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La cultura republicana como cultura derrotada

Jon Juaristi y Marina Pino, Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias con una obra que ilustra una época convulsa a través de las 'trágicas' vidas de sus familiares

HENRIQUE MARIÑO

Vidas cruzadas y destinos derrotados. La obra merecedora del XXIII Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias narra —con minúsculas— la historia de varias Españas contrapuestas, las biografías de dos árboles genealógicos y las memorias, firmadas a cuatro manos por Jon Juaristi (entrevista) y Marina Pino, de la rama común que une a los personajes que pueblan el libro y a los propios autores: el ex ministro republicano Tomás Bilbao Hospitalet.

'Yo leía a Juaristi, pero no lo conocía, hasta que en un artículo escribió que Tomás Bilbao, mi abuelo, era su tío abuelo. Me di cuenta de que Jon era primo segundo mío y me puse en contacto con él para decirle que estaba investigando su vida', recuerda Pino, quien acordó entonces con Juaristi rememorar la saga familiar de un hombre que, en tiempos convulsos, dejó la arquitectura por la política: fundó Acción Nacionalista Vasca (sí, ANV); ejerció de teniente alcalde de su ciudad, Bilbao; entró en el Gobierno del socialista Juan Negrín en plena Guerra Civil, ocho meses antes de la derrota; y, tras huir a Francia, logró exiliarse en México, donde moriría en 1954.

Paralela, tangencial, transversalmente, muchas otras vidas. Por ejemplo, la de la joven que tuvo un hijo con Tomás Bilbao estudiante. Tenían apenas 18 años y la chica tuvo que irse con el churumbel en brazos a Sevilla. La criatura sería el padre de Marina Pino (Barcelona, 1942) y la madre terminaría casándose con 'un policía republicano al servicio del Banco de España que está en Paracuellos'.

Luego... 'desgracias en cadena', apunta esta traductora y periodista, cuya familia materna no correría mucha mejor suerte.  Su otro abuelo, un teniente coronel destinado en Tarragona, fue enviado a liberar Zaragoza y 'lo mataron en la toma de Sástago'.

'Jon habla más del País Vasco. Sufrieron menos, porque eran nacionalistas. El que más, Tomás Bilbao, porque era comprometido y estuvo en el Gobierno hasta el final. Los acusaban de asesinatos masivos, pero Francia no lo quiso entregar y pudo coger un barco portugués renqueante, rumbo a México', explica esta autora de dos ensayos sobre Casanova, quien abrillanta la grandeza de cada nombre y apellido que surca el medio millar de páginas. 'Todos ellos son ejemplares. Ninguno quedó indemne. Y por eso resultan importantes: te dan una idea de cómo fueron las cosas'.

Precisamente, la obra ganadora, A cambio del olvido. Una indagación republicana (1872-1942), cuenta la historia de la España de la época a través de seres anónimos —a excepción del citado ministro— pertenecientes a la burguesía vasca o sostenedores de la causa anarquista, víctimas de un bando pero también del otro, derrotados y derrotadas, al fin y al cabo.

De una 'escuela de guerra' de la CNT en Paterna, por ejemplo, sale el padre de la escritora para ir al frente.

'Se enroló para hacer la guerra como Dios manda, no comiendo jamones, como otros'. Cuando cayeron las líneas, de regreso a Sevilla, aquel militante de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias sirvió como soldado del régimen. 'Franco necesitaba carne joven'. Luego, 'reintegrado a la vida civil, fue muy duro, ya que no había trabajo', por lo que se vio obligado a emigrar a Buenos Aires. 'Tuvo mala suerte y murió allí'.

'No son grandes personajes, pero cada uno representa un destino. Un destino bastante trágico. Para que veas lo convulso de la historia, nadie muere en su lugar de origen', asegura Pino, que se repartió el libro 'al 50%' con Juaristi, con quien intercambió la información recabada en archivos oficiales. 'Empecé a remover, pero en las casas no quedaba nada. Se destruía todo porque era comprometedor'.

Y, así, con esos 'personajes como de novela negra', que diría la escritora, y con los nacionalistas vascos y los salmeronistas aportados por el ensayista bilbaíno —estos últimos, matiza él mismo, pertenecientes a su familia materna, 'bastante representativa de la coalición republicana socialista de principios de siglo'—, ambas firmas han entretejido una tela humana que representa la 'cultura republicana en España', vista por Juaristi como una 'cultura derrotada'.

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