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El obispo de Lugo lleva a juicio a 59 vecinos de una aldea gallega

Los acusa de apropiarse del campo donde celebran las fiestas municipales

LORENA SEIJO

Los vecinos de Ribadulla (A Coruña) no sólo serán juzgados por la acusación de apropiación indebida que les hace el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, sino que además 59 de ellos, uno por cada familia que reside en la aldea, y en su mayoría ancianos, tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados.

El portavoz de los vecinos, Luis García, denuncia que la insistencia que mostró ayer la acusación porque declaren todos que sorprendió a la propia jueza, si bien la atendió se debe a que el Obispado prevé que, dada su edad, caerán en contradiciones al declarar.

La Iglesia recibió en 1967 dinero para comprar un campo a los vecinos

El supuesto delito de los vecinos consiste en haber formado una asociación e inscribir a su nombre el campo de la fiesta, único lugar de reunión que tiene la pequeña aldea y en el que cada año se celebran los bailes, las comidas y las fiestas parroquiales. El mismo terreno, de 2.500 metros cuadrados, situado frente a la Iglesia, que el Obispado quiere vender junto con la casa rectoral.

El Obispado denunció por la vía penal a los vecinos, además de dejarlos sin misa una temporada. El abogado del Obispado es Alejandro Fernández, que a su vez es presidente de Cáritas en Lugo.

Benedicto García, de 77 años, nunca había pisado un juzgado, pero ayer cambió las botas de labranza y su azada por una chaqueta de paño y unos zapatos lustrados para ir a la audiencia. 'Los curas siempre hicieron con nosotros lo que quisieron porque éramos ignorantes, pero quitarnos el campo es demasiado', afirma. Benedicto, junto con otros vecinos, levantó con sus propias manos la Iglesia. 'Cuando les conviene, la parroquia es de todos y cuando no, pues no', remata.

El Obispado ignora qué pasó con el dinero pero dice que el prado es suyo

El origen del conflicto data de hace más de 41 años, cuando la Hidroeléctrica Moncabril anegó los terrenos de la aldea, entre los que se encontraba una iglesia románica, el cementerio y el campo de la fiesta, propiedad comunal.

A cambio, dio al Obispado otro terreno para construir la Iglesia y 15.000 pesetas para que comprara a los vecinos otro campo. Todo ello está recogido en un documento de compra-venta de 1967. Los vecinos siempre creyeron que el campo que se les había donado era el que hoy los lleva al juzgado. El Obispado dice no saber qué pasó con las 15.000 pesetas pero afirma que el terreno es de la Iglesia.

El juicio no se celebrará hasta el verano. Mientras, los vecinos esperan poder celebrar el 1 de agosto la fiesta parroquial de Santa Filomena. Y anuncian: 'Tenemos contratadas cuatro orquestas y el cura también viene, pero porque le pagamos por dar misa, que si no'.

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