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El centroizquierda espera finiquitar a Silvio Berlusconi hoy en Milán

El rival de la candidata del primer ministro italiano en la capital lombarda recibe el apoyo de otras formaciones

DANIEL DEL PINO

Silvio Berlusconi se enfrenta este lunes al veredicto final de las urnas y sabrá de una vez por todas si su agonía como primer ministro italiano se sigue alargando en el tiempo o finalmente se quiebra de raíz. Así lo había escogido él mismo al principio de una campaña electoral por las municipales en la que se puso como cabeza de lista por Milán y proclamó a los cuatro vientos: 'El resultado será un examen para la fuerza del Gobierno'.

Era un desafío en toda regla al Tribunal de la capital lombarda, donde Il Cavaliere tiene abiertos cuatro juicios. Una manera de decir que si la gente le vota, es porque cree en su inocencia. Pero los milaneses le dieron la espalda al votar en la primera vuelta hace dos semanas por Giuliano Pisapia, candidato conjunto del centroizquierda que, con el 48% de los votos, dejó en ridículo a Letizia Moratti.

La actual alcaldesa de Milán y esperanza electoral de Berlusconi, para desgracia de la Liga Norte de Umberto Bossi, sólo obtuvo un 41,6% de apoyos, lo cual desató un maremoto que, de seguir avanzando, puede acabar engullendo a un mito al que pocos tratarán de rescatar.

Las urnas se cierran a las tres de la tarde y hasta las ocho no empezarán a conocerse resultados fiables. Anoche a las 22.00 horas había votado el 53,16% de los milaneses, medio punto por debajo de la cifra de la primera vuelta. Pisapia tiene la victoria al alcance de la mano, aunque dependerá del voto de los electores del Terzo Polo y el Movimiento 5 Estrellas.

Pierferdinando Casini, líder de la Unión de Centro, uno de los partidos que componen la primera formación, anunció el sábado por Twitter que 'existe una gran cercanía' entre las fuerzas de la oposición. En cuanto a los votantes del segundo partido, pese a las reticencias de su gurú mediático, el cómico Beppe Grillo, se decantarán por Pisapia por ideología y convicciones.

Como no podía ser de otra manera, en la que ha sido posiblemente la campaña electoral más incendiaria que se recuerde en la historia reciente de Italia, ayer vivieron ciertos momentos de tensión. Los medios informaron a primera hora de que Moratti había escrito  al presidente de la República, Giorgio Napolitano, denunciando una supuesta violación de la jornada de reflexión por parte de Pisapia.

Según Moratti, el hecho de que el equipo del candidato progresista hubiera publicado un comunicado el sábado en honor al periodista de Il Corriere della Sera Walter Tobagi, asesinado hace 21 años por las Brigadas Rojas, violaba la ley electoral. Desde el cuartel general de Pisapia respondieron que lo que realmente iba contra la jornadas de reflexión eran las visitas de Moratti a un colegio y un teatro, donde dio un breve discurso.

La historia seguramente no pasará de ahí, puesto que durante la campaña se han escuchado cosas tan graves como 'si gana Pisapia, Al Qaeda estará contenta', aunque sirve para hacerse a la idea de que los probables perdedores aún no han aceptado el viento de cambio que está recorriendo las calles de Milán.

El viernes, en la fiesta de fin de campaña ante una abarrotada plaza del Duomo, Pisapia pronunció un discurso con el que, sin querer, se disfrazó de Barack Obama: 'Yo creo en vosotros. Creo en nosotros. Ha llegado el momento. Ha llegado nuestro momento. Hemos cogido las riendas de nuestro destino. No dejemos que se nos escape'.


Un destino que para la izquierda italiana empieza con la desaparición de Berlusconi. El proceso está en marcha, pero no parece que vaya a ser una cosa de la noche a la mañana. Si se produjera un milagro y ganara Moratti, Il Cavaliere conseguiría tranquilizar a la Liga Norte y se aseguraría la estabilidad de su máximo aliado en el Gobierno.

Se especula con que el ministro de Economía pudiera tomar las riendas del Gobierno Pero es dentro de su propio partido, el Pueblo de la Libertad (PdL), donde las capacidades de Berlusconi, obsesionado en sus ataques a los jueces y aislado en la escena internacional, empiezan a generar serias dudas de cara al futuro.Los medios hablan estos días de cinco bandos destacados que esperan el momento justo para pasar página.

Eso ocurrirá irremediablemente si Moratti pierde. Se ha especulado mucho con la posibilidad de que se obligue a Berlusconi a salir por la puerta de atrás y dejar paso al ministro de Economía, Giulio Tremonti, dirigiendo un Gobierno de semitransición hasta el final de la legislatura que sea capaz de hacer frente a la recuperación económica.

También del posible ascenso de Angelino Alfano, actual ministro de Justicia y creador de muchos de los escudos parlamentarios que han salvado tantas veces a Il Cavaliere de los fiscales. Pero la mezcla de ideologías en el PdL podría cerrarse con la completa disolución del partido.

Esto también es cuestión de tiempo, ya que las siglas PdL pertenecen por igual a Berlusconi y a Gianfranco Fini, presidente del Parlamento, que el pasado octubre decidió organizar su propio partido y abandonar el Ejecutivo arrastrando a 30 diputados a la oposición. Si Berlusconi no acepta la derrota, podría optar por lanzar una nueva formación con los que estén decididos a seguirle hasta el final.

Y en el supuesto de que todos hagan como si no hubiera pasado nada, aún queda la prueba del referéndum del 12 y 13 de junio sobre la privatización del agua, la energía nuclear y el legítimo impedimento, ley que permitía a Berlusconi ausentarse de sus juicios aduciendo que su agenda oficial estaba cargada y que fue invalidada parcialmente por el Tribunal Constitucional a principios de 2011. Ahora los ciudadanos tendrán la oportunidad de decidir si se elimina por completo, lo que sería una nueva derrota simbólica.

¿Berlusconi puede caer por las municipales? 

Berlusconi convirtió los comicios en un plebiscito presentándose como cabeza de lista y dijo que era 'un test para el Gobierno'. Perder Milán le deslegitima más que los cuatro juicios pendientes. 

¿Qué ha marcado su ocaso político? 

El juicio por el ‘caso Ruby', en el que está imputado por abuso de poder y prostitución de menores. Es el único que no tiene que ver con sus negocios personales. Su imagen internacional está por los suelos. 

¿Quién romperá primero con ‘Il Cavaliere'? 

Sus aliados de siempre saltarán del barco antes de que se hunda. Empezando por la Liga Norte de Umberto Bossi y siguiendo por su propio partido. Algunos ministros preparan la transición desde hace semanas.  

¿La Liga Norte seguirá como socio de Gobierno? 

La Liga Norte es un partido regional y usa a ‘Il Cavaliere' para cumplir sus sueños secesionistas. Berlusconi y Bossi se retroalimentan, pero este se arrimará al fuego que más caliente. 

¿Quién puede ser su sucesor en el cargo? 

La opción más probable es un Gobierno de transición dirigido por el ministro de Economía, Giulio Tremonti, al que Berlusconi nombró su sucesor. Agotaría la legislatura con el apoyo de la Liga. 

¿Qué otros nombres suenan en el PdL? 

Desde el Ministro de Justicia, Angelino Alfano, al de Defensa, Ignazio La Russa, pasando por el ala dura de Daniela Santanchè. Hay muchos dispuestos a repartirse los despojos del berlusconismo. 

¿Y si Berlusconi no quiere dimitir? 

Es probable, porque es un especialista en supervivencia y necesita la política para no enfrentarse a sus juicios. Disolverá el PdL, formará un nuevo partido y convocará elecciones anticipadas. 

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