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Puntos polémicos y criticados de la Ley de Extranjería

Retenciones, restrincciones a la reagrupación familiar, multas de hasta 100.000 euros, expulsiones, persecuciones...

D.A. / L.D.P. / R.B. / J.P.G.

La reforma de la Ley de Extranjería contiene varios puntos polémicos y muy criticados por ONG y asociaciones de inmigrantes. En general, hay un aumento de las sanciones: las muy graves pasan de 60.000 euros a 100.000 euros y las graves, de 6.000 a 10.000.

El punto principal de discordia ha sido la ampliación de los plazos de retención de los inmigrantes sin papeles en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) de 40 a 60 días. A juicio del Gobierno, los 40 días de ahora no son suficientes para tramitar algunas órdenes de expulsión.

Además, en algunos supuestos, referidos a la petición de asilo o al habeas corpus, el internamiento en los CIE serán ilimitados. La propuesta ha recibido también el rechazo de grupos parlamentarios como ERC-IU-ICV o PNV, que se han mostrado en contra de la ampliación y consideran que se está 'criminalizando' al inmigrante.

Además, hay otros puntos polémicos, como la limitación de la reagrupación familiar. Con la reforma, sólo podrán trasladar su residencia por este motivo a España los cónyuges, hijos menores de edad y ascendientes mayores de 65 años. Para esto, la ley incluye una nueva cláusula: el inmigrante reagrupador deberá llevar en España más de cinco años (frente a la norma actual, que lo permite a partir del primero). Las ONG denuncian qué va a pasar si, por ejemplo, el padre tiene 67 años y la madre 60. ¿Sólo podría venir a España el padre? Asociaciones como Rumiñahui, que agrupa a inmigrantes ecuatorianos, consideran la medida 'absurda y desproporcionada'.

La nueva normativa también prevé expulsar a los extranjeros que hayan denunciado ser víctimas de la violencia de género y que no puedan demostrar el maltrato. Además, se multará con hasta 100.000 euros a los matrimonios de conveniencia.

La nueva normativa restringirá la reagrupación familiar al núcleo familiar (cónyuge e hijos menores de edad) y a padres mayores de 65 años. 

Después de vivir en España durante 14 años, Sora, de 37, se desenvuelve como una vecina más en el madrileño barrio de Tetuán. En el mismo vecindario viven su madre, de 78 años, y cuatro de sus cinco hermanos.

La más pequeña, de 32 años, aún reside en Marruecos y con la nueva ley no podrá trasladar su residencia a España por la vía de la reagrupación familiar. Su trabajo como limpiadora por horas y algunas ayudas estatales le permiten cuidar de sus hijos, de 2 y 6 años. 'Somos una familia y nos apoyamos los unos a los otros en los momentos difíciles. No somos ricos, pero el dinero no es un problema porque nos apoyamos', asegura. Su hermana ya sólo podrá venir a España, como desea, si logra un contrato de trabajo.

La contratación de trabajadores extranjeros sin haber obtenido las autorizaciones previas comportará multas de hasta 100.000 euros. 

Barcelona es una ciudad cara, pero Zohaib Asif Abbasi, paquistaní de 30 años, se las tiene que arreglar con 250 euros: no le queda otro remedio. Zohaib explica que cada día trabaja sin contrato “unas 14 horas” en un colmado regentado por un compatriota. “Le pago 100 euros por dormir en su casa y por la comida, me quedan 150 euros para vivir”, explica este trabajador, que a pesar de sus circunstancias, tiene “esperanza”.

El caso de Zohaib no es el único y su historia se repite hasta el hartazgo entre muchos de sus compatriotas. La futura ley castigará con multas de hasta 100.000 euros a los empresarios que contraten a sin papeles. Combatirá el abuso, pero hará más dificil que trabajen.

La ley pretende acotar la solidaridad. Quien invite a su casa a un amigo de fuera y le ayude a instalarse podrá recibir multas de hasta 10.000 euros.

Awana, camerunés de 21 años, trabaja en lo que puede, en lo que le sale. De noche regresa a su casa de Marinaleda (Sevilla), en la que convive con el alcalde y diputado andaluz Juan Manuel Sánchez Gordillo (IU) y la compañera de éste.

“Ya le he arreglado los papeles a dos personas”, aseguró ayer el parlamentario. Con Awana, a quien aloja desde hace dos años, lo está intentando. La normativa que prepara el Gobierno no le gusta. “Si la aprueban, agrandaré la casa para acoger a más inmigrantes”, afirma. El primer borrador del Gobierno pretendía castigar a quien, como Sánchez Gordillo, ayudase a los inmigrantes. El texto fue suavizado y sólo se multará a quienes, además de dar cobijo a los sin papeles, los hayan invitado a entrar en España.

La Policía abrirá un expediente de expulsión a las sin papeles víctimas de violencia de género. Sólo se les retirará la sanción si lo demuestran.

Hace tres años que la pareja sentimental de Zoila, ecuatoriana de 40 años, la agredió por última vez. Ella acudió a la Comisaría de Policía y denunció el maltrato, que le valió una orden de alejamiento a su compañero. “Desde entonces vivo más tranquila, pero la nueva ley va a dificultar que las mujeres sin papeles lo denuncien”, critica. A pesar de ello, aconseja que acudan a la justicia. “Hay que correr el riesgo porque, si no, los maltratadores seguirán abusando”, aconseja.

Desde que pidió ayuda, ha trabajado como cajera de supermercados y empleada de hogar, pero nunca ha ganado un salario de más de 700 euros, asegura. De este dinero, 300 euros vuelan cada mes para pagar un préstamo con el que compró un terreno en Ecuador.

Los matrimonios de conveniencia para que el cónyuge inmigrante consiga la nacionalidad española serán duramente perseguidos.

Sergio Expósito llegó de Cuba con un visado de turista para asistir a un congreso de espeleología en España. Animado por las ganas de cambiar y romper con su vida en la isla, se quedó en la capital para probar fortuna. El destino le deparó conocer a Silvia, su actual pareja, con la que quiere casarse en 15 o 30 días –“todo depende del ritmo de la burocracia”, dice–.

Además de los preparativos de la boda, la pareja lleva ya dos meses con los trámites legales del matrimonio. A pesar de todo, la reforma de la Ley de Extranjería no le preocupa sobremanera. “Siempre hay picaresca, pero yo no le puedo demostrar a un juez que quiero a mi novia, eso se lo demuestro yo a ella día a día”, explica sin perder el humor Sergio.

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