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"Lois Pereiro mojaba su pluma en sangre"

El escritor y fundador de las revistas 'Loia' y 'Luzes de Galiza' reivindica el 'galleguismo libertario' del poeta lucense, cuyo homenaje ha revitalizado el Día das Letras Galegas

HENRIQUE MARIÑO

Lois Pereiro encontró en sus revistas una salida de emergencia a sus poemas, en tiempos de ciclostil y pisos de estudiantes, cuando la muerte de Franco. También él, amigo y compañero de grupo poético, le ha facilitado ahora, desde su sillón de la Real Academia Galega, el visado de entrada a la balda de la librería donde reposan los ilustres de la literatura gallega.

Manuel Rivas precisa tomar aire para sumergirse en busca de la palabra exacta y el adjetivo justo para describir a Lois, homenajeado hoy en el Día das Letras Galegas. Una celebración que parece haberse reinventado gracias a la elección como protagonista de un romántico transgresor que abrazó la muerte en vida.

- Compartió versos y existencia con Pereiro desde su llegada a Madrid. ¿Cómo era él?

- Una figura muy poliédrica... Pero, ¿cómo resumir semejante disparo que me acabas de pegar? [Rivas calla y, durante un minuto, sólo la repetitiva y frustrada tentativa de arranque interrumpe su silencio] Cuando leemos a Lois tenemos la sensación de leer a un clásico de vanguardia. Lo que está pasando con un autor considerado maldito hasta hace unos meses es algo inaudito. Fue una persona muy valorada en su círculo, pero ahora se habla de él poniéndolo a la altura y con el carácter de convulsión de Rosalía de Castro o Manuel Antonio.

- ¿Cree que él ha impulsado una fecha clave como ésta?

- La propuesta de la Academia se convirtió en un auténtico Vento Lois. Él era como una semilla que contenía un universo absolutamente singular, que finalmente se está expandiendo. No me refiero sólo a su generación, sino que está siendo un descubrimiento para todo el mundo. Especialmente, para las nuevas generaciones, que lo asumen como la voz de la literatura que necesitábamos en este momento. Yo he estado en un acto en la antigua cárcel de A Coruña y el 90% del público que había allí no iría a una cita literaria convencional. De hecho, acudía por vez primera para escuchar la voz de Lois en un lugar tan metafórico como una prision, siendo él tan libertario.

- Me imagino que su presencia en la Academia pesaría en su nombramiento.

-Hice la propuesta, pero no me imaginaba que saldría adelante.

- ¿Cuál es la importancia de Pereiro en la literatura?

- Su obra al completo tiene una condición poética. Es muy difícil encontrar algo semejante a todo lo que hizo en las poéticas hispanas. Pocos días antes de morir, Modesta proposición... se publica en Luzes de Galiza. Ahora que está de actualidad el panfleto, el texto es un auténtico Indignaos en forma de arcoiris que no sólo abarca la denuncia. Lois, cuyo referente era La conquista del pan, de Kropotkin, era muy situacionista, un anarcogalleguista, un galleguista libertario. Su traducción al inglés y al castellano va a ser un lampo, una lanza de luz entre dos tormentas, para en el mundo de la literatura.

-¿Podría considerársele un maldito?

- Lois tiene la condición del espejo: la luz y lo salvaje. Es un clásico rebelde. Su cuerpo en sí era un escenario poético, de combate, por sus circunstancias vitales. Cada cosa que escribía estaba hecha con su sangre, mojaba su pluma en sangre. En cada línea vemos la lucha sin descanso entre eros y tánatos. En ese combate en permanente vigilia, creo que venció el poeta, y la muerte se quedó con el eco. Pero como los boxeadores, que se abrazan al cuerpo del adversario, Lois también se abraza a la muerte.

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