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El Barça sale ‘Cornellàdo’

Llevado en volandas por la grada, el Espanyol neutraliza el fútbol del líder y le birla dos puntos

ENRIQUE MARÍN

 

El Espanyol no ha desperdiciado la oportunidad de convertir Cornellà-El Prat en una especie de Bombonera, donde la grada aprieta y el equipo ahoga. Más de 600 minutos sin encajar un gol suman ya los pericos en su nueva casa, donde además han sido capaces de neutralizar al Barça menos incisivo de la temporada y birlarle dos puntos que vuelven a reanimar la Liga.

El primer derbi en Cornellà, y el primero también fuera de los límites urbanísticos de Barcelona, fue más trepidante que brillante. El partido del año para el Espanyol, según Guardiola, también lo era para el Madrid. Los blanquiazules necesitaban ganar por sí mismos, pues la victoria les colocaba en la frontera de la salvación, pero también podían echarle una mano a los blancos. Al final, se quedaron a medias. El Barça suma un punto que le permite seguir, cuando menos, uno por delante del Madrid, y el Espanyol aún deberá recolectar un par de ellos más para certificar la permanencia.

Mientras Kameni fue amnistiado para nada, Valdés evitó un gol cantado

Con el Inter en la agenda, pero la Liga sin sentenciar, Guardiola repitió el experimento del Bernabéu, aunque en su versión corregida. Es decir, con Puyol en el lateral izquierdo y Maxwell en la línea más atacante. Por su parte, el Espanyol se zambulló en el partido sin esperar a que el Barça se desplegara posicionalmente. Máxima intensidad en la presión, con marcas muy agresivas que incomodaban la salida del balón de los centrales y, sobre todo, impedían a Xavi conectar con los puntas. El hecho de que por momentos los pericos le discutieran la posesión provocó que el Barça se sintiera extraño. Lo de no tener el balón fue algo transitorio, pero de lo que careció permanentemente el equipo de Guardiola fue de pegada.

El planteamiento de Pochettino surtió efecto, aunque al argentino le faltó cintura y ambición cuando el Barça se quedó con uno menos por la expulsión de Alves. Con Forlín en sustitución de Moisés en el doble pivote para tapar a Messi y ayudar a Baena a no dejar maniobrar a Xavi. Amnistiado por Competición, Kameni apenas tuvo que dejarse ver en toda la primera parte -extensible después de la segunda-, algo que también estaba sucediendo con Valdés hasta que a escasos segundos del alcanzar el descanso, el portero del Barça evitó un gol a remate de Osvaldo y con ayuda del palo. Si fuera por méritos, es evidente que el portero azulgrana debería ir al Mundial e, incluso, discutirle la titularidad a Casillas. Pero sabido es que en una selección no siempre están los que son, sino que son los que están.

La expulsión de Alves delató la poca ambición de los pericos

Una vez más, Guardiola se veía obligado a afinar las cuerdas. El Barça sonaba raro, en parte porque el Espanyol le hacía desafinar en la combinación, pero también porque daba la sensación de que alguna pieza no estaba lo suficientemente ajustada. Además, en ausencia del habitual rigor colectivo, ni siquiera Messi era capaz de trascender para resultar decisivo.

La entrada de Henry por Milito devolvió a Puyol al puesto de central y retrasó a Maxwella al lateral. Pero llegó la expulsión de Alves y Guardiola otra vez tuvo que introducir reajustes. Puyol al lateral derecho y Busquets, de central. El Barça no notó la inferioridad y jugó sus mejores minutos, aunque sin opciones de gol. Si a ello se le suma que el Espanyol careció de ambición para buscar la victoria, el 0-0 fue inevitable.

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