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La huelga contra el plan de austeridad paraliza Grecia

Más de 25.000 personas protestan en Atenas contra los recortes sociales impuestos por la UE para reducir el déficit

YORGOS-BYRON DAVOS

'No seremos nosotros los que paguemos la crisis de los ricos'. Con ese objetivo en mente coreado en manifestaciones, escrito en pancartas y octavillas, pintado sobre muros y bancos de Atenas los griegos paralizaron ayer el país por segunda vez en menos de dos semanas.

La huelga general aisló a Grecia del resto del mundo durante 24 horas: todos los vuelos fueron cancelados, los trenes y autobuses no abandonaron las estaciones y los ferries se quedaron amarrados. El resto de los servicios públicos también quedaron suspendidos, con excepción de las emergencias, mientras en el sector privado el paro fue también mayoritariamente secundado, sobre todo en las grandes ciudades.

En la capital griega, más de 25.000 personas, entre los que había trabajadores, funcionarios, estudiantes, parados y jubilados, tomaron las calles para protestar contra el plan de austeridad impuesto por la UE, que contempla recortar los sueldos del sector público, aumentar la edad de jubilación a los 67 años y reducir el gasto público en un 10%.

'El Gobierno tiene que anteponer las necesidades de la población a las de los mercados. Nos negamos a pagar el precio de una crisis que no hemos creado', gritó un líder sindical en medio de fuertes aplausos.

Medio centenar de jóvenes se enfrentaron violentamente con la policía, que lanzó gases lacrimógenos.

Una delegación de la UE se reunió con el Gobierno griego, pero no trascendieron detalles del encuentro por el apagón informativo en todos los medios de comunicación hasta las seis de la mañana de hoy, hora en la que acaba la huelga.

Pese a la oposición frontal de la población griega, Bruselas cree que las medidas aprobadas hasta ahora son insuficientes para reducir el enorme déficit público de Grecia (12,7% del PIB) que amenaza con provocar la quiebra del Estado y perjudicar la imagen de la UE.

También lo creen las agencias de calificación de riesgo. Fitch rebajó el martes la calificación de los cuatro mayores bancos griegos, lo que encarecerá los préstamos bancarios pedidos por el Gobierno. Igualmente, Standard & Poors amenazó con rebajar uno o dos grados la calificación de Grecia 'dentro de un mes'.

Para calmar a sus socios europeos y a los mercados, el Gobierno griego prepara un segundo paquete de recortes: aumentar el IVA de los productos de lujo, subir el precio de los carburantes y eliminar una de las dos pagas dobles.

'¿Qué más nos van a cortar, el aire que respiramos?', se pregunta Kiki Oikonomou, una administrativa de 47 años. 'La gente necesita la paga extra para sus gastos básicos, si nos la quitan se detendrá aún más el consumo y quebrarán más pequeños negocios', augura.

'Me ofrecen sólo trabajos a tiempo parcial, de cuatro horas al día, por 300 o como mucho 400 euros al mes, sin seguro ni nada', se lamenta Cristos Carakhalios, recordando que los sueldos griegos son ya de los más bajos de la UE.

La indignación del pueblo contra el Gobierno socialista, que volvió al poder hace menos de medio año, se orienta en dos direcciones. Por un lado, por la rendición a las presiones de la UE para un plan de ajuste severo. Por el otro, por la tibia respuesta a las críticas que han llovido sobre el país, sobre todo las procedentes de Alemania, el país más reacio de la UE a acudir al rescate de Grecia.

Segun Kelly Skoulariki, abogada que participó en la manifestación, 'Grecia es uno de los principales clientes de Alemania: les compramos muchas armas gracias a los problemas con Turquía, Siemens es casi un monopolio en el sector público de telecomunicaciones griego, y compramos sus coches usados. Una bancarrota griega, o una caída del consumo y de los gastos para Defensa causaría también grandes problemas en la economía alemana'.

El silencio del Gobierno de Yorgos Papandreu fue roto ayer por el viceprimer ministro, Theodoros Pangalos, que recordó a Berlín su responsabilidad en la muerte de 300.000 griegos y en el hundimiento de la economía durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.

'Nos robaron todo el oro que había en el Banco de Grecia, se llevaron el dinero griego y nunca lo devolvieron. Tendrán que responder por ello algun día en el futuro', afirmó Pangalos.

Más del 50% de la población griega cree que el déficit es excesivo. Pero discrepa de la solución planteada por Papandreu y los mercados: sanear la economía sólo con recortes de sueldos y pensiones, y una subida de impuestos. Nadie ha olvidado que los bancos recibieron ayudas multimillonarias el año pasado pero que, en cambio, no han inyectado ese dinero en el mercado como préstamos para las empresas.

'Son los ricos los que nos llevaron al borde de la bancarrota, y son ellos los que tienen que pagar. Saldremos a la calle tantas veces como haga falta', sentencia un manifestante.

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