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Las empresas españolas jubilan el código de barras

Un tercio de las grandes compañías del país ya han incorporado los RFID en los productos que fabrican

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Esta vez, sí. Las empresas españolas están siendo pioneras en la adopción de una nueva tecnología. Casi sin hacer ruido, los códigos de barras están siendo sustituidos por unos chips que identifican los productos por radio frecuencia, los llamados RFID. 

Usados desde hace algún tiempo para el control de stocks y el etiquetado, en los dos últimos años se ha producido una explosión de nuevos usos. Varias empresas españolas tienen algunos de los planes de implantación de RFID más importantes del mundo.

Un informe elaborado por la Asociación Europea para la Identificación Segura, IDtrack, en colaboración con IBM, revela que un tercio de las grandes empresas españolas ya han incorporado los RFID en los productos que fabrican o manejan. Además, de las que aún no lo han hecho, el 30% tiene previsto hacerlo en los próximos años. El director de IDtrack, Lluís Soler, asegura estar 'gratamente sorprendido ' por los resultados. Los expertos calculan que este negocio moverá unos 17.500 millones de euros este año a nivel mundial.

Como un grano de arena
Los chips o transpondedores RFID pueden ser tan pequeños como un grano de arena. Los más sencillos contienen simplemente un código que identifica de forma unívoca al producto. Pero los hay capaces de almacenar todo tipo información del objeto como una definición, los ingredientes que contiene o la temperatura ideal de conservación. Un filamento de cobre a su alrededor hace las veces de antena. El conjunto puede imprimirse en material adhesivo y un lector, similar a los de código de barras, recoge la información que contiene la etiqueta y la envía a una base de datos.

Una empresa española está a punto de hacer una de las mayores implantaciones de chips RFID del mundo. El Grupo Leche Pascual, que lleva desde 2001 haciendo pruebas con esta tecnología, va a necesitar varios cientos de millones de transpondedores a partir del año que viene. Pretende etiquetar todos los paquetes de sus productos para mejorar su trazabilidad desde los centros de producción hasta las tiendas, pasando por los centros de logística.

Si siguen el modelo de su proyecto ensayado con sus productos derivados del huevo, las cajas serán etiquetadas en el lugar de producción. Los camiones llevan antenas que leen en todo momento la información de la carga y el sistema también registra las paradas que realiza, si se abre el portalón o cualquier otra incidencia. En este caso, el mantenimiento de la cadena de frío es lo más importante.

Usados en un principio para el control de stock en los almacenes, los RFID se han extendido a todo tipo de usos. Correos, por ejemplo, tiene en marcha uno de los proyectos más grandes de Europa. Su sistema Q-RFID, establecido en sus 15 centros de tratamiento automatizado repartidos por España, permite hacer el seguimiento de los envíos, localizar paquetes extraviados, rastrear los urgentes... El objetivo es que todos los paquetes lleven un chip de seguimiento.

Guías para ciegos
Los RFID no sólo sirven para etiquetar cosas. En Laveno Mombello, una pequeña localidad del norte de Italia, se está ensayando el sistema SESAMONET. Se han instalado transpondedores a lo largo de rutas para peatones con información sobre su posición. El Instituto para la Protección y la Seguridad de los Ciudadanos ha distribuido también bastones para ciegos que llevan un antena que detecta y lee los datos del chip y los reenvía a una agenda o teléfono móvil que reproduce la información mediante un audífono.

El plan es sembrar de chip varias calles de la ciudad y extender el modelo a otras localidades. El RFID permitirá así que los invidentes puedan moverse de forma autónoma. El prototipo cuenta con la colaboración de la Comisión Europea y la Unión Italiana de Ciegos. Este mismo modelo puede aplicarse para otros colectivos con discapacidad o movilidad limitada.

Etiqueta de portátiles

Toshiba, que desarrolla esta tecnología, la usa para etiquetar sus portátiles. Gracias a ella ahora suministra cada día 17.000 portátiles, frente a los 9.500 que salían de sus instalaciones al día antes de iniciar este proyecto. Utiliza ahora un 75% menos de tiempo en manipular el producto lo que reduce hasta en un 40% el coste de almacenamiento por unidad.

El pescado más fresco

Fish Tracenet es un proyecto en el que participan varias empresas y organizaciones europeas que pretenden seguir el rastro a los productos pesqueros congelados y frescos. Con un objetivo similar, la Comisión ha puesto en marcha Food trace que quiere establecer unas normas comunes para toda Europa para aplicar la trazabilidad a los alimentos.

En la ropa

Las prendas de la colección otoño-invierno de la firma Throttleman llevan adheridos chips RFID. Además de servir como herramienta antirrobo e inventario en tiempo real, van a ensayar el ‘Magic-Mirror’. Al entrar al probador con determinada prenda, el espejo despliega consejos y publicidad en función de la prenda que se pruebe el cliente.

Lectores en los móviles

Samsung acaba de presentar un chip que puede integrarse en los teléfonos móviles para convertirlos en un lector de RFID. De esta manera, el terminal permitiría al usuario leer toda la información que contenga la etiqueta de los productos. Además, permitirá enviar datos sobre el móvil y su usuario a los que estén a su alrededor.

La tienda del futuro

De la mano de Toshiba, varias tiendas japonesas usan etiquetas RFID para sus productos. Al combinarlas con el sistema de pago electrónico, no hay que hacer cola al llegar a la caja. El sistema tarda unos segundos en hacer la cuenta y en cobrar. Han estimado que los tiempos de espera en la cola se han reducido a la mitad.

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