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Cruenta emboscada de la guerrilla maoísta india

Los rebeldes matan a 75 policías en su bastión de la jungla

ELISA RECHE

La guerrilla maoísta india llevó a cabo ayer su ataque más letal de los últimos años. Al menos 75 policías murieron en una emboscada tendida por cerca de mil rebeldes en plena jungla del estado central de Chattisgarh, bastión principal de los insurgentes. Con este brutal asalto, los maoístas dejan patente su capacidad de reacción ante la operación Caza Verde lanzada por el Gobierno indio a finales del año pasado.

Alrededor de 80 miembros de una unidad de la Fuerza de Policía de la Reserva Central (CRPF) se encontraban patrullando la zona boscosa del distrito de Dantewada cuando uno de sus vehículos explotó y detuvo al convoy. Entonces se convirtieron en blanco de un intenso tiroteo desde lo alto de una colina. 'Algo ha ido muy mal. Parece que han entrado en un campamento o han caído en una trampa', señaló el ministro indio de Interior, Palaniappan Chidambaram.

'Hemos puesto en marcha helicópteros para la evacuación de los heridos y el traslado de los cadáveres', declaró a la agencia PTI el director de la Policía de Chattisgarh, Viswa Ranjan.

Este ataque pone de relieve la expansión de la guerrilla maoísta en el conocido como corredor rojo, una franja que recorre el centro y el este de India. Sus ataques se han vuelto cada vez más audaces en los últimos meses y han arrojado serias dudas sobre la capacidad del ejército y la policía para hacerles frente.

Esta emboscada 'reducirá la autoridad del Estado y la moral de las fuerzas de seguridad, ya bastante afectada', declaró a Público Ajai Sahni, director del Instituto para la Gestión de Conflictos. 'Lejos de desesperarse, yo diría que los maoístas están respondiendo estratégicamente a la escalada militar', añadió Sahni.

El líder rebelde, Koteswar Rao, ofreció una tregua de 72 días al Gobierno en febrero, pero Chidambaram pidió una declaración oficial de renuncia a la violencia como condición previa al diálogo, que los rebeldes rechazaron. El primer ministro indio, Manmohan Singh, también se opuso al diálogo y calificó a esta guerrilla como 'la amenaza interna más grave del país'.

Los maoístas luchan en favor de los derechos de las poblaciones tribales y de los campesinos, quienes sufren frecuentes expulsiones por la riqueza mineral que albergan sus bosques y se enfrentan a unas duras condiciones de vida. Por ese motivo, pese a la retórica política, cuentan con una amplia base de apoyo popular.

El fuerte crecimiento económico indio en la última década ha beneficiado sobre todo a los estados occidentales, aumentando las desigualdades con los estados rurales del centro y el este del país.

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