Público
Público

Maurice Sendak, el hombre que no creía en la infancia

Una personalidad compleja, atormentada y tierna al tiempo, a años luz de los tópicos de autor bienintencionado de libro infantil

SARA BRITO

¿Cómo es Maurice Sendak? Spike Jonze se sonreía hace unos días en Madrid al escuchar la pregunta de rigor. 'Mejor vean el documental', respondía esquivo. Una vez obedecido el consejo se entiende mejor la impertinencia de Jonze. Los 39 minutos de Tell Them Anything You Want: A Portrait of Maurice Sendak revelan una personalidad compleja, atormentada, aunque tierna al tiempo, y a años luz de los tópicos de autor bienintencionado de libro infantil.

El filme preseleccionado a los Oscar en la categoría de mejor corto documental es un pequeño acto de amor al autor de Donde viven los monstruos. Jonze renuncia en él a todo virtuosismo para realizar un retrato íntimo de un hombre afligido por la muerte desde los 4 años, cuando contempló el cadaver del hijo del aviador y millonario Charles Lindbergh en una foto de 1932.

'Me voy a morir', se repite Sendak una y otra vez, hasta que Jonze le reta en broma: 'Llevas diciéndolo desde hace años y aquí estás, vivo'. Sendak le responde exclamando: '¡Pero me voy a morir igual!'. Tal soflama existencialista se cuela no sólo en su discurso sino en una obra que ha renunciado a la palabra y la lección edulcorada. En sus libros, Sendak abre la puerta a los deseos, a las fantasías oscuras, al miedo infantil con plena naturalidad, sin sordidez. 'No creo en los niños, no creo en la infancia. A los niños hay que contarles lo que cada uno quiera', afirma el autor.

No le falta humor a este judío solitario, que en plena adolescencia descubrió su homosexualidad, un hecho que contribuyó a profundizar su crónico aislamiento. 'Fue duro. Imagina, un autor de cuentos infantiles gay en los cincuenta', confiesa.

De hecho, sus obras no han sido siempre tomadas a bien por los sectores más conservadores. Su libro La cocina de noche ha sido censurado no pocas veces por contener el dibujo de un niño desnudo. '¡Pero es que los niños tienen pene!', exclama en el documental. Desde luego, la gran contribución de Sendak es la de no haber escondido jamás que los niños son seres humanos, moleste a quien moleste.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias