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Como puede y como debe

El Barça de Guardiola recupera su versión original y se pasea en Santander con otra goleada

ENRIQUE MARÍN

'Podemos y debemos hacerlo aún mejor', dijo Guardiola tras meterle cinco al Atlético. A diferencia de quienes por más que miren no ven el fútbol más allá del marcador o de sus colores, Pep no se deja hipnotizar por goleadas ficticias. Es el peor error que podía cometer. Por eso recurrió a la autocrítica. Lo de su equipo podía tratarse de una complacencia transitoria, pero si el Barça no juega como puede y como debe, no es el Barça de Guardiola, sino un Barça sin identidad. El técnico quiere mantener el nivel de exigencia y de compromiso con el fútbol porque sabe que es la única manera de ofrecer su mejor versión, la original. Pep no aspira a que el Barça gane y punto, sino que quiere ganar (y de momento lo ha ganado todo) siendo fiel a su estilo de juego. La victoria es la consecuencia, no el fin en sí mismo.

Si por algo destacó la temporada pasada el Barça fue por su juego colectivo y no por las exhibiciones individuales de sus estrellas. Si la circulación es lenta, el fútbol de los azulgrana se convierte en previsible y, por tanto, es más fácil de defender. Puede sonar paradójico, pero a veces que brille Messi no es sinónimo de que haya jugado bien. Anoche no fue así, pues el argentino jugó como puede y debe.

Messi jugó para el equipo, hizo doblete y es el pichichi de la Liga

El Barça no busca la excelencia, pues hacerlo sería un error. Lo que sucede es que el fútbol que predica y ejecuta le permite encontrarla. Al Barçano le van los partidos alocados, de ida y vuelta, sin las transiciones necesarias para crear espacios. Si los azulgrana no juegan como deben, pueden marcan muchos goles, pero también les hacen muchas más ocasiones. Con futbolistas como Messi, Ibrahimovic o Henry, la eficacia o la pegada son armas de destrucción masiva, pero el estilo del Barça demanda la posesión y el control del juego. Y eso sucedió anoche en Santander, donde el Barça se paseó jugando como puede y como debe.

A diferencia del Madrid, que no deja jugar a sus cedidos cuando se enfrentaba ante ellos, el brasileño Henrique se alineó anoche con el Racing. Y lo hizo sin brillo. Mandiá veía más fácil ganar al Barça que quitarle el balón, pero esto fue un imposible para su equipo.

Ibrahimovic marcó su cuarto tanto en cuatro partidos y se retiró lesionado

El Barça resolvió el partido de El Sardinero en seis minutos. Ibrahimovic cantó su cuarto gol y al minuto mandó el balón al poste. Messi culminó con gran destreza pared, finta y toque ajustado una gran jugada colectiva. Piqué agradeció la asistencia de tacón que le dio Ibrahimovic para volver a prodigarse como goleador. En un plis-plas, visto y no visto, el Barça amortizó su manifiesta superioridad. Apenas le hizo falta correr. El que corrió de bota en bota, de espacio en espacio, fue el balón. Y el Racing detrás de él, aspirando a interceptarlo, que no a tenerlo.

El partido estaba terminado al descanso, pero aún quedaba la otra mitad. Lo peor fue la lesión de Ibra y lo mejor el segundo gol de Messi, que ya suma cinco y es el pichichi de la Liga, y el golazo de Serrano. Mucho Barça, el auténtico, para tan poco Racing.

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