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Dimite el primer ministro japonés

Yukio Hatoyama presenta su dimisión tras haber 'perdido la confianza de la gente'

ANDREA RODES

Una de las promesas electorales de Hatoyama, líder del Partido Democrático (PDJ), era negociar con Washington un plan para trasladar la polémica base militar estadounidense de Futenma fuera de la isla de Okinawa, en el sur del país. Sin embargo, la semana pasada, el gobierno de Hatoyama firmó un nuevo acuerdo con la Casa Blanca para mantener la base de Okinawa, con la condición de que fuera trasladada a una zona menos poblada de la isla.

El pacto, firmado durante la visita de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, a Tokio, se produjo en medio de la escalada de tensión en la península coreana por el hundimiento del buque de guerra surcoreano Cheonan, que Seúl atribuye a un torpedo de Pyongyang. El régimen norcoreano niega su implicación en el ataque, que provocó la muerte de 46 marinos surcoreanos, y amenaza con emprender acciones militares si Seúl, con el apoyo de Washington y sus aliados, impulsa nuevas sanciones desde la ONU.

'Espero, sinceramente, que el pueblo entienda la decisión tan difícil que tuve que tomar'

El presidente de EEUU, Barack Obama, y Hatoyama insistieron en que el acuerdo de mantener las bases en Okinawa es esencial para mantener un frente unido ante las amenazas de Corea del Norte y el poder emergente de China en la región.

No obstante, la decisión de mantener las bases ha hecho caer en picado la popularidad del primer ministro japonés, que lidera desde hace ocho meses una coalición de partidos minoritarios, sin experiencia de gobierno. Su gabinete quedó todavía más debilitado después de que el pasado domingo, el Partido Socialdemócrata (PSD), uno de los socios minoritarios, decidiese abandonar la coalición a causa del polémico acuerdo con Washington sobre las bases de Okinawa.

En un discurso televisado a los miembros de su partido, un Hatoyama visiblemente emocionado admitió su fracaso a la hora de mantener la promesa electoral: 'Espero, sinceramente, que el pueblo entienda la decisión tan difícil que tuve que tomar', dijo primer ministro japonés para justificar el mantenimiento de la base de Futenma. Ante la necesidad de garantizar la seguridad en el Este de Asia y en Japón, 'supe que debíamos mantener una relación de confianza con EEUU a cualquier precio', añadió Hatoyama, al borde de las lágrimas.

'Teniendo en cuenta los acuerdos previos entre Washington y Tokio sobre la presencia de las bases en Okinawa y que la alianza de seguridad con EEUU es crucial para Japón, era evidente que Hatoyama tendría que renunciar a una promesa electoral demasiado ambiciosa, incluso diplomáticamente naif', observa John Swenson-Wright, analista del think tank Chatham House, en Londres.

La renuncia de Hatoyama, cuya victoria electoral el pasado agosto logró poner fin a casi medio siglo de poder ininterrumpido de Parido Liberal Democrático (PLD), pone de manifiesto las dificultades para transformar la maquinaria de gobierno nipona. Hatoyama logró atraer a miles de votantes gracias a sus promesas de 'cambio' y de poner fin a la excesiva influencia del aparato burocrático después de casi 50 años bajo un mismo gobierno. Para diferenciarse del PLD, Hatoyama propuso una política orientada a 'las personas', basada en un ambicioso programa de inversión en servicios sociales, educación, medidas para estimular el consumo doméstico y para frenar el envejecimiento de la población.

Pero Hatoyama también reconoció que su victoria electoral fue gracias al 'voto de castigo' de miles de ciudadanos disgustados con la situación económica que ha dejado el gobierno actual'. Según los expertos, el jefe del ejecutivo japonés no ha sabido generar la confianza suficiente para liderar la reactivación de la economía nipona, la segunda mayor del mundo, estancada durante dos décadas. Los últimos sondeos situaban el índice de popularidad de Hatoyama en las últimas semanas por debajo del 20%, en comparación con el 70% que gozaba al inicio de su mandato.

El jefe de gobierno nipón también vinculó su dimisión, y la del secretario general del PDJ, Ichiro Ozawa, a varios escándalos financieros que han salpicado su partido durante su mandato. Hatoyama es el cuarto primer ministro japonés en dimitir desde el año 2007 por causas relacionadas con escándalos financieros o con la pérdida del apoyo popular dentro del partido. Ante la creciente impopularidad de Hatoyama, algunos miembros del PDJ habían pedido su dimisión para evitar un fracaso en las elecciones parciales al Senado, que se celebrarán a mediados de julio, El PDJ goza de una mayoría en el Parlamento, pero depende de una coalición en el Senado.

La renuncia de Hatoyama no implica el retorno al poder del PLD, que tras perder las elecciones de forma aplastante el pasado verano no ha mostrado un interés inmediato en volver a gobernar. Está previsto que el PDJ tiene nombre a un sucesor en los próximos días.

 

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