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Los jóvenes levantan el cine

Los filmes para adolescentes acaparan casi un cuarto de lo recaudado por el ‘top 10' en el primer semestre en España

ISABEL REPISO

Se abre el telón: un pensionista, un yuppie y un adolescente. ¿Quién se bajó la película? Los defensores de los derechos de autor llevan cargando contra las nuevas tecnologías y sus usuarios durante casi una década. La sospecha se cernía sobre el colectivo más joven hasta que un informe de Metroscopia para la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) ha arrojado luz sobre la afluencia a las salas: el 62% de los menores de 25 años va al cine asiduamente.

La demonizada generación 2.0 levanta tres géneros en particular: la comedia, con un 46% de consumidores habituales; el cine de acción, con un 40,4%, y el de terror, con un 22,5%.

La recaudación de los primeros seis meses del año indica que al menos cuatro productos dirigidos al público menor de 25 años superaron la barrera de los cuatro millones de euros y tres de ellos se metieron en el top 10 de las más taquilleras: X-Men orígenes: Lobezno, Fuga de cerebros y Hanna Montana, la película, que concentraron el 22,7% de la recaudación de las diez más taquilleras hasta junio.

Entre las españolas más vistas, destaca el filón de la comedia, con Fuga de cerebros y Mentiras y gordas liderando el ranking, al que hay que sumar la más reciente Pagafantas. Entre las dos cintas, sumaron más espectadores (1.857.277 personas) que Los abrazos rotos, Al final del camino y Che guerrilla (1.255.903).

'Los menores de 25 años van al cine si la película los atrae de forma especial. No arriesgan', avanza Mariela Besuievsky (Tornasol), productora de Mentiras y gordas. 'La ventaja respecto a otras audiencias es que hay muchos medios para llegar a ella, como las redes sociales, y que sigue a sus actores favoritos. Sin embargo, no son un público fiel, sino muy circunstancial, movido por el marketing y la comunicación de la película', explica.

Fuga de cerebros y Mentiras y gordas siguen el formato de la comedia sin complejos que lleva lustros funcionando en EEUU o Italia (la adaptación de la novela de Federico Moccia Tengo ganas de ti recaudó en su primer fin de semana 6.264.417 euros, según Repubblica). Fórmula a la que Albacete y Menkes no eran ajenos cuando planearon su último filme. El fenómeno de Fuga... y Mentiras... no es comparable a taquillazos anteriores como Airbag o El otro lado de la cama, porque la mitad de la promoción ya estaba hecha en televisión gracias a repartos cuajados de actores muy presentes en el medio, como Amaia Salamanca y Mario Casas. 'Se ha demostrado que la fórmula funciona. Es gente que tiene mucho tirón entre adolescentes', reconoce Javier Ruiz de Arcaute, veinteañero asiduo al cine y coautor de un blog de cine.

Pero los datos de Metroscopia sugieren que el peso de este público va más allá de los productos ideados ad hoc. De hecho, las distribuidoras reconocen que hay películas dirigidas inicialmente a otros públicos a los que este grupo se ha enganchado.

El caso más paradigmático es Gran Torino, segunda cinta más vista en el primer semestre de 2009. 'Cuando todos tus colegas te hablan bien, la crítica la pone por las nubes y además tiene el prestigio de Clint Eastwood, tienes que ir', admite Arcaute. Sin olvidar otro filón que ha roto barreras generacionales: el cine de animación en 3D. En Paramount, admiten que el humor es uno de los anzuelos con los que enganchar al público juvenil, clave para que Monstruos contra alienígenas recaudara 9,4 millones a fecha del 24 de mayo, según Cultura; y para que Ice Age 3 haya sido vista por 1.133.372 espectadores en su primera semana, según Fece.

Tanto Mentiras y gordas como Fuga de cerebros han llegado en el momento adecuado, cuando la creatividad de Hollywood parece ceñirse a sagas interminables. Eso explica que las últimas entregas de Batman o Transformers no hayan alcanzado aquí el éxito de EEUU.

'El cine comercial de Hollywood es bastante peor que hace unos años y Pagafantas no es la típica película española. Cada vez hay más variedad en el cine español. Ha llegado el momento de abrir la mente', valora Ruiz de Arcaute. Pero también en una época en la que se va más al cine: la afluencia en los primeros seis meses de 2009 fue un 7,9% superior a la del mismo período de 2008.

Una subida que sorprende en el contexto de los jóvenes, muy condicionados por el precio de las entradas. 'Hay películas que sabes que tienen muchas posibilidades de no gustarte en las que no te gastas la pasta', dice Arcaute. Este es uno de los puntos negros que señala el informe de Metroscopia (el 62% de los encuestados piensa que debería ser más barato).

Pablo Vara (Gijón, 1984) -que se dejó en las últimas tres semanas casi 20 euros en Transformers 2, Te quiero, tío y Pagafantas- atribuye la pérdida de espectadores a las tarifas: 'Antes de que entrase el euro, costaba unas 600 pesetas y ahora llega fácilmente a los seis o siete euros (más de mil pesetas). Muchos jóvenes no disponen de ese dinero'.

Algo en lo que coincide Ingrid Flores (Lima, 1988): 'Es excesivamente caro y los descuentos se reducen a un día determinado de la semana o a una sesión a la que no puedes ir con amigos', critica. Y esta es una de las claves para entender a este público: para ellos ir al cine es un evento pandillero en el que lo más importante es compartirlo todo, desde carcajadas a gritos de terror y las mismísimas palomitas.

Dani Rayado (Madrid, 1981) va al cine una vez por semana. En el último mes, ha visto Pagafantas, Los mundos de Coraline y La última casa a la izquierda. Dentro del 35% de españoles que acude regularmente al cine, pertenece a ese 46% con un nivel educativo alto. 'No veo ninguna relación entre las ventas de entradas y las descargas', opina contradiciendo a quienes piensan que si una película no logra una buena taquilla, es porque ha sido muy descargada.

Para empezar, echa por tierra el tópico de que su generación sea carne de lo ilegal: 'Lo malo de los estrenos es que algunos tardan tanto en llegar a España que te los bajas y si te flipa, repites en el cine'. El inglés no es una barrera para la mayoría y cuando lo es, recurren a webs de las que se bajan los subtítulos.

Un argumento con el que discrepa Luis Hernández de Carlos, presidente de la Federación de Distribuidores Cinematográficos (Fedicine), que el pasado junio atribuyó el descenso del 25% de espectadores a las salas españolas en los últimos cuatro años a 'la piratería y a los cambios tecnológicos que permiten ver cine en casa'.

No van por ahí los tiros, según los jóvenes consultados, que no consideran los dos canales excluyentes. 'No son comparables', clama Flores. 'Si no vas al cine, es porque el producto no te interesa realmente', aclara Ismael Durán, de 26 años. Metroscopia corrobora: tres de cada cuatro menores de 25 años (el 77,5%) considera que hay películas que sólo pueden verse bien en una sala de cine.

Una de las características de esta generación es la impulsividad con la que consumen contenidos de Internet. 'Muchas veces te bajas algo por curiosidad y si no te gusta, lo paras', observa Rayado. Según ellos, las descargas hacen más daño a los DVD de series y a los alquileres de películas que al cine.

La mayoría piensa que el cine español ha mejorado en los últimos años (según Metroscopia, el 56,7% de los menores de 25 años lo valora como 'bueno'), con la aparición de directores interesantes -los de Tres días, Los cronocrímenes, AzulOscuroCasiNegro y El rey de la montaña- y de festivales que mejoran el contacto entre los iniciados en el cine.

'La gente que ha salido del NotodofilmFest, por ejemplo... No los ves como a los petardos típicos de las subvenciones sino como a frikis del cine como tú, que si les escribes a su web hasta te contestan. Eso hace que les prestes más atención que si los ves en la típica rueda de prensa', reconoce Rayado.

En el apartado de los peros, algunos denuncian la poca promoción que acompaña a estas películas ('Casi ni te enteras', lamenta Flores) y la obsesión por la Guerra Civil. 'Es un conflicto que siempre se ha usado para tocar temas íntimos. Falta la gran película bélica, que es lo que siempre ha hecho Hollywood con la Segunda Guerra Mundial o con Vietnam', analiza Ruiz de Arcaute.

Una de las carencias del cine español es su 'falta de espectacularidad', según Flores. 'Los girasoles ciegos está bien, pero no es trepidante', asiente Rayado. Y ese es un factor que juega en contra de la taquilla, porque lo que este público pide a gritos es big entertainment. 'Las pelis pequeñas, que no se basan en efectos especiales y son más íntimas, es probable que me las baje y las vea en casa', admite Rayado. 'Las cintas independientes, como Mishima, no son las típicas que te guste ver todos los fines de semana.

El cine de autor tiene su público, que es reducido pero exigente, mientras que la gente en general va al cine a pasarlo bien'. Advertidos están si no quieren acabar enterrados en sus butacas bajo una montaña de cajas de palomitas y refrescos XXL.

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