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Patxi López pide una Euskadi en pie contra ETA

El lehendakari advierte al mundo de Batasuna: 'No cederé ni un milímetro'. La viuda desafía a los terroristas: 'No me van a ver llorar'

GUILLERMO MALAINA

Sucedió otra vez. ETA mata y la sociedad vasca se rebela. Decenas de miles de personas se echaron ayer a las calles de Bilbao para reprobar el asesinato del policía nacional Eduardo Puelles a manos de ETA. A su término, el lehendakari, Patxi López, pidió a la ciudadanía que 'se ponga en pie' para decirle a la banda que 'ya ha perdido'. El momento más emotivo llegó, sin embargo, cuando la viuda del agente, Francisca Hernández, tomó la palabra: 'Le va a costar mucho [a ETA] poder conmigo. Ni a mí ni a mis hijos nos van a ver llorar'.

La cita era a las seis de la tarde, junto a la estatua del Sagrado Corazón. Miembros de las Juventudes Socialistas sostenían allí, por unos momentos, la pancarta que iba a encabezar la marcha convocada por el lehendakari contra el último atentado de la banda terrorista. El lema, en euskera y castellano, era inequívoco: 'Por la libertad. ETA no'.

Apenas los murmullos de la multitud rompían el silencio a la espera de que arrancara la protesta. Se quebró por primera vez con un aplauso cuando aparecieron los familiares de personas asesinadas por ETA para coger la pancarta y situarse al frente de la manifestación. Entre ellos, allí estaban los dos hijos, la mujer y dos hermanos de Eduardo Puelles. Durante el recorrido, no dejaron de escuchar los aplausos de las miles de personas que aguardaban en las aceras para sumarse a la concentración. Algunos portaban su propio cartel. 'ETA no' y 'Paz' se podía leer en muchos de ellos, unidos también a ikurriñas o banderas españolas.

Más allá de las sensibilidades nacionales, la protesta convocada por Patxi López logró la unión de los partidos y las instituciones, cuyos representantes se situaron por detrás de los familiares de las víctimas y de representantes de la Ertzaintza, la Policía Nacional y la Guardia Civil. Más atrás marchaban miles de ciudadanos, 80.000 según de la organización, y 25.000, según la Policía Municipal de Bilbao.

En cualquier caso, la marcha ocupó durante una hora el centro de Bilbao. Cuando la cabeza ya llegaba tras una hora de recorrido al final, en el Ayuntamiento, la cola estaba a medio kilómetro de allí. En las escalinatas del Consistorio, los familiares de las víctimas rompieron por primera vez su silencio con una ovación de agradecimiento.

En medio de la emoción, Patxi López subió las escaleras para dirigirse a los asistentes con un poema y una carta de compromisos. 'Hoy quiero hacer un llamamiento a las sociedad para que se ponga en pie (...) Para decir a ETA que ya han perdido (...) porque nunca vamos a ceder a su chantaje'.

En su intervención, reivindicó que 'hemos salido a la calle, apretando los dientes, para hacer frente a ETA' con toda 'la contundencia del Estado de derecho'. En esa clave, también le envió un mensaje velado a la izquierda abertzale ilegalizada, a la que advirtió de que 'no vamos a ceder ni un solo milímetro a los propagadores de la violencia, a los silencios cómplices...'.

La mujer del agente asesinado cerró el acto con otra emotiva declaración: 'Soy la mujer de Eduardo, y me siento muy orgullosa. Y estos dos que están a mi lado son sus hijos. Ahora me voy a dirigir a quienes le han matado. Lo único que han conseguido es dejar a dos huérfanos y a una viuda. No van a conseguir nada más porque, gracias a Dios, hay mucha gente como mi marido y no van a poder con ellos, cada día van a salir más y más'.

Francisca Hernández se dirigió a los asesinos de su marido para advertirles de que «son asesinos, no son políticos, no son presos políticos, eso es mentira'.

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