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Autogestión vecinal para evitar saqueos

Los vecinos vigilan los accesos y barricadas de El Cairo

O. ABOU-KASSEM

Alí empuña una pequeña pistola plateada que le convierte en el jefe del control que los vecinos del barrio de Zamalek han establecido en la calle Brasil. '¿Dónde vives? Enséñame el carnet', ordena Alí. Como si fuera un estricto guardia fronterizo interroga a todos los que entran en el barrio, uno de los más caros de El Cairo. El proceso se repite con coches y viandantes, pero el resultado siempre es el mismo: todos acaban superando la barricada.

Los cairotas que se ven obligados a patrullar no pueden manifestarse

Junto a él hay otros siete hombres armados con palos y barras de hierro. Todos llevan un brazalete de tela blanca que les identifica como la nueva fuerza de seguridad local. En la esquina guardan una caja con cócteles molotov. 'Es para evitar los saqueos', se justifican.

En un café próximo, los vecinos, todos hombres, se reúnen para autogestionar los turnos y decidir qué accesos deben ser los más vigilados. Ahmed, en su pequeño puesto de golosinas y tabaco, lo tiene claro: 'Hoy volveré a abrir la tienda toda la noche'.

Pero se trata de una excepción. La mayoría de los negocios ha cerrado y protegido sus escaparates con maderas y cartones. El concesionario de Harley-Davidson tiene pintados sus cristales, ocultando así el valioso contenido que ostentaba el día anterior.

El régimen quiere dar la impresión de que sólo Mubarak garantiza el control

Tarek, un vecino del barriode Mohandeesín, de clase media-alta, resumió el caos vivido la noche anterior mientras patrullaba su calle: 'La gente gritaba cada vez que venía un coche y se ponía histérica cuando no lo conocían. De repente, alguien disparaba al aire, y lo único que conseguía eran poner nerviosas a nuestras familias dentro de casa'.

El régimen de Mubarak ha decidido aplicar la táctica del divide y vencerás. Tras la evaporación de la policía la noche del viernes, las autoridades egipcias desataron la alarma entre los cairotas al pedir a los ciudadanos que volvieran a sus hogares, ya que había 'cientos de bandidos que habían escapado de las cárceles'. Los que se ven obligados a patrullar su barrio ya no pueden ir a manifestarse. Con el caos creado, el régimen quiere reforzar la idea de que sólo Mubarak y su odiada policía pueden controlar el país.

Muchos culpan de los ataques a los reos liberados; otros, a las milicias

En algunos barrios sí hubo disturbios y saqueos. En la zona de Maadi, en el sur de la ciudad, una turba se puso las botas en Carrefour. En la calleEl Haram, camino de las pirámides de Giza, varios bares de El Cairo más pecaminoso fueron asaltados.

Muchos culpan de los ataques a los presos liberados, pero otros señalan a milicias vinculadas con el régimen. Para reforzar el mensaje oficial, la televisión estatal no deja de mostrar los destrozos y los saqueos.

En la mañana de ayer se pudieron ver algunas unidades de élite del ejército egipcio patrullando en lugares estratégicos. Menos equipados estaban Amid y Jaled frente a su edificio de la calle Ismail Mohamed, junto a la embajada española. Una escopeta de perdigones y unas muletas eran todo su arsenal. 'Nos quedaremos toda la noche. Si no estuviéramos aquí estaríamos en la plaza Tahrir'.

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