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El Congreso presiona a Rabat con el referéndum del Sáhara

Sólo el PP se abstuvo en un texto que exige a Marruecos, 'sin más dilación', la vuelta de Haidar

Ó. L. F.

El Congreso de los diputados, con el voto favorable de 190 diputados, aprobó este martes una proposición no de ley en la que se insta al Gobierno a endurecer su postura frente a las autoridades de Marruecos para conseguir, “sin más dilación”, el regreso a El Aaiún de la activista saharaui Aminatou Haidar, que este martes cumplió 30 días en huelga de hambre. En concreto, pide a Rabat que le sean restituidos a Haidar su documentación y que se le “respete su dignidad y su derecho a regresar junto a los suyos”.

El texto hace una referencia explícita a la necesidad de celebrar un referendum de autodeterminación en el Sahara Occidental, algo que a lo que se han opuesto siempre las autoridades de Rabat pese a las resoluciones internacionales. Además insta al Gobierno a que solicite la mediación de Naciones Unidas para que amplíe el mandato de la MINURSO, y esta incluya la observación de los derechos humanos en las antigua colonia española entre sus misiones en la zona.

El texto aprobado supone un significativo endurecimiento de la proposición inicialmente presentada por los socialistas para su aprobaciónen la que no se hacía ninguna exigencia a las autoridades marroquíes y se limitaba a reiterar a la activista saharaui el ofrecimiento de darle asilo y concederle la nacionalidad española.

Sin embargo, la necesidad de sacar un texto con el mayor número de apoyos parlamentarios llevó finalmente al PSOE a aceptar cinco de las seis enmiendas presentadas por los grupos minoritarios que, encabezados por el diputado de IU, Gaspar Llamazares, exigían una respuesta contundente a las autoridades de Marruecos para desbloquear la situación.

El PSOE aceptó casi todas las enmiendas para sacar adelante un texto

Así, también se ha incluido en el documento finalmente aprobado una ambigua referencia al “máximo nivel” que deben tener las gestiones diplomáticas de las autoridades de Madrid. Una expresión que, para los grupos minoritarios, tenía una clara lectura: la apertura de la puerta a la intervención del rey Juan Carlos como han reclamado en las últimas semanas diferentes partidos, colectivos y personalidades de izquierda, pero a la que el Gobierno se había negado de plano.

Tras la votación, la discrepancias sobre el sentido de ambas partidas se mantenía incluso entre los partidos que la habían apoyado. Así, Llamazares insistía que se refería al monarca, mientras CiU –que apoyó finalmente con reticencias el texto– aseguraba en rueda de prensa que el Ejecutivo de Madrid le había dado su palabra de que el “máximo nivel” no alcanzaba al rey. El PSOE optaba por el silencio.

No se menciona al rey pero sí habla de hacer gestiones 'al máximo nivel'

El endurecimiento con Rabat no se quedó únicamente en el texto de la proposición aprobada sino que tiñó el discurso del debate previo. Así, la diputada socialista Elena Valenciano ondeaba la bandera del apoyo de su partido al pueblo saharaui y aseguraba que éste no tendrá “mejor amigo que España. Valenciano recalcaba que había sido Rabat y su “decisión injusta y desproporcionada” de retirar el pasaporte a Haidar el gran culpable de la situación actual. La diputada socialista también se dirigió al Frente Polisario, aunque en este caso para pedir su mediación para que convezca a la activista de que abadone la huielga de hambre.

Las críticas a Rabat fueron repetidas por el resto de los partidos que apoyaron la propuesta, que también cargaron contra la actitud del Gobierno hasta ahora. Joan Ridaro, de ERC, llegó a hablar de “dobler moral” del ejecutivo socialista. Mientras Llamazares recordaba que el PSOE se había negado finalmente a aceptar la enmienda en la que pedían la adopción de sanciones contra Marruecos a través de la UE.

El PP intentó que la Cámara apoyase la alimentación forzada de la activis

La nota discordante en el debate lo ofreció el PP. Su portavoz en el debate, Gustavo de Arístegui, dedicó la mayor parte de su intervención a criticar el papel del Gobierno durante la crisis, que calificó de “irresponsable”. La única aportación de los conservadores al testo, que fue rechazada, fue una enmienda en la que defendía la alimentación forzada de Haidar.

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