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Campeón a falta de alirón

El Barça se exhibe en el Pizjuán, pero aún deberá rematar la Liga en el Camp Nou

ENRIQUE MARÍN

El Barça es campeón a falta de alirón. Un mero trámite para el mejor equipo, aunque anoche los azulgrana se complicaran un partido que pudieron y debieron ganar por goleada. El Sevilla, con uno menos y dos goles en apenas dos minutos, devolvió por unos instantes la emoción al partido y a la Liga, aunque esta finalmente la ganará quien debe ganarla.
El Barça ya cayó eliminado de la Copa en el Pizjuán, en una actuación memorable de Palop, que acabó haciendo llorar a Messi. Había una cuenta pendiente y el argentino no tardó en saldarla. A los cinco minutos recibió un inteligente pase de Maxwell y se las ingenió para batir a Palop. El Sevilla es ya el equipo al que más goles ha marcado Messi y su octavo tanto servía además para que el Barça fuera provisionalmente campeón.

En circunstancias normales, los 96 puntos le hubieran otorgado el título de Liga hace ya varias jornadas. Sin embargo, ese fenómeno paranormal llamado Cristiano Ronaldo mantiene al Madrid pegado al cogote de los azulgrana. Aunque dependía de sí mismo, era inevitable que el Barça tuviera un ojo puesto en el Bernabéu, pues cantar el alirón pasaba por allí.

El Sevilla hace tiempo que dejó de ser lo que parecía o, quién sabe, de parecer lo que era. Necesitaba la victoria para asegurarse la Liga de Campeones. Antonio Álvarez, cuya fecha de caducidad la marca, además de la Champions, la final de Copa, salió con lo mejor que tenía. Pero el Sevilla, salvo esos tres minutos locos, no le hizo ni cosquillas al Barça.

Messi, Bojan y Pedro, el tridente de La Masia, dan el golpe definitivo

Esta vez Guardiola no tuvo que sustituir a Ibra. Directamente lo dejó en el banquillo de inicio y apostó por el triplete de La Masia que forman Pedro, Messi y Bojan. Hasta ocho canteranos en el once inicial del Barça en el partido que podía decidir la Liga. Talento y sentimiento en vena para un equipo que siempre juega a ganar, de ahí que no necesitara estímulos extras para hacerlo en Sevilla. Y eso que faltaba el nunca suficientemente añorado Iniesta.

La propuesta de Guardiola, valiente y coherente una vez más, pronto obtuvo resultados con el gol de Messi, pero se escenificó cuando Xavi asistió magistralmente a Bojan en la jugada del segundo. Con Piqué, Puyol y Busquets imponiéndose a cualquier intentona del Sevilla por inquietar a Valdés, el portero también acaparó su ración de protagonismo con un paradón a remate de Kanouté.

El gol de Yeste en el Bernabéu trajo aún más tranquilidad al Barça, que volvía a ser campeón. El triángulo Xavi, Alves y Messi, en cuyos vértices también permuta Pedro, era un peligro constante para el Sevilla, incapaz de hacerse con la pelota y corriendo detrás de ella.

El Sevilla, con uno menos, sólo añade emoción con dos goles en dos minutos

La segunda parte fue más de lo mismo. El Barça acaparaba la posesión, mientras que los andaluces no tenían más remedio que adelantarse y ceder espacios. La expulsión de Konko por doble amarilla dejó aún más tocado al Sevilla, que volvía a tener en Palop a su mejor hombre. El portero evitó el 0-3 a tiro de Messi, luego de Bojan, pero no pudo con Pedro, que de esta forma completaba los goles made in La Masia. Bojan erró el 0-4 y el partido parecía que podía acabar en una goleada de escándalo. Sin embargo, en dos minutos el Sevilla marcó dos veces y, como quiera que Higuaín adelantó casi al unísono al Madrid, el final no pudo ser más emocionante.

El Barça, mucho más y mejor equipo que el Madrid, se ha visto obligado a competir hasta la penúltima jornada y lo ha hecho sin inmutarse. Con una exhibición de poderío en uno de los campos más difíciles de Primera. Guardiola ha enterrado el fatalismo que históricamente perseguía a los culés y la victoria en el Pizjuán le deja el título a falta de ganar al Valladolid en el Camp Nou.

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