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Obama tiene difícil cerrar Guantánamo en el plazo previsto

El presidente se dispone a incumplir su promesa más simbólica y aplazar la clausura de la prisión

ISABEL PIQUER

El Secretario de Defensa fue el primero en reconocerlo. 'Va a ser duro' cerrar Guantánamo, dijo Robert Gates a finales de septiembre. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, aseguró luego que el Gobierno no iba a 'cumplir el plazo en un día determinado'. Hace poco, el consejero de Seguridad de Barack Obama, James Jones, confesó que resolver el tema de la prisión había resultado 'más complicado' de lo que pensaban. Al día siguiente, ya para rematar, el secretario de Justicia, Eric Holder, declaró que 'iba a ser difícil' respetar la fecha del 22 de enero de 2010.

Con cautela, el equipo de Obama se prepara a aplazar el cierre de la prisión militar de Guantánamo, la promesa más simbólica del mandatario estadounidense, hecha a los dos días de asumir el poder.

El consejero de Seguridad admite que no se previeron las complicaciones

Washington 'puede agarrarse a la idea del plazo para mantener la presión sobre los congresistas y por razones diplomáticas, pero en este momento cerrar Guantánamo en enero es virtualmente imposible', asegura Matthew Waxman, profesor de Derecho de la Universidad de Columbia y ex funcionario de Defensa de la Administración Bush.

El equipo de Obama espera resolver el problema, aunque no sabe muy bien cuándo. 'Si tenemos un buen plan, aunque no podamos respetar la fecha, anunciaremos que tardará más de lo previsto', aseguraba el secretario de Defensa.

Entre bastidores ya se busca un responsable de lo que podría ser un episodio especialmente embarazoso para Obama. Se rumorea que Greg Craig, el consejero legal del presidente, que abogó, como muchos, por imponer el plazo de un año, estaría a punto de caer.

Obama subestimó la oposición del Congreso. A finales de septiembre, la Cámara de Representantes aprobó por 258 votos a favor (de los cuales 88 demócratas) y 163 en contra una medida no vinculante que prohibía transferir a EEUU a cualquier preso de Guantánamo, incluso para juzgarlo, por suponer una 'amenaza a la seguridad nacional'. Al final se llegó a un compromiso más flexible que fue aprobado este jueves: los prisioneros podrán ser transferidos, con un preaviso de 45 días antes de todo traslado.

Los problemas de logística no se han resuelto. El pasado mayo, el Senado rechazó financiar el coste del cierre de Guantánamo. Ninguna instalación de máxima seguridad quiere albergar a los detenidos. El responsable de Justicia, Eric Holder, aseguró sin embargo que el Gobierno estaba a punto de desvelar el nombre de un centro en EEUU que acogería a los prisioneros durante los juicios.

The Washington Post ha publicado que la Casa Blanca está considerando enviar a gran parte de los 97 prisioneros yemeníes a Arabia Saudí, que ha desarrollado un programa de 'rehabilitación' de terroristas por donde ya han pasado 120 detenidos de Guantánamo (108 se reintegraron a una vida normal y 12 escaparon o fueron detenidos).

Entretanto, las cosas en la base naval siguen como siempre. La supuesta inminencia del cierre no ha cambiado el turno de relevos. Un contingente de las Islas Vírgenes y otro del Estado de Rhode Island deberían reemplazar pronto a los soldados de la guardia nacional portorriqueña ahí destacados. Hasta que lleguen nuevas órdenes de Washington.

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