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El escepticismo hacia el cambio climático crece en Reino Unido

El escándalo de los correos del climagate y el duro invierno han repercutido en la opinión pública

 

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

'Es un mito que el CO2 sea contaminante, porque la atmósfera se compone en un 80% de nitrógeno, y los seres humanos no pueden vivir con el 100% de nitrógeno'. Es la número 89 de las 100 razones esgrimidas por el diario sensacionalista Daily Express para afirmar que el cambio climático es un fraude.

Si esta especie de lección de pseudociencia provoca risa, la diversión se acaba al saber que el escepticismo ante el cambio climático está aumentando de forma significativa en la sociedad británica, a pesar de que el Gobierno lidera los esfuerzos europeos para luchar contra sus efectos y de que el líder de la oposición no alberga ninguna tentación negacionista.

Varias encuestas recientes corroboran este escepticismo, justo cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha encargado a un organismo internacional independiente, el Inter-Academy Council, que revise los datos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

Según estos sondeos, el porcentaje de británicos que creen que el cambio climático es una realidad ha bajado del 44% al 31% desde el año pasado, según un sondeo de Ipsos Mori. Un 29% también lo cree, pero no está tan seguro.

Otro sondeo, hecho público por la BBC, indica que sólo un 26% dice que el calentamiento del planeta está causado por la acción del hombre. Un 38% opina que es una realidad, pero que no está aún probada la intervención humana.

El aumento del escepticismo se ha producido en muy pocos meses. El robo de correos electrónicos de científicos de la Universidad de East Anglia el llamado climagate dio munición a los críticos. Nada de lo que aparecía en ellos demostraba que el cambio climático fuera una invención, pero sacaba a la luz el intento de ocultar datos.

'Una religión'

Cuando el profesor Phil Jones, implicado en el climagate, compareció ante la Comisión de Ciencia del Parlamento, dio una imagen bastante pobre. Nervioso y pálido, soportó las preguntas de los diputados, que por momentos parecían un tribunal. 'La verdad es que he escrito algunos horribles e-mails', dijo Jones, superado por los acontecimientos.

Los diputados le exigieron más transparencia. No tuvieron mucha suerte con el ex ministro conservador Nigel Lawson, que suele decir que el cambio climático 'se ha convertido en una religión'. Un centro de estudios fundado por Lawson es el más activo en Gran Bretaña en el rechazo del consenso científico sobre esta materia. Le preguntaron quién lo financia y el ex ministro se negó a responder.

Lawson, ya retirado de la política, es en teoría una excepción dentro de los conservadores. El líder tory, David Cameron, decidió que la defensa del medio ambiente debía ser uno de los puntales de la modernización del partido. Desde que en 2006 hizo un publicitado viaje al Círculo Polar Ártico, ha planteado la necesidad de limitar las emisiones.

La realidad es que diputados y bases del partido que podría ganar las próximas elecciones no son tan verdes como su jefe. Preguntados 144 candidatos a diputados sobre su orden de prioridad entre 19 asuntos, el cambio climático quedó el último.

'El 80% o 90% del partido no está convencido', dice Tim Montgomery, director de la web Conservative Home. 'Antes, el tema no interesaba a nadie, pero han comenzado a darse cuenta de que esas políticas pueden salir muy caras', señala.

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