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El PP pide a Rajoy que tome medidas ante la pasividad de Camps

'Si Costa se fuera, parecería que, al menos, hacemos algo. Un golpe de efecto', explica una dirigente territorial

MARIA JESÚS GÜEMES

Mariano Rajoy pidió al Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) que se explicase “bien”. María Dolores de Cospedal les exigió “contundencia”. Pero ni una ni otra solicitud han sido atendidas. No al menos como muchos dirigentes conservadores esperaban. Pensaban que se adoptarían medidas drásticas. Y estas no han llegado.

Sin embargo, el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, se esforzaba ayer por probar que habían cumplido las órdenes de la dirección nacional. Se defendió argumentando que habían puesto en marcha cuatro iniciativas “excepcionales”: una auditoría externa de las cuentas del partido, el envío de la contabilidad al Tribunal de Cuentas para que vuelva a revisarla, una denuncia contra los autores del informe policial y una comisión de investigación parlamentaria sobre las cuentas del PP y del PSOE.

Si destituye a sus cargos de confianza, quedaría en una difícil situación

Pero ninguna de ellas supone realmente una novedad. Algunas ya las anunciaron la semana pasada, cuando se conoció el informe policial que acumula indicios de financiación ilegal del PPCV. Además, la comisión de investigación tiene trampa. El PP reclama que los socialistas, cuyas cuentas nadie ha puesto en duda, se sometan también a la fiscalización de Les Corts.

Camps, por el momento, no va más allá. Y desde las filas conservadoras se critica su pasividad y se siguen exigiendo dimisiones. “Tendrían que pasar todos por la guillotina”, opina un diputado nacional. “Si Costa se fuera, parecería que, al menos, hacemos algo. Un golpe de efecto”, explica una dirigente territorial. La mano derecha de Francisco Camps está en el ojo del huracán desde que apareció señalado en la investigación como la persona que cerraba con Álvaro Pérez, El Bigotes, los pagos en negro por actos del partido.

Costa desterró ayer ese tema y negó que él hubiese pedido la salida del vicepresidente de la Generalitat, Vicente Rambla, porque es “un puntal fundamental y amigo mío”.

Camps dice que todo el PP ve en Valencia un ejemplo de «buenas prácticas»

Dentro del PP creen que si Camps no fuerza la marcha de ambos, es porque sabe que él tendría que seguir el mismo camino como máximo responsable. El presidente de la Generalitat, por si acaso, comenzó ayer a autoprotegerse. “Por si hay alguna duda, el PP de España no sólo confía, sino que ve en el PPCV una referencia de buenas cosas, buenas prácticas y buen gobierno”, proclamó en Les Corts.

Mientras, en la sede nacional medían sus declaraciones. Fuentes cercanas a Rajoy explicaban a este diario que el presidente del PP había sido muy claro expresando su confianza en Camps y dándole “libertad” para decidir qué hacer. “Y están haciendo cosas, ¿no?”, señalaban en su apoyo. Pero manteniendo cierta distancia y sin entrar en si les parecía satisfactorio. “La dirección no se ha reunido aún a valorarlas y no se hace un examen diario”, explicaban.

Pero en las filas del PP son muchos los que consideran que no es suficiente y creen que si Camps no reacciona, Rajoy debe hacerlo. Todos los ojos comienzan a volverse de nuevo hacia él. “En mi casa quiero decisiones”, le reclaman. Algunos le reprochan que siempre se mantenga a la espera y otros, que lance balones fuera. Y lo que más temen, en conjunto, es que le baste con los pasos dados por Camps. Han perdido su fe ciega en el presidente de la Generalitat. Cuando saltó el escándalo de los trajes, le concedieron el beneficio de la duda, pero ahora se echan las manos a la cabeza. Y ya no hacen comparaciones con el presidente del PP canario, José Manuel Soria, absuelto en el caso Salmón: “Hay diferencias. Lo de Valencia afecta a los cimientos del partido”.

En el Grupo Popular hay quien reconoce que Camps les está haciendo “mucho daño” y recuerdan que han pasado siete meses para que todo siga igual. Están convencidos de que no les afecta electoralmente, pero saben que el caso Gürtel no hace más que eclipsar sus mensajes de alternativa y su labor de oposición.

Varios cargos se unieron ayer al debate. La portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, indicó que no le corresponde a ella “decir si debe haber dimisiones en Valencia” y defendió el “ejercicio de transparencia” de la comisión de investigación que propugna el PP valenciano.

El titular de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, entró de lleno apostando por que sea Camps quien lo resuelva. “Cada palo tiene que aguantar su vela”, indicó. Eso sí, aconsejó al

PPCV que no se deje llevar “por la comodidad” de ganar elecciones y que clarifique “cualquier sospecha”. Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dijo que esperaría a conocer qué personas están acusadas y de qué para tomar “las medidas que sean necesarias”.

Desde Valencia también se elevó la voz de José Joaquín Ripoll, presidente del PP en Alicante y zaplanista acérrimo. Ripoll dijo que confiaba en que todo se aclarase ahora que Rajoy había intervenido y que se tomasen “las medidas correspondientes”.

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