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Zapatero echa el resto para recuperar el apoyo social

El presidente sitúa a Rubalcaba como vicepresidente primero y portavoz, además de ministro del Interior. Subraya el perfil político y la capacidad de comunicar de los elegidos

GONZALO LÓPEZ ALBA

Convencido de que 'la política es tiempo', José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido echar ahora el resto para intentar dar la vuelta a las encuestas en los 18 meses que restan de legislatura, objetivo que juzga posible alcanzar en las urnas a pesar de la intensidad de la crisis económica.

Después de asegurar, por activa y por pasiva, que no tenía intención de hacer otro cambio que el relevo de Celestino Corbacho en el Ministerio de Trabajo, ayer sorprendió con una profunda remodelación, que responde en sus líneas maestras a la que abortó en junio al trascender sus intenciones y que supone un refuerzo del 'núcleo político' del Gabinete.

De la Vega irá al Consejo de Estado tras seis años como número dos

La crisis ministerial que se consumó ayer pivota en torno a la sustitución de María Teresa Fernández de la Vega como vicepresidenta primera y portavoz, cargos que asume Alfredo Pérez Rubalcaba, quien mantiene también la cartera de Interior.

Rubalcaba, catalogado dentro del PSOE como 'el mejor comunicador que tenemos', se convierte en el portavoz, pero también en el escudo político de Zapatero, y refuerza su autoridad para acometer un posible final de ETA en esta legislatura, una de las grandes bazas del presidente para cambiar la tendencia política a favor del PP. De ahí que haya querido mantener también en Interior a la persona de la que se dice que 'tiene todas las claves' para acometer con éxito la que puede ser la fase final del terrorismo [ver recuadro].

El equipo económico se mantiene, con Salgado al frente

El señalamiento público de Rubalcaba como el 'hombre fuerte' del Ejecutivo ha sido interpretado en sectores del PSOE como 'un gesto' del presidente para el supuesto de que, finalmente, decidiera no volver a presentarse en 2012. Pero, como él mismo recordó, 'en el PSOE hay unas normas muy claras y no hay dedo posible' que pueda designar a un sucesor, que en todo caso habría de surgir de unas elecciones primarias o de un congreso extraordinario.

Zapatero, según diversas fuentes consultadas por Público, ha hecho la remodelación pensando más en su recuperación que en su sucesión. Así lo apuntó él mismo durante la comparecencia en la que dio cuenta de los cambios: 'Las lecturas son libres, pero hoy estamos en lo que estamos, que es en hacer un Gobierno fortalecido políticamente. [Los cambios] responden a una demanda de la ciudadanía de explicar más y tener más iniciativa política. Es para lo que está pensado este Gobierno, sólo para eso'. Para 'culminar las reformas y fortalecer nuestro discurso político'.

Jáuregui asume desde Presidencia la relación con los grupos

Con la sustitución de Fernández de la Vega por Rubalcaba, Zapatero da implícitamente por buenas las críticas de descoordinación interna y comunicación defectuosa que desde hace tiempo lastraban al Gobierno. Incluso lo reconoció explícitamente porque, al glosar las cualidades de los elegidos para afrontar 'la tercera parte de la legislatura', hizo hincapié en su 'gran capacidad de comunicación y de explicar con claridad a la sociedad qué estamos haciendo'.

No se trata sólo de Rubalcaba, sino también de Ramón Jáuregui, que asume el Ministerio de la Presidencia, con lo que se recupera para el Gobierno un tándem que ya funcionó en la dirección del Grupo parlamentario Socialista, del que fue secretario general cuando el nuevo vicepresidente primero era portavoz, aunque se mantuvo después con José Antonio Alonso. El dirigente vasco, que dejó su escaño de diputado para reforzar la candidatura del PSOE en las elecciones europeas, será en la práctica una especie de número dos del vicepresidente político.

Jáuregui tendrá como cometido prioritario la relación con los grupos parlamentarios, con el PNV como socio preferente del Gobierno. Al encomendarle esta tarea, Zapatero ha tenido en cuenta no sólo su experiencia en la dirección del grupo parlamentario, sino también en la relación con el PNV fue vicelehendakari en el Gobierno de coalición presidido por el peneuvista José Antonio Ardanza. Y, además, Zapatero adelantó que, si bien el portavoz oficial del Gobierno será Rubalcaba, Jáuregui 'estará a disposición permanente' de los medios de comunicación, entre los que goza de la mejor reputación.

Leire Pajín pasa al Gobierno y deja vía libre para reordenar el PSOE

También tienen una acreditada capacidad de comunicación Trinidad Jiménez, premiada con el Ministerio de Asuntos Exteriores por su lealtad al sacrificarse en las primarias del PSOE de Madrid; y Rosa Aguilar, con la que Zapatero lanza un guiño al electorado situado a la izquierda del PSOE, aunque a costa de irritar a Izquierda Unida.

Al explicar el nombramiento como ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino de la ex dirigente de IU, Zapatero subrayó su 'trayectoria de compromiso con la izquierda' y la idea de que el proyecto que él lidera es 'socialdemócrata y progresista'. 'Representamos a la gran mayoría de los votantes de centro izquierda de este país', resaltó el presidente del Gobierno.

La lealtad de Trinidad Jiménez, premiada con Asuntos Exteriores

Otro claro guiño, en este caso a los sindicatos, es el que el Zapatero hace al nombrar ministro de Trabajo a Valeriano Gómez, que el 29-S secundó en Madrid la manifestación en contra de la reforma laboral. El presidente del Gobierno restó importancia a esta circunstancia y destacó que se trata de uno de los expertos 'que más papeles' le pasó para la reforma laboral. Economista de formación, trabajó en el gabinete técnico de la ejecutiva de UGT y fue secretario general de empleo con Jesús Caldera, en el primer Gobierno de Zapatero.

La incorporación de Leire Pajín como ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social se explica en clave de partido al llevar aneja su sustitución como secretaria de organización del PSOE, puesto en el que será sustituida por Marcelino Iglesias. Con 34 años, se convierte en la ministra más joven del Gobierno tras dos años como número tres del partido.

La reestructuración del Consejo de Ministros incluye la supresión de dos ministerios que eran señas de identidad de Zapatero: Igualdad y Vivienda. El presidente también da así satisfacción a quienes desde el propio PSOE, como el presidente de Castilla-La mancha, José María Barreda, le reclamaban una reducción del Gabinete como símbolo de austeridad.

Rosa Aguilar se incorpora como un guiño al electorado más a la izquierda

Bibiana Aído y Beatriz Corredor han aceptado continuar como secretarias de Estado, la primera como parte del nuevo macroministerio que dirigirá Pajín y la segunda dentro del organigrama de Fomento, que dirige José Blanco.

Además, Manuel Chaves recupera las competencias sobre la Función Pública, incluido el nombramiento de los delegados del Gobierno, que le había arrebatado Fernández de la Vega. Se dota así de más contenido a su vicepresidencia tercera, circunscrita hasta ahora al ámbito de la Política Territorial.

El nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se manifestó el 29-S

El primer paso para acometer esta profunda remodelación lo dio Zapatero el domingo por la tarde cuando, al regreso del mitin que protagonizó en Ponferrada, se reunió en la Moncloa con Fernández de la Vega, que dejará también su escaño de diputada para entrar a formar parte del Consejo de Estado. Al resto, con excepción del nuevo ministro de Trabajo, con el que ya había hablado dos semanas atrás, les comunicó su decisión entre el lunes y el martes.

La salida de Fernández de la Vega, que fue objeto de una conversación de más de tres horas, se produce cuando parecía haber recuperado toda su influencia, con decisiones como el veto temporal a la instalación del cementerio nuclear en Valencia su circunscripción electoral o la destitución fulminante de Belén Barreiro como presidenta del CIS.

A todos los salientes agradeció su entrega el presidente, pero singularmente a Fernández de la Vega, que hasta ayer había resistido todos los intentos y no han sido pocos de apartarla de la vicepresidencia primera. Zapatero no ahorró elogios hacia quien 'deja una huella imborrable' por haber sido la primera vicepresidenta de un Gobierno en España y el símbolo de la paridad hasta ahora había una mujer más que hombres y ahora se invertirá esta relación. También ensalzó su 'trabajo día y noche, su coraje y entrega, su aportación decisiva al desarrollo de los derechos y libertades'. En resumen, un 'agradecimiento que no se puede expresar sólo con palabras'.

Igualdad y Vivienda pasan a ser Secretarías de Estado

Zapatero venía madurando la crisis desde hace tiempo al menos durante las dos últimas semanas, pero concluyó que ahora era el momento, una vez despejadas las tres 'incertidumbres' que atenazaban al Gobierno: la incertidumbre financiera, primero; después, la incertidumbre sobre los apoyos necesarios para aprobar los Presupuestos, sin los que se habrían creado 'graves consecuencias políticasadelanto electoral y consecuencias económicas serias'; y, finalmente, la incertidumbre sobre la estabilidad parlamentaria, que despejó con los pactos con el PNV y Coalición Canaria. La suma de estas circunstancias favorables abría paso a un nuevo escenario, que ha querido remarcar con una profunda reorganización de su Gabinete.

Se trata, según sus palabras, de 'un Gobierno renovado y políticamente reforzado', integrado por 'dirigentes con un perfil político muy claro, con gran experiencia de gestión y una extensa trayectoria en puestos de responsabilidad', además de la referida capacidad de comunicación. 'Es un Gobierno de gran fortaleza política para completar una tarea de gran envergadura: completar las reformas para acelerar la recuperación definitiva de la economía y del empleo'.

Los ministros salientes figuran entre los que tenían menor trayectoria de partido, con excepción de Celestino Corbacho, un peso pesado del PSC abrasado por el paro y que regresa a la política en Catalunya como número tres de la candidatura que encabezará José Montilla. El peso de los socialistas catalanes en el Ejecutivo queda en manos de Carme Chacón, que continúa como ministra de Defensa.

Además de Corbacho, y de Fernández de la Vega -que nunca llegó a darse de alta como militante del PSOE- salen Miguel Ángel Moratinos, Elena Espinosa, Bibiana Aído y Beatriz Corredor. Moratinos y Espinosa tienen intención, al menos temporalmente, de dedicarse a sus escaños como diputados.

Con los cambios realizados ayer, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, se convierte en la única persona que ha formado parte de todos los equipos ministeriales de Zapatero. Aunque estuvo a punto de saltar en junio, se ha consolidado ante el presidente del Gobierno por los resultados de su gestión, por el prestigio que ha ido ganando en los foros internacionales y porque, como demostró el martes ante Mariano Rajoy, ha ganado en soltura parlamentaria, según destacaron fuentes gubernamentales.

En los tiempos de cambio actuales, todo va tan rápido que, como el propio Zapatero no pudo reprimirse en decir, 'hace diez o quince días había en el PP quienes pensaban que estábamos en un momento que podía provocar al Gobierno una crisis política y resulta que donde se ha producido es en el Gobierno de Canarias'.

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