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Una empresa australiana quiere explotar el polémico uranio español

Los ecologistas critican que las minas están en zonas de alto valor ecológico

MARÍA JESÚS CORRALES

La empresa australiana Berkeley Resources ha anunciado un programa de sondeos, a lo largo de este año, para estudiar varios enclaves de exploración de uranio en los municipios salmantinos de Águila, Alameda, Villar y Retortillo. Los sondeos se han iniciado ya en Alameda, zona que Berkeley identificó tras revisar a fondo la información sobre exploraciones anteriores y tras incluir los resultados de un estudio especial realizado por la Universidad de Salamanca.

Este estudio ha aumentado significativamente el potencial de exploración del Proyecto Uranio Salamanca y ha identificado diez 'enclaves prioritarios' que se analizarán este año, con un importante programa de exploración que incluye más de 12.000 metros de sondeos. Estos puntos se encuentran en las proximidades de otros yacimientos y la empresa asegura contar con datos que ampliarían los recursos conocidos de los yacimientos de Sageras, Alameda Sur, Alameda Norte y Villar.

Berkeley Resources estudiará este año 'diez enclaves prioritarios'

'Los resultados del estudio, en colaboración con la Universidad de Salamanca (USAL), han confirmado el potencial de exploración', ha afirmado el presidente en funciones de Berkeley, Henry Horne. 'En 2011 vamos a llevar a cabo un amplio programa de exploración, con recursos financieros ya asignados, y tenemos la seguridad de que nos va a permitir incrementar nuestra base de recursos cerca de las actividades mineras programadas', ha añadido.

Las prospecciones arrancarán después de un año de estudios de confirmación y mejora en los yacimientos de Sageras, Palacios Norte y Alameda Sur y que, según la empresa, proporcionaron información geológica de gran valor. Durante los últimos seis meses, los geólogos de Berkeley y de la USAL han aplicado esta información a la identificación de nuevos objetivos de exploración en las reservas del Estado y en las zonas contiguas para las que Berkeley tiene permisos, como informa la propia empresa. Los resultados, 'muy esperanzadores' para Berkeley, incluyen un área de 500 kilómetros en la parte occidental de la provincia de Salamanca, que alberga la mayoría de las mineralizaciones de uranio y que, en algunos casos como Alameda, no están explotadas.

Los ecologistas, que se oponen a la reapertura de las minas españolas, han llamado la atención en numerosas ocasiones sobre el hecho de que muchos de estos yacimientos se encuentran en zonas de alto valor ecológico, declaradas y protegidas dentro de la Red Natura 2000 y de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF consideran la reapertura de esta minas no sólo un desastre natural, sino un grave riesgo para la salud de los habitantes de estos territorios.

Se trata de zonas protegidas dentro de la Red Natura 2000

El rechazo a la exploración y posible explotación de las minas ha sido patente en España desde que Berkeley Resources firmase un convenio de exploración con Enusa, la empresa pública que gestiona las reservas españolas de uranio, aprobado por el Consejo de Ministros en 2009, a cambio de 25 millones de euros.

Los planes de Berkeley también tienen en cuenta las reservas de uranio de la provincia de Cáceres, en zonas como Ojaranzo o Bohonal de Ibor, en la comarca de los Ibores, de gran riqueza natural. Berkeley tiene datadas reservas de uranio en Lleida, Toledo y Barcelona. Pero las comunidades autónomas de Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón ya han rechazado, paralizado o congelado expedientes para la exploración de uranio en sus territorios ante la contestación social que generaron los sondeos. Sólo Castilla y León ha otorgado permisos de investigación de uranio.

Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón lo han rechazado

Mientras, Enusa analiza la viabilidad económica de los estudios de Berkeley. Las minas salmantinas de Saelices el Chico, de gran actividad durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, fueron clausuradas en el año 2001 por su escasa rentabilidad, debido a una bajada del precio del uranio en aquel momento. Además, era necesario extraer grandes cantidades para conseguir una producción rentable. Pero el precio internacional del uranio se ha quintuplicado desde 2003 debido al aumento de la demanda de las centrales nucleares de países emergentes, como China, y a la proyección de sus programas nucleares para los próximos años. Antes del desastre de la central nuclear de Fukushima, en Japón, se estaban construyendo 53 nuevas centrales en el mundo, había planificadas 142 y 327 estaban propuestas para operar en un plazo de 15 años, según datos de la OIEA.

Ahora, sin embargo, Fuku-shima lo ha cambiado todo. Según indica una portavoz de Enusa, 'a corto plazo, ha habido una bajada de precios sensible y a largo plazo dependerá de cómo evolucionen los programas nucleares, pero todavía es pronto para saber cómo evolucionarán los precios del uranio'.

Y es que se estima que las reservas mundiales de uranio, presente en la Tierra desde su formación hace 4.500 millones de años, se agotarán en 80 años. Australia, Canadá, Namibia, Níger, Rusia, Kazajstán y Uzbekistán tienen los mayores depósitos. Según el último Libro Rojo de la Agencia de la Energía Nuclear de la OCDE(NEA), publicado cada dos años, en 2009 las reservas de uranio identificadas crecieron hasta los 6,3 millones de toneladas, un 15,5% más que en 2007. Se estima que la pro-ducción anual de uranio, que en 2008 era de 44.000 toneladas, creció en 2009 un 13%.

El largo viaje del uranio hasta las centrales nucleares comienza en los grandes y violentos estallidos finales de las estrellas novas y supernovas. Entonces, los núcleos resultantes empiezan a captar neutrones, que se hacen cada vez más pesados hasta convertirse en inestables y emiten partículas radiactivas, dando lugar a nuevos elementos químicos como el uranio, según explica la doctora en Física Nuclear de la Universidad de Alcalá, Dolores Rodríguez Frías.
El uranio en el reactor de una central nuclear tiene una vida de tres a cuatro años, según datos ofrecidos por el Foro Nuclear. El geofísico Miguel García, investigador del Ciemat para almacenamiento de residuos, explica que una central nuclear de mil megavatios produce al año 20 toneladas de uranio de combustible gastado, más unos cien metros cúbicos de residuos de baja y media actividad. 'De una tonelada de uranio inicial, después de su quemado en la central nuclear, quedarán 950 kilos de uranio', indica el investigador. 

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