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Los buenos también hacen política

Giuliano Pisapia, recién elegido nuevo alcalde de Milán

DANIEL DEL PINO

Giuliano Pisapia (Milán, 1949) pertenece a una especie en extinción dentro de la política italiana: la que no necesita recurrir a los gritos y a los insultos para hacerse respetar y conseguir resultados. Aunque quizá después de la lección que ha dado a todo el país convirtiéndose en alcalde de Milán gracias a su educación exquisita y saber estar, llegue a crear escuela.

Este abogado de pelo canoso, voz débil y aire de profesor de universidad ha conseguido en mes y medio sacar de sus casillas a todo el centroderecha, con el primer ministro, Silvio Berlusconi, y la ex alcaldesa de la capital lombarda, Letizia Moratti, a la cabeza.

'Hemos sido capaces de contestar a los insultos con una sonrisa' 

Ambos trataron durante toda la campaña de frenar su inesperado ascenso con ataques de todos los colores. Le acusaron de ser el candidato de la extrema izquierda o la persona que llenaría Milán de inmigrantes y mezquitas por su pasado como diputado de Refundación Comunista.

Quizá sólo les faltó proclamarle el demonio en persona, pero no habría servido de nada: 'Hemos sido capaces de contestar a la difamación y a los insultos con una sonrisa', dijo una vez finalizado el escrutinio.

Está casado con la periodista Cinzia Sasso, milita en Izquierda, Ecología y Libertad, de Nichi Vendola, y se convirtió en candidato a la alcaldía tras ganar las primarias a Stefano Boeri, del Partido Democrático, en noviembre del año pasado.

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