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El referente moral de los demócratas

El senador Edward Kennedy fue un maestro en la negociación y el mentor de toda una generación de políticos

MACARENA VIDAL (EFE)

El senador Edward Kennedy, bastión de la dinastía política que dominó la política de los años 60, y que se vio envuelta de glamour y desgracia en la misma medida, falleció hoy a los 77 años, víctima de un cáncer cerebral.

El fallecimiento del 'león del Senado' y adalid de causas tan diversas como la reforma sanitaria, el salario mínimo o la inmigración, deja un hueco en el Congreso de EEUU que será muy difícil llenar.

No es sólo que el Senado se quede, por primera vez en décadas, sin un representante de lo más parecido a una familia real con que cuenta Estados Unidos.

Desaparece un político de otra era -de cuando el concepto de servicio al público era un deber y no una excusa-, un maestro en la negociación entre bambalinas que sacó adelante muchas causas que parecían perdidas y el mentor de toda una generación de políticos.

Kennedy no sólo fue una figura clave para lograr que Obama fuera nombrado candidato presidencial del partido demócrata y, posteriormente, elegido presidente de EEUU. También fue un estrecho colaborador del presidente estadounidense en una causa por la que ambos sentían pasión, la reforma del sistema sanitario de tal modo que los cerca de treinta millones de personas que en Estados Unidos carecen de cobertura médica pudieran recibirla sin costes estratosféricos.

A la ausencia de Kennedy en el Senado, y su capacidad para llevar a un aparte a la persona adecuada y convencerla en un momento clave, se atribuyen parte de las dificultades que está padeciendo la Casa Blanca en lograr que la reforma sanitaria salga adelante.

Kennedy, sin embargo, no sólo fue líder en lo que respecta al sistema de salud. Para el partido demócrata ocupaba el puesto de referente moral.

Con sus discursos en favor de la justicia social, la educación para todos y la integración de los inmigrantes era el icono del ala más de izquierdas del partido, una etiqueta que llevaba muy a gala incluso en momentos en los que describirse como tal -después de los atentados del 11-S, por ejemplo- era casi de mal gusto.

En 2007 fue uno de los patrocinadores del fallido intento de una reforma del sistema migratorio.

Ha dejado su huella en cientos de leyes relacionadas con el sistema de salud, los derechos civiles, la educación, los servicios sociales y otros asuntos.

Divorciado tras 24 años de matrimonio en 1982 de su primera esposa, Joan, con quien tuvo tres hijos -Kara, Edward y Patrick-, estaba casado desde 1992 con Victoria Reggie, con quien tuvo otros dos hijos, Curran y Caroline Raclin.

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