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Obama se amolda a las reglas del juego que impone China

El presidente de EEUU evita criticar a Pekín en una charla con estudiantes del Partido Comunista

ANDREA RODÉS

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cumplió ayer uno de los objetivos de su primer viaje a China: tener un encuentro informal con jóvenes para hablar con ellos de forma abierta y directa, sin presiones políticas, e intentar inculcarles los principios de libertad y democracia de EEUU.

El Gobierno chino cedió a la insistente petición de la Casa Blanca y Obama pudo reunirse con 500 estudiantes universitarios en un museo de Shanghai. Pero el Gobierno chino impuso sus normas de juego: la mayoría de los jóvenes asistentes eran miembros del Partido Comunista, seleccionados y entrenados cuidadosamente para evitar que los polémicos temas de derechos humanos o la represión religiosa en Tíbet estropearan el encuentro.

'No estamos predestinados a ser adversarios', dice el mandatario

Obama pasó por el aro, cuidando sus palabras para no ofender a su anfitrión y tratando de rebajar el tono aleccionador que ha caracterizado durante tres décadas las relaciones de EEUU con China. Así, mientras centenares de jóvenes con aspecto de ser los mejores de la clase le observaban en absoluto silencio, Obama recordó que EEUU y China están más cerca que nunca, pero necesitan estrechar aún más su cooperación para hacer frente a los retos globales.

'No está predestinado que tengamos que ser adversarios', dijo Obama a la audiencia sentada en el auditorio del Museo de la Ciencia de Shanghai. La elección de esta ciudad para realizar el encuentro es simbólica, ya que China y EEUU acordaron aquí hace 37 años retomar las relaciones diplomáticas y emitir el famoso 'comunicado de Shanghai', en el que EEUU reconoció oficialmente la política de 'una sola China' y retiró su reconocimiento a Taiwán como Estado independiente.

El Nobel de la Paz omite la represión de las etnias en Tíbet y Xinjiang

Sin abandonar el tono complaciente, Obama alabó los logros del régimen comunista por haber sacado a millones de personas de la pobreza en los últimos años y recurrió a un viejo proverbio chino para expresar un sentimiento compartido por ambos países: 'Hay que tener en cuenta el pasado para conocer el futuro'. Obama se refería a la necesidad de cooperar ('somos dos potencias que cargan con el peso del liderazgo') , pero también al respeto mutuo de dos culturas y tradiciones diferentes.

'Ningún país debe imponer su sistema de gobierno a otro', dijo Obama, aunque resaltó que los valores básicos que definen EEUU libertad de expresión y religión, acceso a la información y participación política son derechos universales , 'de los que todo el mundo debería poder disfrutar'.

Como afroamericano, él mismo se puso como ejemplo del progreso de los derechos universales en EEUU, ya que si el presidente Abraham Lincoln no hubiera abolido la esclavitud, hoy no podría ser presidente. Aludía así a un comentario realizado por el Ministerio de Exteriores chino, que pedía a Obama ser más comprensivo con la postura de China en Tíbet, teniendo en cuenta lo que hizo Lincoln por los esclavos en América. Pekín defiende que ha liberado a miles de personas del esclavismo feudal en Tíbet.

Obama evitó hacer referencias directas a la tensa situación en Tíbet y Xinjiang, donde las minorías étnicas tibetana y uigur respectivamente lamentan ser víctimas de una fuerte represión cultural y religiosa por parte de las autoridades chinas.

Tíbet, motivo de tensiones frecuentes entre Pekín y Washington desde hace décadas, tampoco surgió en el turno de preguntas posterior al discurso de Obama. Las demandas seleccionadas habían pasado por el filtro del Partido Comunista.

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