y desvelado por La Vanguardia en 2005.

En ese documento, los franquistas calculaban que en 1960 había unos 30.000 cristianos no católicos. Lo reducido de la cifra se justificaba así: 'Su doctrina no interesa a los españoles'. El documento agregaba que no existía actitud persecutoria y que 'incluso durante el periodo republicano, cuando todas las religiones, excepto la católica, disfrutaban de la más absoluta libertad, el proselitismo protestante no hizo avances especiales'.

Sin embargo, los protestantes saben que no era así. 'Fueron tiempos muy duros. Existió un persecución. Los protestantes venían de la República, estaban en relación con las iglesias europeas, se les tachaba de rojos, la gente tenía que reunirse en casa. Se ejercía el culto en la clandestinidad y las catacumbas', asegura Andrés de la Portilla, evangélico.

Con las bases militares de EEUU en España ya a pleno rendimiento, el entonces presidente Dwight Eisenhower se preocupaba por la situación de los no católicos bajo el franquismo. El régimen respondió así: 'Se ha estado trabajando seriamente para lograr una solución legal firme adecuada al problema de las minorías religiosas en España. Ni los judíos ni los árabes se quejan acerca del tratamiento que se les otorga. Es en el grupo protestante donde tiene lugar el problema de su supuesta persecución en España'. Sin embargo, en aplicación del fuero, estaban prohibidos hasta los cortejos fúnebres.

El asunto religioso no avanzó ni un paso hasta después del concilio Vaticano II (1962-1965), que declaró la libertad religiosa de todas las personas. Aún así, el catolicismo se mantuvo como religión oficial. Dos años después, en 1967, Franco modificó el Fuero de los Españoles, que quedó así: 'La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial. El Estado asumirá la protección de la libertad religiosa, que será garantizada por una eficaz tutela jurídica que, a la vez, salvaguarde la moral y el orden público'. Al tiempo, estaba prohibido predicar en la calle.

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